Ambas instituciones también emplearán helicópteros Blackhawk, agentes migratorios especializados y equipos de vigilancia remota para resguardar la frontera con México.
“Nuestro mensaje es simple: no vamos a permitir que grandes grupos entren a Estados Unidos de manera no segura y fuera de la ley”, dijo en una rueda de prensa Kevin McAleenan, comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU.
El funcionario indicó que los efectivos militares cooperarán con los más de mil agentes del servicio de Aduanas y Protección Fronteriza y los dos mil cien miembros de la Guardia Nacional que ya han sido distribuidos en 26 puntos de paso fronterizos.
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“Cualquier persona que entre al país sin documentos será detenida y procesada por las leyes de Estados Unidos”, advirtió McAleenan.
El general Terrence O'Shaughnessy dijo que la Operación “Faithful Patriot” se enfocará en los estados de Texas, Arizona y California.
Horas antes, el presidente Donald Trump había dicho que los migrantes y otras personas que viajaban entre ellos son una amenaza para Estados Unidos.
“Muchos pandilleros y algunas personas muy malas se mezclan en la caravana que se dirige a nuestra frontera sur. Por favor, regresen, no serán admitidos en Estados Unidos a menos que pasen por el proceso legal. ¡Esta es una invasión de nuestro país y nuestro ejército te está esperando!”, tuiteó Trump.
Many Gang Members and some very bad people are mixed into the Caravan heading to our Southern Border. Please go back, you will not be admitted into the United States unless you go through the legal process. This is an invasion of our Country and our Military is waiting for you!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 29, 2018
El domingo, el secretario de Defensa estadounidense, James Mattis, dijo a la prensa que materiales de construcción, incluidas vallas, estaban siendo trasladados a la frontera como parte de la operación de defensa.
Camino a EE. UU.
Desde principios de octubre, miles de centroamericanos -principalmente de Honduras- partieron hacia Estados Unidos organizados en caravanas.
Muchos de ellos dicen que huyen de la violencia de las pandillas y que planean buscar asilo al llegar a la frontera de Estados Unidos.
Existe una obligación legal, en virtud del derecho internacional, de escuchar las solicitudes de protección de si los solicitantes dicen que temen la violencia en sus países de origen.
Pero Kevin McAleenan pidió a los migrantes de las caravanas que ya caminan rumbo a EE. UU. que tomen la oferta de protección migratoria que les ofreció el gobierno de México en días pasados.
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“El gobierno de México ya les ha ofrecido asilo y autorización de trabajo. Si están huyendo de persecución en tu lugar de origen, ya han llegado a un lugar seguro”, dijo McAleenan aludiendo a México.
Para los solicitantes de “visas económicas” de trabajo, el funcionarios les pidió que regresen a su país y cumplan con el procedimiento formal.
Trump no es el primer presidente de EE. UU. que envía tropas a la frontera con México.
Barack Obama envió a unos mil 200 soldados de la Guardia Nacional durante su gobierno, mientras que George W. Bush desplegó alrededor de seis mil soldados para ayudar a la Patrulla Fronteriza en lo que se llamó la Operación Jump Start.
Ambos despliegues duraron alrededor de un año.
¿Por qué la urgencia?
Anthony Zurcher, BBC News Washington
Después de una semana en la que las armas y las bombas dominaron los titulares de EE. UU., Donald Trump busca volver a centrar la atención en los migrantes que se dirigen a través de México hacia la frontera.
El número de migrantes puede estar disminuyendo gracias a una oferta de asilo mexicana y lo prolongado del viaje, pero el presidente está haciendo sonar la alarma.
El despliegue de cinco mil soldados probablemente tendrá poco impacto tangible, dado que los migrantes planean presentar solicitudes legales de asilo.
La urgencia también es cuestionable, dado que podrían pasar meses antes de que lleguen a la frontera.
Lo que representa el anuncio, sin embargo, es claro: el presidente busca presentar a los refugiados como una amenaza nacional que solo él está dispuesto a contrarrestar.
Por el momento, la inmigración no está entre las principales preocupaciones de los votantes estadounidenses. El presidente, tal vez buscando una ventaja política, tiene ocho días hasta la elección del Congreso para cambiar eso.