Los 61 guatemaltecos eran parte de un grupo de 178 migrantes centroamericanos que fueron abandonados en un camión.
“Bendito sea Dios no hay muertes que lamentar, pero es preocupante que más guatemaltecos arriesguen su vida”, expresó el jefe de la diplomacia guatemalteca.
Aseguró que el problema del país es “muy profundo”, porque el 59 por ciento de pobreza, además de que el 48 por ciento de niños tienen desnutrición crónica.
“Evitar que los migrantes se vayan no se puede con una campaña de información. El hambre y la necesidad es más fuerte. El problema es que cuando una familia tiene cinco o seis hijos, no tiene maíz ni frijol que comer, y la migración se convierte en opción”, agregó.
Morales resaltó, en el caso de la desnutrición crónica, que un niño con esas condiciones no termina ni primero primaria, porque no aprende a leer, y un menor sin educación puede elegir entre ser un jornalero toda su vida y vivir en la pobreza, ser parte del crimen, o migrar.