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Cuando se superó la barrera de los 218 votos necesarios para que el proyecto fuese aprobado, el público presente en el pleno del Congreso exclamó gritos de “¡Sí se puede!” en español y “Yes, we can!” en inglés hasta que se pidió “orden en la sala” por parte del legislador demócrata Adriano Espaillat, que presidía la cámara en ese momento.
Durante el debate, el legislador republicano Ben Cline, representante por Virginia, se mostró en contra de la ley “Dream Act” (“Ley del Sueño”) al considerar que este “amplio acceso” a la ciudadanía “podría provocar que miembros de bandas criminales, terroristas y otros delincuentes” reciban ese beneficio.
Esa postura fue la generalizada entre los miembros del Partido Republicano, que lamentaron que los demócratas hayan promovido una ley que, a su entender, puede poner en peligro la seguridad nacional de EE. UU.
Según fuentes demócratas consultadas por EFE, la ley pretende regularizar la situación migratoria de más de 2.5 millones de personas, incluyendo “soñadores” y beneficiarios del TPS y del DED.
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En una conferencia anterior a la votación, la presidenta de la Cámara Baja, la demócrata Nancy Pelosi, advirtió de que proteger de la deportación a jóvenes indocumentados amparados por DACA “no debería ser partidista”.
“No debería haber nada partidista o político sobre esta ley. (…) Estamos dando una oportunidad a gente que ha contribuido mucho a Estados Unidos. Tenemos muchas ganas de aprobar la ley”, señaló Pelosi en una conferencia en el Capitolio.
La legislación se evaluará próximamente en la Cámara Alta, que cuenta con una mayoría republicana que probablemente rechazará varios de los puntos de la medida aprobada.
El DACA, promulgado por el expresidente Barack Obama (2009-2017), protege a sus beneficiarios de la deportación y en ciertos casos les otorga un permiso de trabajo temporal y les permite acceder a un permiso de conducir, unos beneficios que deben renovar cada dos años.
El presidente estadounidense, Donald Trump, anunció que DACA debía terminar el 5 de marzo del año pasado si el Congreso no llegaba a un amplio acuerdo sobre inmigración, aunque no llegó a expirar porque varios tribunales obligaron al Gobierno a mantenerlo vivo.
Por su parte, el TPS fue creado en 1990 y a través de él, el país concede permisos de forma extraordinaria a los ciudadanos de naciones afectadas por conflictos bélicos o desastres naturales.
El programa DED es similar al TPS y permite aplazar la deportación de personas que podrían correr peligro de ser enviadas a los países donde hay inestabilidad política o desastres naturales.
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