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El año pasado, el presidente Jimmy Morales aseguró que la ONU y su secretario general, António Guterres, no tomaron en cuenta que la Cicig estaba polarizando el país, y la “pasividad” e “indiferencia”, del jefe de esa entidad.
A casi un año de haber afirmado que no se renovará el mandato de la Cicig, Guatemala vuelve a necesitar de la ONU para el cumplimiento del acuerdo que establece que el país debe dar asilo a los salvadoreños y hondureños que pidan protección a EE. UU.
El gobierno de ese país mantiene negociaciones con Acnur para dar un financiamiento de US$40 millones -unos Q306 millones- según publicaciones de The New York Times.
Acudir a la misma entidad a la que rechazó antes refleja falta de congruencia en la política exterior del gobierno de Jimmy Morales, aseguró el excanciller, Édgar Gutiérrez.
El exfuncionario considera que esa política exterior es “desleal a la Constitución, que reclama como principios de las relaciones internacionales de Guatemala, el multilateralismo, la lucha por la paz y los derechos humanos, y la defensa de la democracia”.
La distancia entre Guatemala y la ONU comenzó desde que el país trasladó la embajada a Jerusalén y cuando renunció al acuerdo de la Cicig.
“Morales asistió a la última Asamblea General solo con el propósito de ofender al secretario general, Guterres. Su comportamiento con el sistema de las Naciones Unidas en Guatemala también ha sido grosero, ha abandonado casi todos los programas de cooperación, alegando soberanía y ha dificultado la extensión de visas a los cooperantes”, indicó Gutiérrez.
Para el excanciller, ahora se acude a Acnur para eludir la aprobación del Congreso, “a propósito no se incluyó el financiamiento que requieren las operaciones del acuerdo, y ahora como ha sido típico pretender triangular los desembolsos a través de Acnur”, afirmó.
Cosas distintas
Por aparte, Raúl Falla, de la Fundación contra el Terrorismo, aseguró que no existe ninguna contradicción de parte del Ejecutivo, pues Acnur fue creado para dar asistencia a los países en el tema migratorio, pero el problema ocurre “cuando se ofrece ayuda para combatir la corrupción, pero no lo hacen”.
“Es distinto a que se mande a un comisionado a dirigir una organización que haga persecución selectiva y que presente casos con colaboradores falsos y que resulten como procesos desacreditados”, indicó el abogado.
Falla agregó que el presidente Jimmy Morales tuvo que haber estimado si la firma del acuerdo y la solicitud de ayuda a Acnur conviene a los intereses del país, “una cosa es la ayuda y otra es tratar de imponer una ideología y un aspecto político”, dijo.
Para el expresidente Eduardo Stein, es importante establecer la diferencia entre la Cicig y Acnur, pues la primera es una entidad que se creó temporalmente para Guatemala, mientras que la otra es una oficina que depende de la ONU.
En la oficina de la ONU en Guatemala se informó: “Sabemos que han comenzado a hacer consultas con nuestras agencias, pero aún no han presentado una solicitud”, en referencia al contacto entre Guatemala y Acnur.
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