Dentro del trabajo consular relacionado con el deceso del pequeño, Padilla ha conversado con las autoridades de la Patrulla Fronteriza, el hospital, el médico investigador y la funeraria, para la verificación de informes de atención médica y migratoria y para el caso legal y migratorio de Gómez.
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“Ayer visitamos la oficina del médico investigador en Albuquerque donde por última vez el señor Agustín pudo ver a su hijo y despedirse. En esa reunión fue informado del proceso y de los resultados preliminares de la autopsia”, explicó Padilla.
“El señor Agustín será trasladado a su destino final para encontrarse con personas que lo apoyará mientras se da seguimiento a su caso migratorio”, agregó el funcionario.
Faltan respuestas
De acuerdo con exámenes que médicos de Nuevo México, Estados Unidos, hicieron al cuerpo, Felipe dio positivo por influenza virus B, uno de los virus causantes de la gripe, mas no se ha determinado que esa haya sido la causa de la muerte, ocurrida poco antes de la medianoche del 24 de diciembre.
Felipe y su padre fueron detenidos el 18 de diciembre en El Paso, Texas. Fueron trasladados a varios centros de detención entre ese día y el 23, cuando llegaron a un centro en la localidad de Alamogordo, Nuevo México.
Fue ahí, el día de Nochebuena, cuando el niño tuvo tos y los “ojos brillates”, por lo que las autoridades de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) lo llevaron al hospital Gerald Champion Regional.
Los médicos determinaron que era un resfriado común, pero al poco tiempo verificaron que tenía fiebre de 39.5 grados. Estuvo 90 minutos en observación y se le dio el alta médica con indicaciones para tomar ibuprofeno y amoxicilina.
Sin embargo, la salud de Felipe se complicó. Fue llevado de nuevo al hospital, donde murió.
Pobreza
Felipe y Agustín emprendieron el viaje a Estados Unidos desde su natal Yalambojoch, Nentón, en el norte de Huehuetenango, una aldea donde ocurrieron masacres durante el conflicto armado interno y que obligó a familias a migrar a México.
La pobreza y falta de oportunidades tienen marcada a la comunidad. Las familias viven en su mayoría de lo que pueden cosechar porque escasean los trabajos. El clima es frío y los habitantes hablan español, chuj y poptí.
“Yo solo pido dos cosas: que me ayuden a traer a mi hijo, para yo estar más tranquila y que me pase la tristeza de mi corazón, y la otra, que dejen entrar a mi esposo a Estados Unidos para que pueda trabajar y salgamos de deudas”, dijo Catarina, madre de Felipe.
Felipe es el segundo niño guatemalteco que fallece bajo la custodia de la Patrulla Fronteriza. Jakelin Caal, de 7 años, también perdió la vida este mes.
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