¿Qué análisis hace de la caravana de migrantes desde que partió de San Pedro Sula el 13 de octubre pasado?
Nos sorprendió. Nadie se esperaba una cosa de esta magnitud. Se activaron los protocolos para garantizar los derechos humanos de los migrantes. Un equipo les dio acompañamiento, en Chiquimula regresaron como 40 personas. En Guatemala estuvimos en la Casa del Migrante, lamentablemente la gente sigue con el sueño y con la esperanza de que les abrirán las puertas.
Es bien duro ser embajadora y ciudadana hondureña y ver a sus compatriotas en esa situación. Yo fui cónsul en Los Ángeles -EE.UU.- y conozco la realidad actual en el sentido de que el paso de la frontera en los Estados Unidos cada vez es más difícil, que no es solo un discurso del presidente Donald Trump, es una realidad, hasta llegar con visa es difícil.
Hemos visto las escenas y para nadie es ajeno este drama humano, pensamos que solo podía pensar con los africanos que van hacia Europa, y lo digo y lo repito, estos éxodos masivos no son por una causa natural.
¿A qué se refiere?
No hay ninguna causa social, ni política ni económica en el país, diferente a hace uno, dos o tres años, para que estos migrantes hayan decidido marcharse. El gobierno ha planteado la posición de que algunos líderes de oposición hayan utilizado la buena fe y los deseos de los hondureños que están en situaciones muy limitadas para que pudieran irse a Estados Unidos.
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¿En qué se fundamentan para afirmar esto?
En el centro de migrantes -Casa del Migrante- vi a personas que eran los líderes de la caravana, dos, tres o cuatro personas, que les decían, ‘no los convenzan, ellos no se van a ir’ -de regreso a Honduras-, cuando de lo que hablábamos era de las necesidades de los migrantes. Había gente que no permitía que ni siquiera la embajada se acercara para que les habláramos de los riesgos de llevar a los niños y las mujeres.
Esta es una migración forzada en el sentido de no hay duda de que -los migrantes- no tienen oportunidades, que están en pobreza, no tienen acceso a las cosas que tienen, por ejemplo, los pocos de otro nivel; entonces, eso sumado a que alguien los llena de falsas esperanzas y los utiliza, es otro tema que de existir tiene que castigarse.
¿Hay investigaciones sobre esa posible manipulación?
El presidente dijo hace poco que solicitó al Ministerio Público y a organismos investigadores que llevaran una investigación de la A a la Z, para ver quiénes son los responsables de esto, de utilizarlos. El presidente Juan Orlando Hernández habla de que, la verdad, si el país no provee de un montón de cosas nosotros tenemos responsabilidad.
Los éxodos masivos se dan por guerras o desastres naturales. Tuvimos el Mitch -en 1998- y veía a cientos que se iban, pero usted no miraba estas masas. Esto es planificado y si usted ve, ponen a mujeres y niños y a la gente más vulnerable al frente y eso si se debe castigar, eso no puede ser solidaridad con el migrante.
Yo les decía a las familias: 'si ustedes no tienen oportunidades, entonces váyase usted que es hombre, pero no arriesgue a esta mujer con el niño en brazos', y no tenían que responder.
Hay quienes dicen que huyen de la violencia, porque las pandillas querían reclutar a los hijos. ¿Qué se puede decir de eso?
Estamos más seguros que antes, en el 2014 se hablaba de 80 homicidios por cada 100 mil habitantes, el presidente Hernández ha emprendido una lucha frontal contra el crimen organizado y pandillas y ha disminuido en un 40%, entonces si ve esas cifras se contradicen con lo que dicen las personas. Las estadísticas generales indican que ha habido un descenso y todos los observatorios independientes dicen eso.
¿Qué se le viene a usted a la mente cuando ve las escenas en la frontera de mujeres con niños llorando y compatriotas suyos lanzando objetos a la policía mexicana?
Indignación en todos los sentidos. Me indigna en primer lugar que hayan salido del país, no debieron haber salido. ¿Porque faltan oportunidades, porque son pobres?, sí, eso también me indigna, que no se puedan quedar en la patria en la que nacieron, que es la que debe proveerles oportunidades, pero me indigna también que si esta marcha fue politizada o con fines diferentes y que haya habido personas que se hayan aprovechado de los más vulnerables.
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Me indigna el engaño, que su deseo de llegar a EE. UU. sea tanto que crean que allá es el paraíso, cuando hay millones de migrantes que no tienen empleo, que son perseguidos en las fábricas; y me da tristeza y me siento impotente de no poder hacer nada por ellos.
El presidente Hernández ha hablado de proyectos y programas de emprendurismo, de inversiones para ayudarlos. Con una persona que como embajada retornemos de forma segura y si son niños, aún es más la satisfacción de saber que no va a sufrir, porque sabemos que lo que han pasado hasta México no es nada a lo que les espera.
¿Qué vaticina usted para sus compatriotas cuando lleguen a la frontera con EE. UU.?
Sin duda en la frontera va a ser peor. Yo he visto en la frontera de Tijuana-San Diego que es horrible. Los cuadros que se ven. Yo visité ahí y son carpas llenas de gente de todas partes del mundo pidiendo refugio o asilo político y hay muchísima gente que no la han dejado entrar y estoy segura -que no les permitirán el ingreso-.
En el 2014 cuando fue la primera crisis de menores no acompañados se creó el Plan de Alianza para la Prosperidad, cuyo objetivo era reducir la migración, pero esta ha aumentado, lo dicen las cifras. ¿Qué paso con ese plan?
Esa es la pregunta del millón ojalá que yo la tuviera -la respuesta-, pero eso solo dice que no ha funcionado y que, es bien difícil para mí en mi calidad de embajadora decir que un programa no funciona, pero o hay que replantearlo o ver que ha fallado, lo que sí le quiero decir, es que el gobierno de Estados Unidos ha invertido muchísimo menos. La primera dama ha sido una abandera del tema, recoge a los migrantes cuando los deportan y les damos de comer pero ¿qué es lo que necesitan estas familias? Si los números que usted dice son ciertos nos damos cuenta que hay que replantear el programa.
Los migrante dicen que el éxodo también responde a un supuesto fraude electoral cuando se reeligió el presidente Hernández. ¿Qué tienen que decir?
¿Qué le puedo decir? Qué tiene que ver que las elecciones. Fueron en noviembre del año pasado y el éxodo se dio hace una semana, un año después. ¿Qué pasó durante ese año?
¿Es una señal de la posible politización de la marcha?
Cuando usted se siente incómodo con el país, si cree que hubo fraude o no comparte la reelección, tiene el derecho a reclamar, pero ¿por qué no hacer una marcha pacífica en Honduras. Entonces, ¿cómo es posible que algo que a usted le incomoda o cree que no está correcto lo pueda combatir con una caravana con una exposición de mujeres embarazadas y niños? No es de esta forma en la que usted va a oponerse a una reelección o a un gobierno.
Ni en Nicaragua, y vea todo lo que ha pasado ahí. Entonces, la lógica dice que hay cosas que no van, por mucho que se hable de fraude. Cuando usted no tiene comida, usted no habla de fraude, usted no politiza su hambre, ni su necesidad de trabajo, va a decir quiero comer, no que hubo fraude.
Es decir, ¿la gente que ha politizado a los migrantes se han aprovechado de sus necesidades y su pobreza?
Si hay politización, si la hubiese y si se comprueba, no hay duda de que sí. Los migrantes toda la vida han sido de conveniencia para un montón de sectores, todo el mundo toma el tema migratorio y lo abandera a su conveniencia y eso lo que da es pena.
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¿Qué información tienen del migrante hondureño que falleció en los disturbios en la frontera con México y cuál es la postura oficial?
Tenemos un protocolo. Primero apoyar a la familia en la repatriación del cuerpo, ponernos en contacto con las autoridades para definir la causa de muerte. No tenemos ninguna posición oficial, por el momento, pero repudiamos cualquier pérdida humana de un compatriota en esas circunstancias, porque estas personas se convierten en estos símbolos y héroes que mueren en busca del sueño americano. Sabemos que fue producto de un acto violento que se dio producto de las masas y la desesperación, tanto estos grupos como la seguridad de los países deben estar desesperados. Y esta es solo la punta del iceberg.
¿Por qué lo dice, qué hay detrás, qué sigue?
Todo esto es un drama humano espantoso. Hay tres muertos y duele, pero ahora vienen todos los efectos que va a dejar este éxodo, las enfermedades, niños violentos, personas que vienen en condiciones de psicosis con delirio de persecución. No sabemos cuántos están detenidos por autoridades migración, cuánta gente se va a quedar en México.
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