Dicho pacto será el tema principal de la Cumbre de las Américas que tendrá lugar en Los Ángeles, California, del 6 al 10 de junio próximo y en donde se espera la participación de los jefes de Estado de estos países.
En línea a la Cumbre, cancilleres y ministros de seguridad de los países, entre ellos Mario Búcaro de Guatemala, participaron entre el 19 y 20 de abril en reuniones en Ciudad de Panamá, en preparación de la cita de junio.
El mandatario estadounidense dijo que el objetivo en esa cita será “trazar un nuevo enfoque regional” para mejorar la forma en que se gestiona la migración de manera conjunta. A la vez, reconoció que debido a múltiples factores se están generado flujos migratorios y de refugiados “sin precedentes en la historia moderna de la región”.
Por su parte, el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, dijo este 20 de abril en Panamá que busca un acuerdo “firme” sobre migración y sentar las bases para una firme declaración “de nuestros líderes” en la Cumbre de las Américas.
En el actual año fiscal que comenzó en octubre del año pasado y terminará en septiembre próximo, ya han sido interceptadas un millón 64 mil 954 personas en la frontera sur de EE. UU., según datos oficiales. La cifra representa el 61% del total de migrantes detenidos en el año fiscal 2021 a falta de seis meses para que termine.
Esto ha encendido las alarmas de la administración Biden que, aunque tiene centrada su atención principalmente en la guerra en Ucrania, sabe que la migración puede ser una poderosa herramienta política —que puede jugar a favor o en contra— de cara a las elecciones de medio término que se celebrarán el 8 de noviembre de este año.
Nuevo acuerdo
Ya en el pasado ha habido intentos por abordar la migración de forma integral, sin ningún éxito. El propio Biden cuando era vicepresidente de Barack Obama encabezó el esfuerzo que terminó en el Plan Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte de Centroamérica que ofreció millones de dólares en la región.
Después, en el gobierno de Donald Trump, fue América Crece que planeaba desarrollar inversiones y con ello empleo y bienestar para los centroamericanos.
Pero la proximidad de las elecciones en EE. UU. hace temer a algunos analistas políticos que el objetivo de dicha cumbre sea solo intentar demostrar a los electores estadounidenses que se está haciendo algo para contener la migración irregular, sobre todo después de que miembros del Partido Republicano han emitido fuertes críticas por la decisión de la Casa Blanca de poner fin al Título 42, decisión que cobrará vigor el próximo 23 de mayo.
“Creer que en una cumbre van a encontrar la solución a los problemas históricos de la migración centroamericana… a mí me supone que lo que buscan es lograr algún rédito político para recuperar el desastroso desempeño que han tenido los demócratas en los últimos meses”, afirmó el analista político Christians Castillo.
A su parecer, ha habido un manejo “hipócrita” del tema migratorio por parte de las administraciones demócratas. Por un lado, recordó como Obama se reeligió con la promesa de una reforma migratoria que nunca llegó y en contraparte se produjo la mayor cantidad de deportaciones en la historia de EE. UU.
Por otra parte, subrayó en que el Plan Alianza para la Prosperidad se dijo en principio que se adoptaría con una visión humanitaria, pero al final resultó en fondos para asegurar las fronteras e impedir la migración.
Por lo tanto, apunta Castillo, después de la Cumbre podrían esperarse más políticas represivas por parte de los gobiernos, tal como ha sucedido desde el inicio de la administración Biden.
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“Desafortunadamente EE. UU. le ha apostado a criminalizar el problema y a solucionarlo por la fuerza. Habría poco que esperar, creer y entender de una propuesta que venga de los demócratas”, agregó.
Migración seguirá
Danilo Rivera, investigador del Instituto Centroamericano de Estudios Sociales y Desarrollo, coincide en que el pacto es parte de una estrategia política del Gobierno de Biden. Como muestra dijo que la Cumbre se llevará a cabo en Los Ángeles, una de las ciudades donde hay más migrantes hispanos. El objetivo sería ganar su simpatía.
Expuso que la cita de junio apunta a tener, en parte, más de lo mismo en el sentido de que se llamará la atención a los países para que sean más efectivos en la detención de migrantes; no obstante, cree que la Cumbre puede ser una oportunidad para reflexionar sobre las alternativas para facilitar una migración regular, a través del otorgamiento por parte de EE. UU. de más permisos laborales.
Al haberse confirmado la participación de la sociedad civil y empresarios en la cita, apuntó Rivera, puede ser la palanca para destacar la importancia y oportunidades que la migración representa para EE. UU. y pensar en que continuará como un gran imán para los habitantes de las naciones empobrecidas y en conflicto de América Latina.
Rivera confía en que la Cumbre de las Américas sea la ocasión para que los gobiernos asuman su responsabilidad de generar condiciones centradas en la necesidad de la persona y no solo en la seguridad de los estados. “La migración nunca va a parar, ni las aspiraciones de las familias y de personas”, dijo.
Para el internacionalista y catedrático universitario Williams Álvarez, el tema también pasa por lo electoral ya que la migración en sí no es problema grave para EE. UU. “pero los republicanos han asustado a una buena cantidad de electores para que voten por ellos basados en el miedo a una migración excesiva”.
Añadió que “Biden necesita detener los excesivos flujos” que son utilizados políticamente por el Partido Republicano y en tal sentido “sin duda” el pacto al que lleguen los países en junio tendrá un componente represivo.
No obstante, como en ocasiones anteriores, considera que también incluirá otros aspectos a atacar como la inseguridad, el desempleo y la falta de desarrollo económico, con la diferencia de que ahora ya no se hablará de la migración desde el Triángulo Norte de Centroamérica, sino de todo el continente.
Biden teme que muchas más personas de América Latina busquen llegar a EE. UU., a raíz de la consolidación de regímenes autoritarios, las secuelas económicas por la pandemia y el cambio climático.
Detenerlas con un pacto represivo es más fácil; sin embargo, esto “solo empeorará las condiciones para los migrantes y las poblaciones”, afirmó Álvarez.
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20 años de planes
Para otros expertos en el tema migratorio, EE. UU. lleva más de 20 años de implementar estrategias que empiezan con la orientación de buscar el desarrollo de los pueblos, pero que terminan financiando estrategias de seguridad en las fronteras de los países.
Así, desde el Plan Puebla Panamá (2001) hasta América Crece (2019) se han priorizado los enfoques de seguridad. De hecho, este segundo proyecto casi ni logró implementarse, pero en cambio Guatemala, Honduras y El Salvador ya habían colaborado para contener la migración al firmar acuerdos de asilo para evitar que los migrantes llegaran a pedirlo hasta la frontera sur de EE. UU.
Los gobiernos piensan que “restringiendo el flujo migratorio hacia resuelven el problema, pero no dan una respuesta adecuada a una problemática histórica y estructural que vive la región en la que las personas ya tienen establecida una relación norte-sur”, expuso el sacerdote Mauro Verzeletti, director de la Casa del Migrante de Guatemala durante 23 años.
A su conideración, son las estructuras criminales que trafican con migrantes las que “se ponen felices” cada vez que aumentan los controles y restricciones en los países en contra de la migración porque eso les representa un mejor negocio.
“Un buen plan para detener la migración debe incluir políticas públicas que busquen el desarrollo humano integral, donde el campesino reciba apoyo del Estado y que plantee, no solo más empleos, sino bien pagados”, puntualizó Verzeletti.