De acuerdo con activistas que atestiguaron lo ocurrido, y que posteriormente denunciaron a los medios, la guatemalteca estaba en una silla de ruedas por las complicaciones de la cesárea.
Si bien los oficiales la llevaron al hospital, solo fue para recibir medicamentos para el dolor, pero la bebé, que nació en México, no había recibido atención.
Un activista observó que la recién nacida se veía débil y, de acuerdo con la madre, no había llorado desde hacía cinco horas atrás.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos no respondió a los medios los pedidos de comentarios sobre esa denuncia.
“La bebé y la madre nunca deberían haber estado detenidos durante cinco minutos”, dijo Hope Frye, abogada que hizo el recorrido. “Cualquier pequeña enfermedad la mataría, punto”.
Luego de siete días en esas condiciones, la compatriota y su bebé fueron trasladadas posteriormente a un centro de reasentamiento.
Los menores no deben estar más de 72 horas en esos centros, que son llamados hieleras por las bajas temperaturas. No tienen más que una manta térmica. Además, la luz intensa está encendida las 24 horas. Duermen en el suelo, a veces la comida está fría y hay riesgo de enfermedades.