En un comunicado, Harris advirtió que “el progreso no será instantáneo” para frenar la migración irregular hacia Estados Unidos, pero destacó que “la fortaleza y la seguridad de Estados Unidos dependen de la implementación de esta estrategia”, que consta de cuatro pilares.
“Aprovecharemos lo que funcione y descartaremos lo que no”, afirmó la vicemandataria, a quien Biden le encargó la estrategia diplomática en términos migratorios con los países del Triángulo Norte.
La estrategia demócrata enfrenta las críticas de republicanos que apoyan una robusta inversión en seguridad y tecnología fronteriza, y que consideran que la política impulsada por Biden ha llevado a una “crisis humanitaria” sin precedentes.
Al mismo tiempo, algunos líderes demócratas y la oposición republicana de Biden cuestionan que la estrategia de apoyo extranjero solamente conseguirá resultados a largo plazo, y no en el corto.
“La asistencia extranjera y el compromiso de Estados Unidos en la región, adecuadamente orientados, pueden ayudar a cambiar las condiciones con el tiempo, pero la crisis en la frontera es ahora”, expresó el senador republicano Rob Portman durante una reciente audiencia en el Congreso.
Apoyo multilateral
El comunicado de Harris destaca que Estados Unidos no puede enfrentar el reto migratorio solo y que es necesario el involucramiento de más gobiernos para superar décadas de “inconsistencia” en el esfuerzo.
“Ya hemos recibido compromisos de los gobiernos de México, Japón y Corea, y de las Naciones Unidas, de unirse a Estados Unidos para brindar ayuda a la región. Nuestra Administración también está trabajando mano a mano con fundaciones y organizaciones sin fines de lucro para acelerar los esfuerzos en Centroamérica”, indicó Harris.
Según el gobierno, 12 empresas de capital estadounidense se han comprometido a invertir en la región y otras 150 organizaciones “han expresado interés” de unirse a un “llamado a la acción” promovido por la Casa Blanca en mayo.
“Las inversiones del sector privado no solo impulsan las oportunidades económicas, sino que incentivan a los gobiernos regionales a crear las condiciones en el terreno para atraer esas inversiones”, expresó Harris.
La Casa Blanca ha destinado US$300 millones en ayuda humanitaria para Centroamérica y al menos US$250 millones tienen como fin ayudar a los necesitados en toda la región, dijo un alto funcionario durante una conferencia telefónica.
Harris plantea que aunque Estados Unidos ha enviado ayuda a la región a causa de desastres naturales y la pandemia del coronavirus, por ejemplo, las medidas de alivio nunca serán suficientes para aliviar el sufrimiento a largo plazo de la población y tampoco para frenar la migración.
En ese sentido, la vicepresidenta hace énfasis en la corrupción, la violencia, el tráfico humanos y de drogas, y la pobreza como factores determinantes.
“Nuestra administración está trabajando mano a mano con fundaciones y entidades sin fines de lucro para acelerar los esfuerzos en Centroamérica”, dice la nota, y señala la necesidad de involucrar al sector privado, “que en el pasado ha sido un socio subutilizado”.
(Colaboración: Jorge Agobian y Waldo Serrano)