Imparable
El pasado viernes se reportaron cinco muertes de mujeres, incluida la de López Morales. Organizaciones de mujeres se pronunciaron contra el aumento de casos y pasividad de las autoridades.
Adriana Quiñones, representante de ONU Mujeres Guatemala, mostró su preocupación por ese fenómeno criminal.
Enfatizó que se observa odio en estas muertes de mujeres, ultimadas por conocidos, convivientes o exconvivientes, que se caracterizan por ahorcamiento o heridas de arma de fuego.
“Vemos una manifestación de violencia de exparejas que de alguna forma se les ha tolerado y permitido llegar a la última consecuencia. Ojalá se hubiera protegido —a las mujeres— la primera vez que denunciaron algún tipo de violencia, y no llegar a ese momento”, resaltó.
Quiñones resaltó que el aumento de violencia contra las mujeres era previsible, porque desde el confinamiento por la pandemia se observó un incremento en las denuncias, aunque muchas víctimas no se quejaban porque no contaban con mecanismos y no tenían a dónde acudir para pedir auxilio.
Comportamiento criminal
Mirna Santos, presidenta de la Asociación de Psiquiatras de Guatemala, explicó que en los casos reportados el pasado viernes se detecta un patrón de actitud sociopática —trastorno mental que culmina con comportamiento criminal—.
Indicó que la violencia contra las mujeres está asociada con el confinamiento, pérdida de ingresos o empleo, incremento de gastos cuando se tienen niños y la continuidad en el exceso del consumo de alcohol u otras sustancias luego de las fiestas de fin de año.
“Durante el toque de queda se interrumpió una rutina: muchos hombres e inclusive mujeres tenían una doble vida, en el trabajo tenían una pareja y un ambiente donde distraerse, y al quedarse encerrados no se contaba con ese mecanismo para liberar esa energía, y fue una época en la cual hubo muchos divorcios, peleas y reconciliaciones”, explicó Santos.
La profesional comentó que los casos son más visibles y traumáticos cuando llegan a los homicidios.
Añadió que los hechos observados fueron cometidos por personas conscientes de sus actos, con discernimiento entre el bien y el mal, por lo que no es una enfermedad mental, sino una deformidad de la personalidad con una actitud sociopática.
Exigen justicia
Claudia Hernández, directora ejecutiva de la Fundación Sobrevivientes, señaló que se deben agilizar las investigaciones de todos los casos, pues “entre más tiempo pasa desde el hecho, se van perdiendo las pruebas para esclarecer quiénes fueron los responsables de los atroces crímenes”.
“Exigimos a las autoridades que realicen acciones en conjunto para hacer factibles las políticas de prevención y evitar las muertes de mujeres”, manifestó.
Paula Barrios, representante de la organización Mujeres Transformando el Mundo (MTM), mencionó que la violencia contra la mujer crece por la impunidad en estos casos.
“Vemos que el año inicia con femicidios y unas formas muy crueles de quemar y mutilar los cuerpos de las mujeres”, precisó.