Recientemente se graduó con honores de la Universidad Estatal de California, East Bay. Su tiempo lo ha dedicado a estudiar y a recibir semanalmente el tratamiento médico para enfrentar la mucopolisacaridosis tipo 6, una enfermedad génetica y potencialmente mortal que también es conocida como el síndrome de Maroteaux-Lamy.
Pero en agosto de 2019 recibió una carta de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos exigiéndole que abandonara el país en un mes como parte de las políticas anti migrantes que ha impulsado el presidente Donald Trump.
A partir de defender su derecho a permanecer en territorio estadounidense, la joven de 24 años se convirtió en defensora de cientos de migrantes que recibieron cartas similares.
Después de cuatro meses de incertidumbre, el pasado 6 diciembre Bueso y su familia recibieron la noticia que pueden permanecer en aquel país por dos años más.
Isabel Bueso, my guest to the #SOTU, and I sat down to talk with @AlexSavidgeKTVU & @abc7newsbayarea before the address. pic.twitter.com/uav6nMs1zI
— Mark DeSaulnier (@RepDeSaulnier) February 5, 2020
Ahora, la guatemalteca es invitada especial del congresista demócrata Mark DeSaulnier para escuchar el discurso del Estado de La Unión que dará Trump en el Capitolio.
“Isabel es una de mis héroes personales y merece quedarse en el país y seguir recibiendo la atención médica que necesita y merece. Estoy orgulloso de liderar su lucha en el Congreso y contento de que se unirá a mí para el Estado de la Unión”, escribió el senador en su página oficial.
A decir de DeSaulnier, Bueso y su familia se convirtieron en el objetivo de las crueles políticas de inmigración de la administración Trump cuando le dieron 33 días para salir del país, “un movimiento que sus médicos dicen que sería una sentencia de muerte”, agregó.
Síndrome de Maroteaux-Lamy.
Bueso es una de las 20 mil personas en el mundo que viven bajo las condiciones de esta enfermedad la cual produce trastornos óseos múltiples, talla baja y defectos de visión por opacidad en la córnea.
A los 7 años, la guatemalteca fue invitada por la Universidad de California para probar un nuevo medicamento para su enfermedad, según cuenta Univisión.
Desde entonces recibe infusiones semanales del medicamento y ha logrado mantenerse en Estados Unidos, junto a su familia, bajo visas especiales y acciones diferidas basadas en propósitos humanitarios y exenciones médicas.
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