Los minutos de confusión llevaron a pensar que había sido un accidente de automotores, o el estallido por una fuga de propano, pero el panorama se aclaró pronto al ver una estela de humo que procedía de una casa de tres niveles.
Los primeros habitantes de las casas en la 7a calle “A”, entre la 16 y 17 avenidas de la zona 6, barrio La Parroquia, en la Ciudad de Guatemala, salieron alarmados a verificar qué había ocurrido. Lo primero que observaron fue la estela de humo y muchos vidrios rotos esparcidos en la calle.
Además, distinguieron que, en la casa blanca de tres niveles, con el numeral 16-95, había una mancha negra en una pared y el suelo, y en el portón metálico en su extremo inferior derecho tenía un agujero. Las ventanas de otras casas se rompieron tras la explosión.
“Las casas vibraron”, decían los moradores de las viviendas a los investigadores del Ministerio Público (MP) y la Policía Nacional Civil (PNC) que acudieron al lugar para recabar indicios.
Otros opinaron que los “despertó un fuerte estruendo”. “Pensamos que había sido un choque (de autos) grande o el estallido provocado por la fuga de propano”. Eso murmuraban con cautela los vecinos a los investigadores.
Nadie quiso dar declaraciones a los medios que llegaron al lugar. Prefirieron ingresar en sus casas y observar desde las ventanas las acciones de las autoridades.
La zona 6 de ha vuelto peligrosa, y lo demuestran sus cifras. El Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) reporta que hasta el 22 de octubre se contabilizaban 42 personas muertas en forma violenta.
En la zona hay algunos negocios y talleres de mecánica automotriz, y pocos vecinos, sin decir su nombre y con temor a represalias, aseguran que las extorsiones les han motivado a tomar acciones incluidas las de cerrar calles para protegerse como lo han hecho en otros sectores de la capital.
El portavoz de la PNC, Edwin Monroy, explica que el explosivo utilizado fue fabricado en forma artesanal. La información preliminar de la División de Investigación y Desactivación de Armas y Explosivos (Didae), agrega, es que hallaron restos de una caja de metal, pólvora y una mecha.
Consideran que usaron “al menos unas tres libras de pólvora pirotécnica con una mecha larga para hacerlo estallar posteriormente”, dice Monroy.
En el lugar observaron una marca negra en el suelo y la pared del inmueble. “La pólvora produce ese efecto”, aseguran las autoridades. Los daños no los consideran severos ya que dentro del explosivo no colocaron vidrios o pedazos de metal.
La explosión quedó registrada en las cámaras de videovigilancia a la 1.20 horas.
La investigación
Moisés Ortiz, del departamento de prensa e información del MP, explica que la unidad contra el tráfico de armas de fuego, adscrita a la fiscalía contra el crimen organizado del Ministerio Público (MP), es la que ha procesado la escena criminal en este lugar de la zona 6.
El personal fiscal, asegura, practica las diligencias en seguimiento al hecho para la localización de indicios y lograr individualizar a los responsables.
El MP no adelanta ninguna teoría. “De momento se está realizando la investigación correspondiente para determinar el móvil del crimen”, argumenta.
No obstante, fuentes oficiales, comparten que los inquilinos de la vivienda donde colocaron el explosivo, por temor, no han denunciado el acoso de algunos grupos delincuenciales. Se desconoce hasta ahora si tiene relación con pandillas o imitadores. Lo que sí es que el objeto lo colocaron en una sola casa, como un mensaje, aseguran.
El hecho se da en medio de otros crímenes que han preocupado a los residentes de la zona 6, La Parroquia. Por ejemplo, el 13 de noviembre localizaron el cadáver de Daniel Hernández Vargas en el interior de un vehículo en la 5a calle “A” y 17 avenida de esa zona.
Pero pobladores también han alertado en redes sociales que, sobre la 17 avenida, entre 2a y 3a calle y entre los barrios La Parroquia y La Ermita, son frecuentes los robos y asaltos. Los vecinos les han solicitado a las autoridades más vigilancia en el sector.
Pero eso sí, en la zona 6, particularmente en La Parroquia, por años han operado clicas de la Mara Salvatrucha (MS-13) y el Barrio 18. Estas se disputan el territorio para la venta de drogas al menudeo, cobro de extorsiones y ataques a pilotos de unidades del servicio público.
El último ataque violento ocurrió el 7 de octubre en la colonia Martinico. Dos sicarios vinculados con el Barrio 18 ingresaron a eso de las 17 horas en la venta de licores La Niña, en la 11 calle, entre 14 y 15 avenidas de la zona 6, colonia Martinico I y asesinaron a ocho personas.
Para cometer el crimen dispararon con un fusil de uso exclusivo del Ejército y una pistola. Seis víctimas quedaron en el interior de la venta de licores, y otras dos afuera en la calle.
El saldo mortal fue de tres mujeres y cinco hombres. Todos cayeron abatidos a tiros. Uno más resultó herido y fue auxiliado por los Bomberos Voluntarios, que lo llevaron a un hospital del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS).
Tras perpetrar el hecho, los dos sicarios huyeron, pero agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), los persiguieron hasta coparlos y ponerlos a disposición de los tribunales de justicia. Están presos en el preventivo para varones de la zona 18.
Esperan por dos audiencias a llevarse a cabo el 5 y 23 de enero de 2024.
La Comisaría 12 de la PNC es la encargada de brindar seguridad en este punto. La cobertura de esta sede es amplia porque abarca las zonas 6, 18, 17, 24 y 25, donde reside un tercio de la población total de la capital del país.
Esta jurisdicción de la capital, desde marzo de 2023 ha mostrado un comportamiento criminal al alza.
Mario Bosos, abogado y analista criminal, considera que el reacomodo de clicas de pandillas continúa.
En su experiencia analizando las operaciones de las pandillas, Bosos explica que el mercado La Parroquia, donde ahora sufren acoso de extorsionistas, cosa que antes no pasaba, “es una frontera entre la zona 2 y 6, y entre el Barrio 18 y la MS13.
“Barrio moderno en la zona dos y el cerrito El Carmen, lo controla la clica Carmen Lokotes de la MS13”, revela el especialista.
Ese mercado, aseguró Bosos, es una línea divisoria entre ambas organizaciones criminales. “Todos los buses extraurbanos salen de ese mercado y van a Chuarrancho, Chinautla, Palencia, San Pedro Ayampuc, y todos tienen pagos extorsivos”, dice.
“Los buses que llegan del extranjero o van a Palencia y San Pedro Ayampuc, y que pasan sobre el puente Belice, según los análisis hechos, pagan extorsión a la MS13”, explicó Bosos.