WUSA9 informó que fiscales argumentaron que Lavaughn Barnes, supuesto responsable del crimen, pudo haber sido motivado por el odio étnico para asesinar al guatemalteco, y se le señala de haberlo decapitado y luego lo enterró.
El martes 30 de mayo, en una confesión grabada que se reprodujo en la corte, un hombre de DC dijo a los detectives que fue una nube negra y una ira intensa lo que lo llevó a asesinar al personal de mantenimiento de su hermana y enterrarlo en su patio trasero de Brookland en noviembre de 2022.
Sin embargo, un fiscal insinuó otro motivo de la ira de Lavaughn Barnes: supuesto odio étnico.
Detectives revisaron el teléfono de Barnes y encontraron esta entrada para su presunta víctima: “Apestoso español A**hole”.
La investigación continúa y el fiscal Michael Liebman indicó que lo hallado en el teléfono debería darle al juez una idea de por qué Barnes mató al migrante Abdulio Arias-López, luego lo desmembró y arrastró el torso hacia donde hay bambú en su patio trasero.
El hombre de 32 años ha sido acusado de un cargo de asesinato premeditado en primer grado mientras estaba armado.
Meses después del homicidio, el fiscal Liebman informó que Barnes llamó al 911 y fingió que acababa de tropezar con los restos en descomposición.
La búsqueda de los restos fue captada en cámara exclusivamente por WUSA9.
La investigación dio un giro semanas más tarde, cuando la historia de Barnes -el sospechoso- se derrumbó y, en una supuesta confesión presentada en la corte, dijo que se enojó con Arias-López el 2 de noviembre, que compró un Taser en línea y que cuando el personal de mantenimiento regresó a la casa unos días después, le disparó en la nuca con la pistola eléctrica.
Según Barnes, Arias-López gritó: “Dios mío, ¿por qué me haces esto?”. Pero en lugar de piedad, Barnes admitió que luego pateó y golpeó al migrante en la cabeza, lo arrastró al sótano, lo apuñaló y luego lo dejó morir mientras limpiaba el resto de la casa.
“Había sangre por todas partes”, le dijo Barnes al detective en la confesión grabada. “En la sala de estar, en la cocina y abajo. Y en el sótano”.
En su relato, Barnes le dijo al detective que compró un hacha en la ferretería cercana, que la usó para desmembrar al migrante y luego tiró los restos en una bolsa de basura.
Afirmó que su hermana le había dicho que saliera y cortara el bambú, pero cuando vio el cuerpo, no pudo moverlo de nuevo, así que llamó al 911 con una historia inventada.
El abogado defensor de Barnes, Anthony Matthews, dice que su cliente tiene un posible problema de salud mental.
Matthews indicó que toda la evidencia que se discute es irrelevante para la pregunta en cuestión: ¿debería retener a su cliente en espera de juicio como un riesgo de fuga y un peligro para la comunidad? Sin embargo, el juez desestimó las objeciones.
Más detalles del caso
Una publicación de The Washington Post, durante 91 días un vehículo gris con placas de Maryland estuvo estacionado afuera de un dúplex amarillo pálido en Kearny Street en el vecindario Brookland del noreste de Washington.
Faltaba el piloto, el migrante Abdulio Arias-López, un personal de mantenimiento que en los últimos años parchó agujeros en el techo del dúplex, reemplazó las canaletas y reconstruyó los escalones de madera.
El 4 de noviembre se suponía que pintaría la cocina, pero la dueña de la casa luego les diría a las autoridades que él nunca apareció, a pesar de que intercambiaron mensajes de texto.
Según la publicación, el 3 de febrero, la policía reveló que alguien había descubierto restos humanos descompuestos en el patio de la casa, pero llamaron al caso simplemente una “investigación de muerte” y no ampliaron detalles sobre la bolsa o el desmembramiento de la víctima.
Los esfuerzos para llegar a la dueña de la casa de Kearny Street, que es una de las hermanas de Barnes, no han tenido éxito. No ha sido acusada de ningún delito y no se le acusa de haber hecho nada malo.
De acuerdo con la publicación de The Washington Post, la familia de Arias-López parece ser de Santa María Ixhuatán, cerca de la costa del Pacífico de Guatemala, según un obituario de 2018 del padre de Arias-López.