En este grupo se encuentra un considerable número de mujeres y niños, en su mayoría provenientes de Guatemala, quienes ignoraban que el ferrocarril suspendió actividades.
La cónsul de El Salvador en Arriaga, Vilma Elena Mendoza Quiroz, dijo que para enfrentar la emergencia se requiere la solidaridad de las autoridades, para que apoyen a sus compatriotas, toda vez que no tienen suficientes alimentos y presentan algunas enfermedades de la piel, estomacales y respiratorias.
Afirmó que las últimas dos semanas entregaron un promedio de 150 a 250 raciones de comida y agua, para que los inmigrantes puedan mitigar el hambre mientras siguen su camino a EE. UU.
“El fin es humanitario, pero ya nos hacen falta alimentos y algunas medicinas. El albergue Hogar de la Misericordia se encuentra a toda su capacidad. La mayoría de los inmigrantes están durmiendo a la intemperie o debajo de algunos arbustos, pero nuestra mayor preocupación es que los secuestren o asalten”, dijo.