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Análisis: El tráfico de personas es un negocio también alimentado por la corrupción

Expertos en el fenómeno de la migración no ven posible que las redes de tráfico puedan actuar de manera impune, si no es coludidos con las autoridades.

Un grupo de jóvenes sale de las instalaciones de la Fuerza Aérea Guatemalteca con sus pertenencias en bolsas plásticas luego de ser deportados de los Estados Unidos. (Foto Prensa Libre: EFE)

Un grupo de jóvenes sale de las instalaciones de la Fuerza Aérea Guatemalteca con sus pertenencias en bolsas plásticas luego de ser deportados de los Estados Unidos. (Foto Prensa Libre: EFE)

Un vehículo todoterreno se abría pasó por una ruta poco transitada del condado de Culberson, Texas, EE. UU. pero lo escampado del terreno hizo que el piloto perdiera el control del automotor y volcara junto a 15 guatemaltecos que horas antes habían entrado de manera irregular a ese país. Era jueves 28 de octubre.

Horas después, un agente de la Policía Municipal de Ecatepec, en Morelos, México, abría la puerta de un furgón y localizaba a 77 guatemaltecos, entre ellos 18 niños que viajaban  hacinados en la carga que iba hacia el norte de ese país, rumbo a EE. UU.

Mientras esto sucedía en la ciudad mexicana, las autoridades de Texas encontraban 75 indocumentados de distintas nacionalidades dentro de un camión refrigerado que trasladaba harina.

Todo pasó en menos de 24 horas y sirvió para demostrar cómo ha cambiado la forma de ingresar de manera ilegal a EE. UU. ante la necesidad sostenida de miles de centroamericanos, guatemaltecos en su mayoría, de encontrar mejores condiciones de vida económica y social.

La tragedia del pasado jueves en Chiapas es otra vez la misma historia: grupos de migrantes ocultos en la carga de furgones que esperan cruzar México sin ser detectados y tener una oportunidad de ingresar suelo estadounidense.

Para expertos en el tema migratorio, el traficar migrantes como carga en tráileres solo es posible con la complicidad de las autoridades, en una entramada de corrupción que, en primera instancia, incluye a los agentes policiales, pero también permea a algunos grupos de poder estatal, tanto en Guatemala como México, que se coluden con el crimen organizado en un negocio que produce millones de dólares a costa de la necesidad.

“De todos es sabido que hay críticas fuertes hacia el Instituto Nacional de Migración de México y su participación corrupta y asociación con las organizaciones de tráfico de personas. No es secreto para nadie que agentes reciben parte de las coimas para que el transporte que esconde a personas indocumentadas pueda pasar en los diferentes peajes instalados alrededor del territorio mexicano”, dice el consultor en temas migratorios, Pedro Pablo Solares.

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Solares, que conoce el fenómeno migratorio y sus causas, es claro al afirmar que el tráfico de migrantes es una oportunidad económica para los agentes a lo largo de la ruta migratoria, es “un negocio millonario” que para encontrarle una solución se debe comenzar por aceptar la posibilidad de regularizar la migración y descriminalizar a quienes viajan en busca de una mejor oportunidad de vida.

En la misma línea, Fernando Castro, consultor en temas migratorios, no da crédito a la posibilidad de cruzar decenas de camiones con migrantes ocultos.

“En el caso de furgones, que es muy común que se utilicen para trasladar migrantes, es materialmente imposibles que a las fuerzas de seguridad se les pase por alto. Esto se da también porque en el caso de la Guardia Nacional, a partir de las 18 horas regresan a sus soldados a los comandos militares y no queda nadie en el puesto de registro, no hay fuerzas del Ejército para el control y eso es aprovechado por coyotes para mover personas en estos furgones”, dijo Castro.

Castro va más allá y señala la limitada capacidad de las autoridades mexicanas para detener a miles de personas que cruzan su territorio hacia EE. UU.

“La contención no funciona en México. A pesar de los 12 mil soldados de la Guardia Nacional en la frontera sur se nota la poca efectividad. El flujo migratorio se ha incrementado y las personas son trasladas de forma inadecuada, arriesgando la vida por la falta de trabajo y desarrollo en el interior del país”, dijo Castro.

Nada lo contiene

En 2017 el número de guatemaltecos detenidos en la frontera sur de EE. UU. fue de 74 mil 601, cinco años después la cifra casi se cuadruplicó.

En el último año fiscal de EE. UU., que comprende del 1 de octubre del 2020 al 30 de septiembre del 2021, Guatemala rompió todos sus récords de migración irregular, según datos de la Patrulla de Control de Fronteras de EE. UU. (CBP, en inglés).

Fueron 283 mil guatemaltecos detenidos por las autoridades fronterizas, ya sea porque al llegar a la frontera se entregaron o fueron sorprendidos al cruzar por un punto irregular.

De este grupo fueron 141 mil 309 migrantes que viajaban solos, 58 mil 778 menores de edad que lo hicieron sin ninguna compañía y 82 mil 882 unidades familiares. Estas últimas están compuestas por el padre o madre de una familia —o ambos— y al menos uno de los hijos.

Fue un período pandémico con la frontera sur de EE. UU. cerrada y, pese a todo, la migración continúo y la tragedia de esta semana tampoco podrá detener este fenómeno.

Esa “necesidad de migrar” la explica el sacerdote Mauro Verzeletti, director de la Casa del Migrante, que insiste en que en el país no se cumplen con los derechos humanos de la población.

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“La responsabilidad de los gobiernos es que realmente han pecado en no tener políticas públicas de desarrollo humano integral para que las personas puedan permanecer en su propio país, esto realmente es una de las cosas que tenemos que lamentar porque justo hoy se está echando a las personas a las manos del narcotráfico, crimen organizado y tratantes de personas porque las políticas migratorias que viene desde el norte, aceptadas por los gobiernos de Centroamérica están matando a los centroamericanos”, indicó.

Verzeletti plantea que es necesaria una legislación más robusta y políticas públicas dirigidas a atacar a las redes dedicadas al tráfico de personas, además de los programas que ofrezcan seguridad y estabilidad a los ciudadanos para que tengan pocas razones para viajar.

Sin embargo, en esa necesidad no satisfecha por el Estado y los ingresos económicos que produce el tráfico ilegal de personas está una razón que alimenta el problema, dice Solares.

El flujo de personas centroamericanas que viajan hacia Estados Unidos representa una actividad natural que favorece a ambas partes de forma económica, agrega Solares. Por un lado, favorece a las comunidades que viven el éxodo de personas que son expulsadas de sus territorios para apostar a una mejor calidad de vida y, por otro lado, favorece a un país con una población que envejece y que está ofreciendo oportunidades laborales.

Aunque la tragedia vivida en Chiapas sea una de las más grandes reportadas en los últimos años por la cantidad de las vidas humanas perdidas, esto no será suficiente para desmotivar la migración ya que las condiciones de expulsión en Guatemala y de atracción en Estados Unidos siguen siendo vigentes.

“A pesar del costo humano tan grande de estas tragedias, la tasa de éxito de las personas que buscan migrar sigue siendo muy positiva”, dice Solares.

*Con información de Mariajosé España, José Pablo del Águila y Douglas Cuevas.

ESCRITO POR:

Alex Fernando Rojas

Periodista de Prensa Libre especializado en política y periodismo de investigación con experiencia de 15 años como reportero y editor en medios escritos, radiales y digitales. Reconocido con el Premio Nacional de Periodismo en Guatemala, en 2014 y becario del programa de periodismo judicial Cosecha Roja de Argentina y del programa de autorregulación ITP, en Suecia.