Una muestra de la travesía es Alicia Damez, quien viajó desde Honduras con sus dos hijos de cuatro y siete años junto a la caravana, de cerca de 3.000 personas, y ahora espera con incertidumbre en la Casa del Migrante de la ciudad guatemalteca de Tecun Umán, que hace frontera con el suroriental estado mexicano de Chiapas.
“Dicen que están ayudando (en México), vamos a ver. Otros dicen que los están deportando. Si los están deportando, qué mal lo que hacen. Porque a uno tanto que le cuesta llegar hasta acá para que los manden de regreso. Mire, hasta aguantado hambre, el sol, caminando con los niños y todo”, comentó Damez a Efe.
A la fila de hondureños y salvadoreños que esperan recibir agua y comida en la Casa del Migrante se han sumado guatemaltecos como Víctor Mache, quien se unió a la caravana para ir a Estados Unidos y huir del desempleo de su país, por lo que pide comprensión a las autoridades y ciudadanos mexicanos.
“En Guatemala recibimos a los mexicanos aquí también. Yo creo que, delante de Dios, nosotros somos humanos y yo creo que merecemos una oportunidad también”, indicó Mache en entrevista.
Los migrantes reaccionaron con una mezcla de preocupación y desafío al altercado que había ocurrido horas antes en el puente fronterizo Rodolfo Robles, donde agentes de la Guardia Nacional mexicana confrontaron a decenas de centroamericanos que intentaron entrar a empujones el municipio de Ciudad Hidalgo.
Tras rumores en redes sociales, el Instituto Nacional de Migración (INM) aclaró en un comunicado que el acceso permanece abierto, pero para el ingreso de grupos de máximo 20 personas, a quienes revisan su condición migratoria e informan sobre los programas gubernamentales de México.
Elementos de la Marina y la Guardia Nacional custodian el lugar además de los operativos que realizan en los ríos Suchiate, Hondo y Usumacinta, y en comunidades de toda la frontera sur, como El Ceibo, Tenosique, El Triunfo, Reforma y Escárcega.
“Con orden y respeto todos seremos atendidos. Hay oportunidades para todos, hay para todos. Entendemos la situación. Ustedes son nuestros hermanos de Honduras, de El Salvador”, expresó en el puente Vicente Hernández, coordinador del centro de operaciones Suchiate de la Guardia Nacional.
Algunos migrantes dejaron la caravana con la intención de cruzar por el río Suchiate por su cuenta o a través de balsas, pero las fuerzas de seguridad los detuvieron.
Esto porque rechazaban el ofrecimiento del Gobierno de México, que prometió asilo y trabajo a quienes presenten su solicitud de manera formal, con la condición de que permanezcan en la zona sur del país y no intenten llegar a Estados Unidos.
Pero otros, como el hondureño Marcos Mejía, portaban pancartas en las que agradecían al presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien este viernes afirmó que hay cerca de 4.000 empleos disponibles en la zona sur del país, tanto para migrantes como para connacionales, además de albergues y servicios médicos.
“Que nos ayude, primeramente Dios a cruzar la frontera. Y que nos ayude adentro a conseguir empleo, ya que en nuestro país el gobernante que está nos tiene por la calle de la amargura. No nos ayuda en nada, no hay empleo. Nosotros huimos por la apatía, extorsiones y muerte”, detalló.
Arriesgan sus vidas
El embajador de Estados Unidos en Guatemala, Luis Arreaga y el vicepresidente, Guillermo Castillo, viajaron al cruce fronterizo Aguas Calientes de Honduras, para reunirse con autoridades migratorias y líderes religiosos de ambos países.
La embajada informó en un comunicado que Arreaga dijo que el intento de los migrantes de ingresar a Estados Unidos fracasará, porque no permitirán su ingreso en la frontera sur del país.
“Los migrantes que eligen continuar están arriesgando sus vidas en un esfuerzo destinado a fracasar. No se les permitirá ingresar o permanecer en los Estados Unidos”, afirmó el diplomático.
Además, indicó que durante su visita en la frontera, los funcionarios de migración le indicaron al embajador, que observaron a muchos migrantes, incluyendo a menores de edad, que parecían exhaustos y confundidos.
El portavoz de la sede diplomática afirmó también que los colaboradores del Estado expresaron al embajador que, muchos de los migrantes querían regresar a su país. Castillo y Arreaga viajaron al punto fronterizo después que una nueva caravana de hondureños emprendió un viaje hacia Estados Unidos.
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