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“Se va a hacer justicia”, dijo Ebrard al hablar sobre la masacre, en la que fueron asesinadas 19 personas, entre ellas 16 migrantes guatemaltecos, el 22 de enero último.
Ebrard indicó que han existido varios avances sobre las investigaciones y como prueba de ello dijo que ya han sido capturados todos los supuestos responsables de participar en el asesinato de los guatemaltecos en suelo mexicano.
Los cadáveres fueron hallados en un camino rural en el interior de un picop que había recibido 113 impactos de bala y fue posteriormente quemado, según investigaciones de las autoridades. Doce policías mexicanos fueron detenidos por su responsabilidad en lo ocurrido.
El 13 de marzo último, un estadio con mil 500 personas esperaba el cuerpo de las víctimas en su pueblo natal, Comitancillo, San Marcos, para darles el último adiós.
“Lamentablemente estamos quebrados, pero Comitancillo no se va a rendir”, dijo entonces Eduardo Pérez, de 40 años, familiar del migrante fallecido Adán Coronado. Contó sobre las penurias que se vive en su pueblo, dedicado a la agricultura, y junto a los pobladores exigió justicia por la masacre.
“No descansaremos hasta lograr la reparación, juicio y castigo de los responsables de tan deplorable hecho”, afirmó, en tanto, el presidente Alejandro Giammattei en un mensaje ante familiares de las víctimas, tras la llegada de los ataúdes al país.
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El Congreso de Guatemala también pidió el 15 de marzo a México voluntad y empeño en la investigación de la matanza.
De acuerdo con un reporte de la cadena BBC, los investigadores creen que los migrantes fueron asesinados como parte de una guerra territorial entre pandillas que controlan las rutas del tráfico de personas, en contubernio con policías mexicanos.