Norma Torres, representante de California en el Congreso de Estados Unidos que nació en Escuintla, Guatemala, afirma en entrevista telefónica que la situación de los niños centroamericanos que fueron separados de sus familias al llegar a ese país es aún incierta. Además, es crítica de las acciones del presidente estadounidense Donald Trump, y también sobre la reacción de los políticos guatemaltecos, de quienes, afirma, se espera que empiecen a tomar decisiones para que migrar no sea una opción para los guatemaltecos, además de que den pasos contundentes para combatir los problemas y fallas en el Estado que generan la impunidad y corrupción.
¿Cuál es la percepción que tiene de esta nueva crisis migratoria en EE. UU., que, como hace cuatro años, de nuevo involucra a niños?
Hace cuatro años la situación fue difícil. Vimos a jóvenes menores de 18 años migrando. Ahora la situación es más crítica porque estamos hablando de infantes, de niños que ni pueden comunicarse, que están saliendo de usar pañales o que están lactando.
Es importante que todos los líderes políticos se paren y alcen su voz y apoyo en defensa de los niños que no tienen culpa de estar en esta situación.
En días pasados presentó junto a otros congresistas una iniciativa en EE. UU. para atender esta crisis. ¿En qué consiste?
El proyecto requiere un informe sobre la violencia de género y una estrategia para abordar la violencia de género. Sabemos que muchas mujeres indígenas son maltratadas por su pareja y familiares, que hay abuso sexual contra niñas y que es un problema grande en Guatemala. Por eso queremos tomar acciones para ayudar a Guatemala a resolver este problema.
La propuesta también requiere que el
Departamento de Estado de EE. UU. desempeñe un papel en ayudar a
unificar a las familias en el momento en que son deportadas. Tenemos que ver qué ocurre con los niños que se quedan en EE. UU. y sus padres son deportados. El gobierno de Trump no tiene un plan para reunificar a los más de dos mil niños que fueron separados de sus padres. Han dicho que se reunió a más de 500, pero no se ha podido verificar eso.
Usted recorrió hace algunos días los albergues donde tenían a los niños. ¿Qué fue lo que más le impactó?
Es terrible lo que vimos en
la frontera. Entran a pedir refugio y en ese mismo momento los invitan a pasar para que empiecen el proceso, pero ese proceso incluye que los niños y sus padres son detenidos en una cárcel.
Muchos niños están en un cuarto de concreto, con rejas de acero, y tienen unos ventiladores industriales arriba porque tienen un baño dentro de las jaulas, y para que circule el aire han colocado estos sistemas, que generan mucho frío.
Las familias vienen con ropa de clima cálido y les dan una cobija que parece aluminio, pero ese no es modo de tratar un niño, es algo inhumano y que no representa los valores de los estadounidenses. Por eso denunciamos a esta administración —la de Trump— y pedimos que se recuerden de quién somos.
Además de los niños, miles de centroamericanos huyen rumbo a EE. UU. ¿Qué acciones debe tomar EE. UU. y los gobiernos de Centroamérica para evitar que la gente siga migrando?
A riesgo de sonar poco diplomática lo digo muy claro, y disculpen, pero estoy muy molesta con los líderes de estos tres países —
Guatemala, El Salvador y Honduras—, así como con el presidente Trump, pues todo esto que está pasando es porque no se ha hecho lo suficiente para que los niños tengan una vida segura, un sistema de justicia, oportunidad de educación y a pensar en un futuro en su mismo país.
No debo ser yo quien los empuje a que ellos se pronuncien por lo que ocurre. ¿Cómo es eso? Si ellos —los niños— tienen representantes en los departamentos donde nacieron y los están abandonando. No es posible.
La estrategia de EE. UU con estos países ha sido muy clara, y la asistencia viene, pero queremos mirar que están tomando en serio el combate de la corrupción y por ahora no vemos que se estén dando los pasos.
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¿Esa falta de compromiso puede cambiar en algún momento la cooperación de EE. UU. a los países del Triángulo Norte?
El problema en Guatemala ha sido el Congreso, pues ha bloqueado intentos de pasar leyes que realmente puedan ayudar a corregir los problemas que genera la impunidad y a comenzar un cambio respecto de la corrupción.
He visto que los pasos que dan son para protegerse ellos mismos, y a mí no me importa si ellos se quieren o no proteger, pero sí creo que no se pueden quedar sentados, con las manos abajo, cuando hay una tragedia aquí en la frontera sur de EE. UU. No tenemos reportes de todo lo que les pasa a estas familias, por ejemplo, en México, donde son víctimas de las pandillas y el narcotráfico.
Los guatemaltecos están sufriendo mucho por intentar llegar a nuestras fronteras. Así que todo eso recae en el Congreso de Guatemala, pues es muy poco lo que ha salido de ellos.
Su mensaje en Twitter la semana pasada, en el que critica la tibia postura del Gobierno de Guatemala ante la crisis de niños migrantes, causó mucho revuelo. ¿Por qué lo hizo?
Sí, y disculpen, pero no podíamos esperar a que ellos quisieran pronunciarse. Necesitábamos la voz de sus representantes, que se paren y muestren aunque sea un poco de amor por estos niños.
El plan de Alianza para la Prosperidad busca ser una solución para evitar la migración de Guatemala. ¿Cómo avanza la implementación del mismo y el desembolso de recursos para invertir en el país?
Es difícil, pues Guatemala no ha sido certificada y la razón es muy clara, pues se tienen que ver avances en los gobiernos para que EE. UU. dé el dinero.
El resultado ha sido que no hay avances. Uno de esos avances es en el Congreso, pues se deben aprobar leyes que enfrenten el problema de corrupción, que dejen a la Cicig —Comisión Internacional contra Impunidad en Guatemala— hacer su trabajo, y aunque entiendo que cada institución puede tener problemas, esto se debe hablar y aclarar.
Los gobiernos saben muy bien qué tienen que hacer para recibir los fondos del plan y qué se debe hacer para que migrar no sea la única opción para la gente.
El Gobierno de Guatemala ha pedido un Estatus de Protección Temporal (TPS, en inglés) para Guatemala. Aunque es una acción del gobierno de Trump, ¿qué viabilidad política le ve a este pedido?
La petición del TPS es algo ceremonial. El presidente de EE. UU. ha cancelado el TPS a Honduras, El Salvador, Nicaragua y Haití, y no sé cómo podría haber un espacio para un TPS para Guatemala. Dieron un paso y voy a hacer lo que pueda para apoyar.
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