Migrantes

Cómo las remesas de guatemaltecos podrían convertirse en desarrollo sostenible

Estudio de Flacso enumera principales obstáculos que tienen los migrantes para invertir en sus lugares de origen.

Las áreas rurales de Guatemala, desde donde salen miles de migrantes, siguen subdesarrolladas. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Las áreas rurales de Guatemala, desde donde salen miles de migrantes, siguen subdesarrolladas. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Cuando un guatemalteco decide migrar a EE. UU. lo hace con el objetivo de darle a su familia un mejor futuro. Al cabo de los años, muchos concretan sus sueños y aparte de ayudar a sus familiares, también lo hacen con sus comunidades mediante proyectos de ayuda o incluso con la generación de fuentes de empleo producto de una pequeña empresa.

Sin embargo, en su afán de generar oportunidades para sus comunidades los migrantes se han topado con una serie de obstáculos que van desde falta de apoyo por parte del Estado, desconfianza en las instituciones y desconocimiento de cómo funciona la burocracia.

Lamentablemente, los casos en los cuales migrantes invierten en proyectos productivos y de desarrollo para sus comunidades no abundan y algunos han fracasado por no contar con un objetivo definido o por falta de apoyo estatal.

Por esa razón se explica que, pese a que con más de US$100 mil millones que se han recibido en remesas en 10 años y que hoy en día estas representan un 14.6 por ciento del producto interno bruto, los pueblos originarios siguen en pobreza y expulsando migrantes.

Estudio

Recientemente la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) divulgó un estudio en el que da a conocer los casos de asociaciones de migrantes guatemaltecos en EE. UU. que han iniciado y sostenido proyectos, entre productivos, de servicio a la comunidad o empresariales; sin embargo, también detalla una serie de inconvenientes que enfrentan.

El estudio “Buenas prácticas en el uso de remesa colectiva: una aproximación a las experiencias desde lo local”, destaca que el uso de las remesas familiares en las comunidades está orientado a cubrir las necesidades de sobrevivencia “y muy raras veces o casi nunca” en proyectos que generen ingresos.

Enérgica Solar es una compañía que comenzó gracias a recursos provenientes de las remesas de uno de sus fundadores, hoy provee paneles solares en el área rural, genera empleo y ganancias. (Foto: Cortesía)

Esto recursos benefician solo a ciertos sectores, como el bancario, exportador, de telefonía y receptoras de remesas, lo cual no permite generar mecanismos de bienestar para las comunidades.

Debido a ello es que guatemaltecos en EE. UU. agrupados en asociaciones han comenzado a emprender proyectos de beneficio comunitario y envían remesas colectivas para tal fin.

El estudio de Flacso identificó a 11 grupos que presentan diversas formas de organización, como cooperativas, asociaciones de migrantes y empresas privadas. Todos han sido exitosos.

En total se recopilaron las historias de tres cooperativas que funcionan en El Palmar, Quetzaltenango; Tacaná, San Marcos; y Todos Santos Cuchumatán, Huehuetenango. La actividad principal de estas es promover el ahorro y crédito, para que los receptores de esos recursos los utilicen de acuerdo con sus necesidades.

Desarrollo Sostenible de Guatemala es otra asociación que ha apoyado proyectos de emprendimiento en Guatemala, como Igual-Mart. (Foto: Cortesía)

También se documentó la labor de siete asociaciones que prestan diversos servicios en sus comunidades; por ejemplo, en salud, economía y de emprendimiento, así como productivos. También participan en proyectos de infraestructura y de apoyo a la seguridad alimentaria.

Estos proyectos funcionan en Concepción Chiquirichapa, Quetzaltenango, y en la cabecera departamental; Camotán, Chiquimula; Todos Santos Cuchumatán, Huehuetenango y en la cabecera; Gualán, Zacapa; Retalhuleu, así como en San Pedro Sacatepéquez y Villa Nueva en el departamento de Guatemala.

En educación al menos una ha construido escuelas y otorga becas universitarias. Además, al menos dos se han organizado para ayudar a los connacionales en Guatemala cuando ocurren desastres naturales.

Finalmente, también se identificó un proyecto empresarial que se dedica a proveer energía eléctrica a través de paneles solares. Aunque en principio se sostenía con clientes que tenían familiares en EE. UU., los servicios ahora los ofrecen a cualquier persona.

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“Esta iniciativa es una muestra que, desde los emprendimientos individuales, se pueden aprovechar muy bien los recursos provenientes” de las remesas, detalla el estudio de Flacso.

Este tipo de empresas, además, genera oportunidades de empleo, pero quizás lo más importante sea que puede dar pie para el surgimiento de otras iniciativas de servicios que se basen en el flujo de remesas.

En total en estos 11 proyectos los migrantes invirtieron Q5.07 millones, una pequeñísima cantidad si se compara con los cerca de Q90 mil millones en remesas que ingresaron en el 2020.

Cuellos de botella 

No obstante, a pesar del entusiasmo de los migrantes y las asociaciones que forman en EE. UU., regularmente chocan con una realidad que no les facilita hacer inversiones para ayudar a sus comunidades y para comenzar un proyecto productivo o empresarial.

Más de 11 mil millones de dólares recibió Guatemala el año pasado producto de remesas familiares, el 14.6 por ciento del PIB. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca)

Entre estos se encuentran: el miedo de perder el dinero, la falta de interés de las autoridades en apoyar estos proyectos de desarrollo comunitario y la existencia de normativas que no apoyan el desarrollo de las Mypimes (micros, medianas y pequeñas empresas) lo cual dificulta su acceso a recursos financieros.

Además, existe poca capacidad en las cooperativas o asociaciones que les permitan contar con un plan de trabajo o de mercadeo que oriente sus acciones. La inseguridad ciudadana también es un obstáculo porque expone a los emprendedores a robos y extorsiones.

Otro obstáculo es la falta de estructura para la comercialización de productos, ya sea agrícolas o artesanales, puesto que afecta las utilidades de los negocios. Por ejemplo, en la comercialización del café, en muchos casos, son intermediarios que se involucran en la cadena de producción hasta la venta, quienes salen más favorecidos.

También se identificaron otros obstáculos como falta de voluntad política para apoyar al migrante y desconfianza en las instituciones oficiales, pocas oportunidades de crecimiento empresarial, limitada conectividad en el área rural y ausencia de una política de incentivos a la producción, entre otros.

Cerca de 3 millones de guatemaltecos radican en EE. UU., según cálculos de la Cancillería. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Qué hacer

Rosario Martínez, una de las autoras del estudio, indicó que el objetivo de la publicación es visibilizar las buenas prácticas en cuanto a remesas colectivas y desarrollo local, y aunque se documentaron solo 11 casos, considera que puede que haya más en todo el país.

Asimismo, enfatizó en que el estudio recomienda vincular más a las organizaciones en estos procesos y ubicar a más de estas asociaciones en EE. UU. para fortalecerlas y capacitarlas ya que los migrantes tienen la intención de formalizar proyectos o empresas, pero muchas veces desconocen las rutas o vías para la gestionar su creación.

“Ellos tienen claridad de las necesidades y que quieren ayudar, pero tal vez no de cómo hacerlo”, dice.

También es importante que instituciones como el Ministerio de Economía a través del programa de Medianas y Pequeñas Empresas se involucre, de igual forma otras instituciones como el Ministerio de Relaciones Exteriores o el Intecap.

Otros actores que pueden aportar mucho para el desarrollo de proyectos con base a las remesas colectivas son las iglesias, católicas o evangélicas, puesto que gozan de la credibilidad de la población, así como las universidades, que mediante los ejercicios profesionales supervisados en cieretas carreras podrían asesorar estas iniciativas.

“Los mismos migrantes reconocen que necesitan asesoría y capacitación ya que no son expertos en algunos temas, como en los cultivos”, señala la académica.

Guatemaltecos se desempeñan en labores agrícolas en Estados Unidos algunos quisieran ayudar a sus comunidades pero no saben cómo hacerlo. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

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