Después de dos décadas la justicia llegó para resolver la duda que persiguió por mucho tiempo a Rosa: ¿Quién y cómo le había arrebatado a su hija? La resolución fue dictaminada con una condena de 30 años a prisión para Bolaños Acevedo el pasado 1 de marzo de 2021.
El 17 de diciembre del 2001, un día después de que María Isabel Véliz Franco desapareciera, su mamá la buscó por distintos sitios, pero no la encontró. Desesperada, llegó hasta la sede central de la Policía Nacional Civil donde puso una denuncia, pero no fue recibida.
Aunque los funcionarios le dijeron que debía esperar tres días, la madre regresó en tres ocasiones para pedir ayuda. En cambio, varios policías aludían que María Isabel era “una cualquiera” y que por esa razón no había aparecido. A la cuarta vez de insistir, la denuncia de Rosa fue recibida.
Pero la respuesta que Franco esperaba llegó el 18 de diciembre del 2001 cuando en las noticias se dio a conocer del cuerpo de una mujer que había sido hallado en un terreno baldío en la zona 8 de Mixco. Era María Isabel y su cuerpo fue llevado a una morgue del Organismo Judicial con identificación XX.
Los funcionarios de la Policía no se habían puesto en contacto con Rosa. Fue ella quien llegó a identificar a su hija. Después del último adiós, Franco no se quedó de brazos cruzados y empezó a buscar la manera para aclarar la muerte. A pesar del ímpetu y la tristeza, la madre solo recibió respuestas vacías y el caso brincó entre varios juzgados sin una resolución.
Fue así cómo buscó ayuda en varias instancias y organizaciones a lo largo de los años para encontrar justicia. En 2014, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dictó que se retomaran investigaciones.
En medida que avanzaban los esfuerzos e insistencia de Rosa, la Fiscalía, la Policía y la Procuraduría General lanzaron la Alerta Isabel—Claudina en 2018 para agilizar la búsqueda de mujeres desaparecidas.
En febrero del 2021, aún sin claridad, pero con las sospechas que apuntaban a Gustavo Adolfo Bolaños Acevedo como el responsable de la muerte de María Isabel, inició un juicio para aclarar la situación. Un mes después , el Tribunal A de Mayor Riesgo resolvió el caso al dictar la sentencia contra el entonces sospechoso.
El caminar de Rosa Franco lleno de resiliencia, paciencia y esfuerzo ha provocado que Prensa Libre la nombre personaje del año en 2021.
Labor inquebrantable
Luis Fernández Molina, exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia, subraya que el problema del sistema judicial penal en Guatemala radica en que “no pone atención a ese tipo de acciones penales públicas y en consecuencia quedan casos abandonados.” Agrega que de no ser por la persistencia de determinadas personas —como Rosa Franco— los casos quedarían abandonados.
“Una sentencia nunca será favorable ante la muerte, pero sí satisfactoria para los familiares de las víctimas. En este caso, la alerta (Isabel—Claudina) puede verse como un logro quijotesco de Rosa”, expresa.
La abogada y escritora Carol Zardetto, quien ha abordado temas de violencia de género, apunta que en un país como Guatemala, “este tipo de crímenes se ve obstaculizado por la cultura machista que protege a los perpetradores y no a las víctimas. (…) Lo que este caso resulta es la vergonzosa discriminación y desprecio hacia el 50 por ciento de la población”, dice.
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En cuanto al reconocimiento que hace Prensa Libre a Rosa Franco, la abogada sostiene que “su esfuerzo resulta heroico, ya que dedicar 20 años a conseguir justicia merece ser calificado así”.
Los precedentes del accionar de Franco Sandoval durante las últimas dos décadas han permitido que surjan otras instancias como el Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala (Inacif).
Fanuel García, director general de la institución, explica que el caso de María Isabel Véliz Franco tuvo incidencia directa en la aprobación de la ley que creó al Inacif en el año 2006. “La persistencia de doña Rosa al demandar justicia ha provocado avances en materia de prevención, búsqueda inmediata, investigación y sanción”, expresa García.
Por otro lado, el psicólogo social y catedrátido de la Universidad de San Carlos, Mariano González, expresa que situaciones como el dictamen del tribunal en el caso de Rosa podría dar una sensación de justicia y alivio, aún tiempo después de lo sucedido. “Podrían existir sensaciones de dolor y de ausencia por el tiempo sin las personas pero también ayuda a cerrar ciclos que indudablemente surgen con estas heridas abiertas”, comparte el especialista en salud mental.