A 194 km de la capital está Sacapulas, con 52 mil habitantes y cuyo nombre fue noticia el fin de semana último cuando una turba linchó a dos supuestos sicarios que estarían al servicio de prestamistas que habrían ordenado la muerte de una comerciante por no pagar una deuda de Q250 mil.
Víctor Manuel López Cifuentes, de 25 años, y José Alberto Gutiérrez Copen, 23, ambos originarios de Guatemala, fueron linchados por los pobladores después de sacarlos por la fuerza del autopatrulla de la Policía Nacional Civil (PNC), luego de ser detenidos cuando escapaban en una motocicleta rumbo a la capital.
Un día después del linchamiento un sujeto al que se le señaló de robar productos en el mercado municipal de Santa Cruz del Quiché fue obligado a caminar de rodillas en la plaza central de la localidad, y luego recibió 13 azotes como parte del castigo que le aplicaron los líderes indígenas, con la advertencia de que una reincidencia significará más azotes y hasta el destierro del municipio.
Los líderes comunitarios advirtieron que a partir de octubre los castigos serán iguales para quienes compren productos robados.
Sin precedentes
Esteban Tuy dice que en sus 60 años de vivir en Sacapulas es la primera vez que ocurre un linchamiento y que el municipio no es violento, pero se convirtió en un paso para los migrantes y allí buscan contratar a traficantes de personas o coyotes. No obstante, sostiene que quienes controlan la región son las bandas de narcotraficantes.
“Acá siempre, como en otros lugares, hay robo de animales de corral, como gallinas y cerdos, y se soluciona con azotar a los culpables, pero jamás había ocurrido algo similar, porque no dejan los grupos del crimen organizado”, refiere.
Tuy resalta que la mayoría de consejos comunitarios de desarrollo están conformados por exguerrilleros o exmilitares, y es otra razón por la cual las pandillas no han podido asentarse y mucho menos extorsionar.
“Hay comunidades donde no ingresa ni la Policía, porque saben que los vecinos están bien organizados”, refiere Tuy.
Los informes de la PNC no están muy lejos de la versión del vecino. En los últimos cinco años las pandillas han tenido más presencia en los departamentos, aunque en regiones como Quiché sus operaciones no trascienden como en la capital, debido a que los vecinos están organizados y porque las estructuras del narcotráfico no permiten que tomen el control del área.
Preparados
Las advertencias de los pobladores de Sacapulas para frenar cualquier acto delictivo se hicieron más fuertes en abril del 2022, cuando los representantes de la alcaldía indígena de Santa Cruz del Quiché indicaron que estaban preparados para castigar a pandilleros salvadoreños, en medio del rumor de que ya se encontraban en la cabecera departamental después de huir de El Salvador.
Jorge Aguilar, portavoz del Ministerio de Gobernación, precisa que en Sacapulas no se tienen mayores registros de violencia y homicidios, y el linchamiento del sábado es el único que ha trascendido en ese lugar.
“Sacapulas es un municipio que se caracteriza por sus bajos índices de violencia porque hay cultura de denuncia, pero por desgracia un grupo de personas tomó la justicia por sus manos”, expresó.
En marzo del 2022, en Santa Cruz del Quiché fue detenido un indocumentado de origen salvadoreño identificado como Javier Argueta García, cuando le robó el microbús a un hombre que dejó el motor encendido mientras hacía una diligencia.
El hombre fue detenido y vapuleado por los pobladores, pero rescatado por la PNC que lo trasladó al hospital.
En cifras
Según los datos del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), del 2016 a lo que va del 2023 se han registrado 107 linchamientos a nivel nacional. Después del 2017, cuando se reportaron 29 casos, el 2022 es el año con mayor número de homicidios de este tipo, con 17.
Los linchamientos han tenido lugar en 62 de los 340 municipios. Los departamentos en los que no han ocurrido linchamientos en los últimos seis años son Baja Verapaz, Quiché y Sololá.
Los departamentos que más casos suman son Guatemala, con 24; San Marcos, con 12, y Escuintla, con 10. Los municipios con más linchamientos son la capital, con nueve; Mixco, con cinco, y Tajumulco, San Marcos, también con cinco.
Desprotegidos
Walter Menchú, investigador del Cien, considera que no hay una causa específica de por qué varía la cifra de linchamientos por año, al agregar que el problema no es exclusivo del área rural, sino de comunidades donde la gente se siente desprotegida y no confía en el sistema de justicia.
“Cuando sienten que el sistema de justicia no responde a las denuncias que han presentando, se sienten desamparados y toman la justicia con sus propias manos”, añade.
Según el Cien, en los últimos dos años han aumentado las denuncias por robos y hurtos, pero no ocurre lo mismo con las investigaciones para castigar a los responsables.