Guatemala

Comienzan a llegar primeros migrantes de la caravana a Tijuana, México, fronterizo con EE. UU.

El objetivo de los migrantes es que el gobierno estadounidense les otorgue el estatus de refugiados debido a la extrema violencia y pobreza que viven en sus países, pero para lograrlo deben cruzar por un acceso oficial, de acuerdo con un decreto firmado por el presidente Donald Trump.

Agentes del ejército norteamericano vigilan este miércoles a los migrantes de la primera caravana que salió desde Honduras y recorrió el territorio mexicano en la valla fronteriza de Tijuana, México. (Foto Prensa Libre: EFE)

Agentes del ejército norteamericano vigilan este miércoles a los migrantes de la primera caravana que salió desde Honduras y recorrió el territorio mexicano en la valla fronteriza de Tijuana, México. (Foto Prensa Libre: EFE)

Entre el martes y este miércoles arribaron unos 700 migrantes, todos integrantes de la gran caravana, mientras que el grueso de desplazados que salió hace un mes de Honduras aceleraba vertiginosamente su paso este miércoles para llegar a la frontera con Estados Unidos, la cual ya han cruzado momentáneamente algunos centroamericanos.


Un grupo de casi un centenar de transexuales y algunos homosexuales ya había llegado a la ciudad de Tijuana del estado de Baja California el domingo. 

Emocionados, los migrantes corren a la playa de Tijuana a bañarse y meten la cabeza entre las rejas metálicas de la frontera para divisar su destino soñado.

Dos de ellos saltaron la alta valla metálica que divide a ambos países y escribieron en la arena del lado estadounidense la palabra “catracho” que significa hondureño, y a los pocos minutos se regresaron a territorio mexicano.

“Siento emoción porque es un anhelo poder llegar aquí después de cruzar todo México”, comentó Lester Velázquez, de 39 años, originario de Comayagua, Honduras, donde trabajaba como albañil, soldador y barbero.

Lea también: El 49% de indocumentados guatemaltecos que cruzan la frontera de EE. UU. piden asilo político

Lester y otros migrantes observan el cerro Nido de Las Águilas, por donde cruza parte del cerco metálico que divide a México de Estados Unidos.

“Espero hacer lo mismo o lo que se pueda en el otro lado”, añade al ser cuestionado sobre sus planes en caso de cruzar al país vecino.

A cientos de kilómetros de allí, el grueso de la caravana que salió el 13 de octubre de la ciudad hondureña de San Pedro Sula aceleraba el paso por el estado de Sinaloa.

Por primera vez desde que iniciaron su periplo, los migrantes no pasaron la noche en un campamento.

Después de sortear muchos obstáculos, llegaron al atardecer del martes a la garita carretera de La Concha, en el estado de Sinaloa, donde hay un gran estacionamiento para los tráileres de carga que van de paso.

Ese espacio, con sanitarios y luz eléctrica, pudo servirles de campamento, pero los migrantes prefirieron enfrentar el intenso frío nocturno de esta zona de México, con fuerte presencia del narcotráfico, para continuar su ruta al norte.

Su próxima escala es Navojoa, Sonora, un vasto estado fronterizo con Estados Unidos.

En secuencia:




Llegar cuanto antes 

“Queremos llegar cuanto antes, lo más rápido posible, tenemos más de un mes fuera de nuestro país”, dijo a la AFP Saúl Rivera, un salvadoreño de 40 años, de los primeros en llegar a La Concha y en trepar a uno de los numerosos buses que consiguió un sacerdote activista.

Orquestando la complicada logística del operativo junto a la policía local, el sacerdote Miguel Ángel Soto aseguró que el trayecto hasta Navojoa, de más de nueve horas, es “el más largo que han emprendido en autobús” desde que empezó la caravana.

Tras recorrer unos dos mil 500 km desde Honduras, los migrantes amanecieron el miércoles viajando en los buses que salieron toda la noche desde La Concha.

Ante la inminente llegada de la caravana, Estados Unidos cerró parcialmente con barricadas y alambre de púas las garitas fronterizas de San Ysidro y Otay Mesa, que conducen a California.

El 9 de noviembre, Trump decretó el fin de los pedidos de asilo para quienes ingresen ilegalmente Estados Unidos, en un intento de disuadir a los centroamericanos de cruzar.

“Trump puede poner lo que quiera poner, pero para Dios no hay obstáculos ni para nosotros”, desafió Rivera, quien era albañil y chofer en El Salvador.

Pese a su fe, el sacerdote Soto es menos optimista: “Van determinados pero no van a pasar. Se va a hacer un cuello de botella en Tijuana, y no están preparados para recibir tanta gente”.

Revisa tropas

El secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, viajó este miércoles a la localidad texana de McAllen, en la frontera sur, para conocer el estado de los cerca de 5 mil 900 soldados desplegados en la zona, cuya misión es evitar la entrada al país de las caravanas de migrantes que recorren México.

“Quiero ver cómo están las tropas que han sido desplegadas en apoyo del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés) y de los agentes de la Patrulla Fronteriza”, explicó Mattis a los reporteros en el avión militar que le llevó a Camp Donna, a las afueras de McAllen.

Frente a las críticas que ha suscitado el despliegue de soldados regulares en la zona fronteriza, el general retirado defendió la legitimidad de la operación al sostener que es “obviamente ético y moral” que los militares den apoyo a los agentes aduaneros ante la posible llegada de miles de migrantes.

Contenido relacionado

> Casi 200 niños separados por Tolerancia Cero siguen sin ser reunificados

> Gobiernos ven en caravanas características “atípicas” a la migración

> Planes para contener la migración irregular han fallado