La guerra interna, la pobreza nunca resuelta por los gobiernos y más recientemente una serie de desastres naturales —en especial en el actual siglo—, han acentuado la migración de guatemaltecos hacia aquel país en un éxodo que parece imparable y que, en estos días en las comunidades rurales, se ha convertido casi en la única opción para salir de la pobreza.
Los números oficiales más recientes del Centro de Investigaciones Pew (PRC, en inglés), recopilados de la Oficina Nacional del Censo de EE. UU., dicen que 1.6 millones de ciudadanos de Guatemala radicaban en EE. UU. en 2019, lo que sería el 9.5 por ciento de la población total del país.
Según este centro de análisis e investigación, los guatemaltecos serían el sexto grupo hispano de mayor presencia en EE. UU., detrás de México, Puerto Rico, Cuba, El Salvador y Republica Dominicana.
Solo de 2007 a 2015, la cantidad de guatemaltecos aumentó un 30%. El crecimiento fue de 265% al compararse los números con los de 1990, de acuerdo con datos del PRC.
Sin embargo, estimaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minex) obtenidas por los servicios que presta la red de consulados en EE. UU. detallan que casi tres millones de guatemaltecos radican en aquel país. Esto sería más o menos el 17 por ciento del total de la población.
Según las aproximaciones del Minex actualizadas hasta mayo del año pasado, los estados de la unión americana en los que más chapines viven son California, con un millón y medio de guatemaltecos; Florida, 143 mil; y Nueva York, con 104 mil.
Otros estados donde hay una considerable cantidad de connacionales radicados están en el este de EE. UU., como Georgia, Maryland, Nueva Jersey, así como en Carolina del Norte y del Sur. También hay comunidades guatemaltecas muy grandes en Texas, Oregón y en el estado de Washington. Prácticamente hay chapines en todos los estados, incluso en los más lejanos que son Alaska y Hawái.
Contribuciones
Aunque los gobiernos de EE. UU. no han querido impulsar planes fuertes para promover la migración ordenada y regular, es innegable que el beneficio es mutuo y no solo los guatemaltecos se han visto favorecidos sino también la economía estadounidense que todos los años crece.
Después de un año de cierres por la pandemia se proyecta un aumento del PIB del 6.4% para 2021.
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Esto se ha traducido en la generación de millones de empleos que la economía estadounidense por si sola, con sus propios ciudadanos, no estaría en capacidad de llenar. Por esta razón y para que la actividad económica no se estanque, EE. UU. necesita de la mano de obra migrante.
De esa forma, los guatemaltecos se desempeñan en campos esenciales de la economía como la agricultura, la construcción y los servicios, aunque muchos de ellos deben de hacerlo bajo la sombra por el temor a ser detenidos y deportados.
En mayo pasado, EE. UU. puso a disposición de los habitantes de Guatemala, El Salvador y Honduras seis mil visas para trabajadores temporales.
Según datos de 2020, Guatemala es el tercer país de donde más visas para trabajos agrícolas se emiten, no obstante, esto ha sido insuficiente para complacer la oferta y demanda de trabajos para la economía estadounidense. Solo para mayo pasado habían unas 32 mil solicitudes de guatemaltecos que requería una oportunidad para viajar de manera legal.
Diversas funciones
Los guatemaltecos se desempeñan en múltiples funciones en EE. UU. y, según testimonios de lideres migrantes, son muy apreciados en las compañías debido a su dedicación para el trabajo.
Juan Carlos Pocasangre, guatemalteco que radica en Nueva York desde hace 35 años, comenta que las mujeres trabajan principalmente en la limpieza de casas y cuidado de niños. Esto facilita en gran medida que los nativos estadounidenses puedan trabajar y producir. De esta forma las mujeres de Guatemala contribuyen indirectamente con la economía.
“Las mujeres guatemaltecas han cuidado de miles, sino millones de niños estadounidenses que hoy ya son profesionales. Los cuidan, los arreglan para la escuela, les dan almuerzo y eso ha sido muy importante para el desarrollo de EE. UU.”, explicó el líder migrante.
Gracias a ellas estos niños terminan siendo profesionales, y los adultos tiene sus casas limpias y cuidadas y su ropa lavada y planchada, añadió.
En cuanto a los varones, muchísimos guatemaltecos se dedican a la jardinería, el lavado de carros, y la construcción. Otro considerable número labora en restaurantes lo que ayuda a mantenerlos activos. Por lo regular, comienzan lavando platos y en tareas de limpieza algo en lo que no se emplearía un estadounidense. “Yo llevo años de no ver a un americano en eso”, dijo Pocasangre.
En las tareas duras, como trabajar en demolición de construcciones, agricultura, o limpieza de exteriores de edificios, también aplican muchos guatemaltecos.
La contribución que los migrantes dan a EE. UU. es bien vista por los propios estadounidenses, aunque algunos no dejan de considerarlos un problema para el país.
Una encuesta levantada por el PRC en 2019 reveló que el 60% de los estadounidenses adultos consideran que los migrantes fortalecen el país gracias a su trabajo y su talento, frente a un 34% que piensa que son una carga, ya que les quitan los puestos de trabajo y las prestaciones sociales.
El análisis dice que las opiniones sobre la migración en EE. UU. han cambiado desde los años 90, cuando gran parte de los estadounidenses afirmaban que los migrantes suponían una carga.
La minoría más grande
Abel Núñez, director del Centro de Recursos Centroamericanos (Carecen), refirió que la comunidad hispana “ha aportado en todo” y “ha jugado un papel preponderante para asegurar que EE. UU. sea una de las economías más fuertes del mundo”.
Los aportes van desde los obreros y campesinos, afirma, hasta migrante que se desenvuelven en el campo tecnológico y refrescan las ideas en ese campo.
“También hemos contribuido culturalmente al desarrollo y enriquecimiento de EE. UU. con nuestras comidas, nuestra arte y música, enriqueciendo la riqueza y diversidad de este país”, añadió Núñez.
Destacó que los hispanos son la comunidad migrante más grande de EE. UU. y que, para 2050 será superior, incluso, que los nativos estadounidenses. No obstante, esto no deja de causar inquietud entre la población blanca que se siente amenazada.
Esto ha sido aprovechado por políticos que ofrecen contrarrestar la migración con tal de ganar elecciones, aunque en el fondo saben que la migración es necesaria, concluye Núñez.
El director ejecutivo de Alianza Américas, Óscar Chacón, resaltó que hoy en día son 65 millones de personas de origen hispanos que viven en EE. UU. el 18% del total de la población de ese país con una importante capacidad de compra y consumo. “Si nos separáramos seríamos el séptimo grupo económico más poderoso del mundo”, afirma.
Coincide con que los aportes a ese país han ocurrido en múltiples campos y que actualmente es el segmento que más aporta al producto interno bruto de EE. UU. Por aparte la fertilidad de la mujer latina está por encima del promedio general del país.
Esto reviste importancia si se toma en cuenta que la economía necesitaría por lo menos una tasa de fecundidad de 2.1 hijos por mujer, pero el país ha caído a 1.7. “EE. UU. podría verse con más gente jubilándose que personas entrando al mercado laboral”, remarca Chacón.
No obstante, lamentó que a pesar de que los migrantes hispanos han sido “una bendición” para EE. UU. el país se haya visto influenciado desde hace unos años por una creciente influencia de un sector político que promulga una agenda supremacista blanca y de odio a los extranjeros.
“Lo correcto sería que EE. UU. tuviera políticas migratorias muchos más generosas de atracción de personas especialmente de México, el Caribe y Centroamérica”, concluye.
Beneficios para Guatemala
Mientras tanto, en Guatemala, los beneficios de la migración se perciben sobre todo a nivel macroeconómico.
El ingreso de divisas por remesas familiares suma la extraordinaria suma de US$112 mil 913 millones, desde 2002 a la fecha, unos Q869 mil millones. Estos ingresos aumentaron en los últimos ocho años 100% y año tras año se rompe el récord de remesas.
Este año ya van US$11 mil millones a falta de contabilizar tres meses, según números del Banco de Guatemala, lo que hace pensar que la cifra en 2021 podría superar los US$15 mil millones. En 2020, por primera vez en la historia, los ingresos por remesas familiares superaron al de las exportaciones.
Esto mantiene estable la macroeconomía, el consumo y el comercio, pero a la vez convierte al país dependiente del dinero que envían los guatemaltecos desde el exterior, lo que significa que no hay suficiente crecimiento de la economía nacional y, consecuentemente no hay empleos por lo cual la población sigue migrando.
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En la provincia el impacto económico también es positivo y notable. En comunidades lejanas de San Marcos, Quetzaltenango, Huehuetenango y Quiché puede verse la huella de las remesas con viviendas ostentosas, vehículos recientes transitando y economías locales relativamente dinamizadas.
Por esta razón en muchos municipios la meta de los adolescentes y jóvenes es estudiar básicos o graduarse de diversificado para luego migrar a EE. UU.
Pero estos beneficios son solo para parte de las comunidades, aquellos que han tenido la oportunidad —o se han arriesgado— de viajar a EE. UU. La realidad es muy distinta de los que intentan sobrevivir con sus propios recursos o de aquellos que estuvieron por un tiempo en aquel país y que fueron deportados. Es peor para los que vendieron lo que tenían para financiar un viaje irregular y fueron detenidos y enviados de vuelta a su comunidad.
No se aprovechan
El analista de la Asociación de Investigaciones y Estudios Sociales (Asíes), Jahir Dabroy, expuso que el grueso de las remesas se utiliza para el consumo, y poco de ellas para la inversión. Eso sumado a la poca educación financiera se traduce en que el impacto social de esas divisas sea mínimo.
Indicó que el Estado ha desaprovechado la oportunidad durante años de orientar a los migrantes y facilitarles un mejor aprovechamiento de esos recursos a través de proyectos de desarrollo comunitario que incluyan el apoyo de del Gobierno y de otros sectores.
Al hablar del incremento exorbitante de las remesas, el analista comenta que esto también puede reflejar que muchos migrantes están teniendo éxito en su travesía, a pesar del endurecimiento de las medidas de restricción y de las lamentables tragedias, como la ocurrida la semana pasada en Tuxtla, Gutiérrez, México.
“Organizaciones de migrantes comentan que hay una tasa alta de éxito de ocho o nueve de cada 10 migrantes que intentan el viaje”, dice Dabroy. A eso se añade que las propias organizaciones de tráfico de personas ofrecen trasladarlos con empleo incluido.
“Hay que ponerle atención, no solo a las comunidades de origen, sino a la demanda de mano de obra barata, porque así perciben a los migrantes en EE. UU., como personas a las que incluso se le pueden vulnerar los derechos laborales”, añadió.
El incremento de las remesas familiares es un indicador de que cada vez son más los guatemaltecos que viajan a EE. UU. en busca de un mejor futuro, por la inseguridad o el deterioro de las condiciones socioeconómicas.
Los números de detenciones de guatemaltecos que reporta la Patrulla Fronteriza de EE. UU. confirman esta tendencia. En cinco años estas pasaron de 74 mil 601, en 2016, a 283 mil 35, en 2021, un incremento del 279 por ciento. Estas cifras incluyen a adultos que viajaron solos, menores no acompañados y unidades familiares. Este año la cifra de aprehensiones, al igual que las remesas familiares, rompió récord.
Dabroy afirma que el país ha dejado de ofrecer oportunidades a las personas lo que se ve en la migración irregular, pero también en la regular, ya que profesionales que viajan al extranjero a estudiar una maestría, por ejemplo, pretenden afianzarse en otros países porque “cada vez es menos atractivo quedarse acá”.