José Tziquín, con un celular en su mano, deambula en el centro de Tzucubal, en Nahualá, Sololá. En la alcaldía auxiliar de la aldea los líderes comunitarios están reunidos para acordar la manera en que ayudarán a las familias de Melvin Guachiac Sipac y Wilmer Tulul (primos), quienes son dos de las víctimas mortales del furgón abandonado en San Antonio Texas, Estados Unidos.
José, en medio del dolor de la comunidad, pregunta por Jonny Tziquín Tzoc, de 17 años, quien supuestamente viajaba en el mismo furgón en el que perecieron los otros dos jóvenes originarios de la comunidad.
El 15 de junio pasado el joven Jonny salió de madrugada de Tzucubal y así comenzó su viaje hacia Estados Unidos, y fue hasta tres días después que se comunicó con su hermano José.
“Hablamos y me contó que todo estaba bien, que iba con los coyotes y estaba seguro. En ningún momento me contó de algo malo”, relata José Tziquín.
Un celular acompañaba a Jonny mientras iba cruzando México y cuando podía enviaba algún mensaje.
Había cruzado el Río Bravo
José relató que, el viernes 24 de junio, Jonny, en un chat, le confirmó que había cruzado el Río Bravo en MacAllen, Texas y que se había reunido con unos “paisanos” en el camino; esos conocidos eran Melvin Guachiac Sipac y Wilmer Tulul, aseguró.
“Es por eso que ando acá, como loco, buscando que alguien me ayude a encontrar a Jonny; él me contó que se encontró a unos paisanos que eran sus amigos. Ellos no salieron juntos, pero Jonny se encontró con Melvin y Wilmer. Dónde está Jonny”, afirma José.
En un altar elaborado en la casa de la familia Tziquín Tzoc se pide porque Jonny aparezca, imágenes de Jesús y la Virgen María acompañan a los familiares en las plegarias.
Borró los chats por miedo
José ya no tiene los chats que mantuvo con Jonny.
“Es que con todo esto de la persecución a los coyotes me dio miedo y borré el chat. Jonny tenía un celular que compró en México, yo jamás me imaginé que esto me pasaría y por eso no tengo el chat”, lamenta José.
Iba en el furgón
El hermano del joven migrante contó que Jonny avisó que subiría a un furgón el domingo pasado a las 13 horas, y que le sería difícil seguirse comunicando.
“Mi hermano iba en ese furgón donde la gente murió, yo solo quiero que lo busquen en hospitales o lo identifiquen, usted como periodista puede publicar la foto de Jonny y ayudarnos a encontrarlo”, pide José.
En la aldea Tzucubal en la última década se convirtió en alternativa de sobrevivencia la migración de jóvenes, muchos de ellos aún son adolescentes que se sacrifican por sus familias viajando de manera irregular a EE.UU.
“La corrupción nos está matando y no se dan cuenta. Acá una libra de carne cuesta Q35 y para una familia grande no alcanza una libra y la gente no tiene ese dinero. Comemos frijoles y queso, a veces solo frijoles y en otro tiempo solo queso. No entiendo cómo las autoridades siguen robando y nosotros muriendo como estos muchachos”, lamenta José.
Frente al altar, José guarda silencio y pide por Jonny. La esperanza es que su hermano haya podido salir con vida del furgón y huir de las autoridades de migración, posibilidad que reconoces es remota, pero sigue siendo posible.