“A partir de este momento, los gobiernos de Centroamérica y la comunidad internacional tienen que sentarse para realmente discutir qué deben hacer en forma urgente en la región para que estas personas puedan permanecer en sus países”, dijo Verzeletti.
El director de la Casa del Migrante hizo un llamado a la comunidad internacional, al gobierno de EE. UU. y al Congreso de ese país, para que detengan las políticas antimigrantes, xenofóbicas, conservadoras y racistas.
“Donald Trump es un conservador populista que realmente está en contra del derecho humano a migrar que tienen todas las personas, por lo que los demócratas tienen la oportunidad, ahora que serán mayoría en la Cámara baja, de trabajar realmente por una reforma migratoria”, expresó Verzeletti, quien enfatizó que la gente migra porque hay pobreza y por las estructuras criminales que operan en la región centroamericana.
“Hace cien años, en un día como hoy, se concluía la Primer Guerra Mundial, y hoy tenemos una nueva guerra mundial, la guerra comercial, la guerra que está dejando a las personas en la pobreza y en la miseria”, dijo el sacerdote al comienzo de la celebración, en la que había médicos, maestros, religiosos y voluntarios.
“Damos gracias a Dios porque en estos días realmente se vivió el evangelio con la ayuda de muchas personas”, dijo el religioso.
Sobraron 12 canastos
Delma Alfaro Pérez, coordinadora regional de la Sagrada Familia, del colegio Belga, cuyos maestros, estudiantes, exalumnos y padres de familia se volcaron a ayudar, dijo que fue palpable la solidaridad de los guatemaltecos.
“Los migrantes descansaron, comieron, se saciaron y todavía sobraron 12 canastos gracias al buen corazón de las personas que ayudaron”, dijo Alfaro.
Entre los voluntarios que asistieron a la misa estuvo Carlos Paz, médico guatemalteco que participó gratuitamente en la atención a los migrantes, y quien expresó a Prensa Libre su satisfacción por poder ayudar.
“Estuvimos con ellos en los ratos libres atendiéndolos. Creo que, como médicos, ayudar está en nuestro compromiso y es nuestro trabajo. Sentimos mucha satisfacción de poder ayudar a nuestros compatriotas, porque todo centroamericano debe ser nuestro compatriota”, dijo Paz.
“Hubo muchas instituciones, parroquias, socios y población en general que aportaron y coordinaron para poder atender a los hermanos migrantes”, explicó, en tanto, Carol Girón, coordinadora de proyectos de atención al migrante.
Sor María del Pilar García, directora del nivel básico del colegio Santa María, dijo que como cristianos la obligación es abrirle la puerta al pobre.
“No podíamos quedarnos con los brazos cruzados ante la llegada de los migrantes, y yo nunca imaginé la cantidad de personas que llegaron a este establecimiento. En ese momento hubiese querido ser enfermera para curar las heridas que traían en sus pies”, dijo la religiosa.
Continúan su travesía
La principal caravana, que desató la oleada migratoria, partió el 13 de octubre de San Pedro Sula, Honduras. Desde entonces, ha recorrido más de mil 500 kilómetros, y este sábado, tras permanecer casi seis días en la capital mexicana, la caravana prosiguió su camino hacia el central estado de Querétaro, donde pernoctaron, según la agencia AFP.
A ese grupo le siguen a la distancia dos más, con unos dos mil migrantes cada uno.
Contenido relacionado
> Cuatro países investigan quiénes movilizan caravanas de migrantes
> Gobiernos ven en caravanas características “atípicas” a la migración