En esa fecha, Cervantes y Vargas se encontraban en un local donde consumían bebidas alcohólicas. En horas de la noche discutieron y salieron del lugar.
Cervantes se dirigió a su vehículo e ingresó en él, lo encendió y embistió a su cónyuge con el automotor. El cuerpo de la víctima fue arrastrado a lo largo de 110 metros.
Ella fue declarada como responsable de parricidio. Según el Código Penal, ese ilícito corresponde a asesinar a un familiar o conviviente.
Segundo juicio
La sentenciada afrontó debate oral y público dos veces por los mismos hechos.
En el juicio anterior fue declarada culpable de homicidio culposo, por haberse tratado del deceso de una persona que fue arrollada por un vehículo, y se le dictó una sentencia cinco años de prisión.
La familia de la víctima impugnó el fallo y con eso se logró anular el veredicto y que se ordenara repetir el juicio.