La ley incrementó de ochos a 30, los años máximos de cárcel para aquellas personas que trafiquen migrantes, e incluye un aumento de dos terceras partes de la pena si en el tráfico están involucrados menores de edad, mujeres embarazadas o si el migrante muere en el trayecto, entre otros agravantes.
Analistas advierten que, si bien es cierto, el tráfico ilícito de migrantes es un delito que debe combatirse con todo rigor, existe una realidad innegable y que cuando un país endurece las leyes migratorias o aumenta las restricciones para tratar de aplacar este fenómeno, al mismo tiempo crecen los precios de los servicios de coyotaje.
Hacen a observación de que, en 2015, cuando se legisló el delito de tráfico ilícito de migrantes y se establecieron penas de seis a 10 años de prisión, el valor de los viajes aumentó considerablemente.
El incremento de los precios ha sido paulatino desde inicios de siglo cuando los viajes se cotizaban desde US$2 mil —unos Q15 mil 500—.
Ya en el 2005, según reportes de prensa y de organizaciones pro migrantes, el costo de cada viaje había aumentado de US$4 mil a US$5 mil —de Q31 mil a Q39 mil—. Entre 2014 y 2015, ya se cotizaban hasta en US$10 mil —Q75 mil—.
En el 2017, con la llegada de Donald Trump a la Presidencia de EE. UU. se produjeron severas medidas para atajar la migración irregular, las cuales, para su implementación contaron con el apoyo de países como México y Guatemala.
Estas medidas restrictivas hicieron más dificultosa la migración irregular lo cual se ha traducido en nuevos aumentos de los precios.
Más riesgos más costos
La lógica de los coyotes es simple e incluso parece la misma que la que usa la economía tradicional: entre más riesgos se asuman por prestar un servicio este será más caro. Por aparte, la necesidad de migrar, sobre todo en la provincia, es grande, y se ve empujada por la cada vez más deteriorada situación socioeconómica de las comunidades.
“Puede ser un disuasivo, pero si hoy capturan a una persona, hay otros de la banda que asumen su lugar. Así que esta ley no soluciona en nada el problema de la migración”, dijo el consultor en temas de migración Fernando Castro.
Castro, quien trabajó varios años con consultor en el Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala (Conamigua), indicó que en el tiempo que estuvo en esa institución visitaba las comunidades rurales y los pobladores confirmaban que cuando el Congreso aprobó los castigos por tráfico de personas los coyotes comenzaron a cobrar más.
“En Conamigua escuchábamos esos testimonios. En ese tiempo teníamos contacto con mucha gente que decía que el coyotaje se encarecía porque lo coyotes argumentaban mayores riesgos”, añadió.
El abogado Pedro Pablo Solares, analista en temas migratorios, indicó que existe una variedad de factores que inciden en el precio que cobran los coyotes por el viaje a EE. UU., desde el lugar de origen, el de destino, la ruta a tomar, si se viajará solo o con un menor de edad, o incluso las comodidades para el traslado.
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El servicio más básico, suele costar entre US$7 mil y US$10 mil, por lo regular son aquellas personas que viajan hacinados en cualquier tipo de transporte. El precio sube si se hace el viaje en un vehículo particular con dos o si mucho tres personas.
Incluso, apunta Solares, los precios más caros y que pueden llegar a costar hasta US$25 mil incluyen el traslado por avión hasta le frontera norte de México y la entrada a EE. UU. por las aduanas normales, como pasajero de un vehículo. Esto implicaría necesariamente la colusión de los guardias fronterizos de este país.
“Estos precios no existían hace 20 años, pero en la medida que los gobiernos endurecen las estrategias de seguridad sale la justificación de que ‘si yo me arriesgo más, cobro más’. Esas mafias se organizan como vender productos comerciales y en bases a los riesgos y leyes del mercado, así manejan sus precios”, añadió Solares.
Ya están aumentado
La Red Migrante Guatemalteca, una organización que tiene miembros tanto en EE. UU. como en México, afirma que dos semanas después de la aprobación de las reformas a la Ley de Migración, el traslado de los guatemaltecos hasta Dallas, Texas, por ejemplo, pasó de US$10 mil a US$12 mil, según relatos que migrantes les ofrecieron al pasar por Tapachula.
“Las mafias nos ven como migrantes VIP —persona importante y valiosa, en inglés— porque el guatemalteco paga, no suele viajar en caravana porque sus familiares en EE. UU. están dispuestos a pagar”, dijo Natanael Castillo, miembro de la Red en esa ciudad mexicana fronteriza con Guatemala.
Para Carlos Eduardo Woltke, defensor de las Personas Migrantes de la Procuraduría de los Derechos Humanos, estas alzas del costo por los traslados “es algo que ha pasado antes”, sobre todo cuando aumentaron las restricciones durante los gobiernos de Barack Obama y Donald Trump”. “Cada vez que había una restricción nueva se conocía que los grupos de traficantes de personas subían los precios”, precisó.
“Ese tipo de acciones, en quienes repercute es en las personas que acuden a esos grupos porque las investigaciones o los riesgos para los coyotes siguen siendo los mismos”, agregó Wolkte.
Entonces, los precios aumentan porque deben pagar más a las autoridades para que les permitan el paso y “ahí se diluyen los costos”, refirió.
Perseguidos
Los analistas coinciden en que, si el objetivo de las reformas a le ley es capturar coyotes o desarticular bandas, no tendrá resultado si el aumento de penas no se acompaña de un fortalecimiento de los procesos de investigación del Ministerio Público y de la Policía Nacional Civil.
Castro cree que los procesos judiciales con sentencia condenatoria son mínimos, “porque el Gobierno no tiene la capacidad a través de sus instituciones para plantear los procesos correspondientes”. El día de la aprobación en el Congreso, diputados criticaron que en dos años solo ha habido cuatro sentencias por tráfico ilícito de personas, cuando miles migran a diario.
Y si no va a impactar en la desarticulación de las estructuras criminales, estas reformas a la Ley de Migración impactarán mucho menos en la reducción de la migración irregular, ya que esta no se produce porque haya mucha oferta de coyotes, sino por las condiciones de pobreza y falta de oportunidades de desarrollo en que viven las comunidades de origen, apunta Wolkte.
Los números confirman esta tendencia.
De 2016 —después de la aprobación de las primeras reformas a la Ley de Migración que incluyó por primera vez cárcel por el tráfico de personas— hasta el 2021, las detenciones en la frontera sur de EE. UU. de guatemaltecos se incrementaron 279%, y pasaron de 74 mil 201 a 283 mil.