Los socorristas informaron que la menor de 13 años vestía el uniforme del Instituto Nacional de Educación Básica (Ineb) de San Pedro Ayampuc, en donde cursaba primero básico, y tenía una navaja en la mano derecha.
Su hermana, quien se encontraba a unos metros de distancia, cursaba segundo básico en la Escuela Alternativa Ceiba 2, en el referido municipio. Ella vestía pantalón de lona azul, tenis negros y blusa lila.
Lesbi Celeste Pocía, madre de la menores, quien trabaja como tramitadora, las reconoció y le dijo a la Policía que la mayor se reunía con un grupo de pandilleros.
Añadió que los amigos más cercanos eran cuatro, a los que identificó como Carlos, Elder, el Taza y el Tacito.
Explicó que su esposo y padre de las menores, Jorge Eduardo Palala, está en la cárcel desde hace ocho meses, ya que lo denunció por violencia intrafamiliar.
Relató que él es alcohólico y la golpeaba.
La Policía indicó que, según testigos, un pandillero apodado el Porky pudo haber sido quien atacó a las adolescentes.
Estudiante regular
Rigoberto Oliva, director del Ineb, quien llegó a la escena del crimen, reconoció que lamenor de 13 años era estudiante de ese plantel.
Explicó que ella era una estudiante de asistencia regular y que no daba problemas.
Lesbi Celeste Pocía, junto a vecinos, se lamenta después de haber identificado a sus dos hijas. (Foto Prensa Libre: Erick Avila)
Madre admite nexos con pandillas
Lesbi Celeste Pocía, madre de las menores ultimadas, Kerin Gemima, de 13 años, y Yailin Celeste Palala Pocía, 15, admitió que ella les permitía a sus hijas integrar pandillas.
Al preguntarle quién las mató, respondió: “Ellos, los pandilleros, porque ellas les hablaban a dos clicas —grupos de pandilleros— contrarias, y pensaron que ellas pasaban información. A mí me consta que no, porque son mis hijas y las conocía”.
Admitió que las menores fumaban marihuana con los antisociales. Al preguntarle por qué lo aceptaba, respondió: “Sí, porque eran mis hijas, y no tenía otra manera de que se quedaran en la casa. No tengo dinero, no hay agua, no hay gas. O sea, no era lo mejor, pero era una opción”.
Pocía refirió que ignora desde cuándo las menores se juntaban con la pandilla. “No tenían una clica con la cual se identificaran ni tenían un estilo para vestirse. Les gustaba vestirse bien, pero le hablaban a los dos grupos que no se llevan”, dijo.
Aseguró que intentó prohibirles reunirse con los antisociales, pero pudo más la necedad de la adolescencia y no tenía cómo cuidarlas. “Yo les decía: No tengo el tiempo, mis amores, para quedarme aquí para hacerles un guisado y que coman”, refirió.
Explicó que el cabecilla de la pandilla es conocido como Carlos, dueño de un picop rojo, el cual usaban para llegar a fumar marihuana en el sector donde fueron halladas las dos jóvenes.
“Lo que les decía era: Andá, pero que no dijeran nada de lo que oyeran”, contó.
“La nena —dijo al referirse a la mayor— me dijo una vez: Fíjate, mama, que me pasó algo raro, pero no dijo más. Solo me señaló a un muchacho y me dijo: Ese que está de camisa naranja es parte de la pandilla que mató a una muchacha llamada Karina”. También contó que mataron al novio de su hija mayor.
La mujer habló de la manera como murieron sus hijas. “Ellas eran mis únicas dos princesas”, manifestó.
“Lo que me tranquiliza es que no fueron forzadas —abusadas— íntimamente. Ellas nacieron vírgenes y murieron vírgenes. Eso es lo que a mí me tranquiliza, pues están completas, no les falta ningún bracito y tienen la ropa completa”, expresó.
Pocía mencionó que la última vez que vio a sus hijas fue la mañana del lunes.
Añadió que ese día se fue a trabajar y cuando regresó, a las 20.30 horas, no las encontró en casa, pero no se preocupó porque no era la primera vez que no llegaban a dormir.
“Fueron varias veces que se quedaron en la casa de Carlos, uno de los pandilleros”, aseguró.
Caso similar
El pasado 3 de abril las hermanas Karla Daniela y Nancy Paola Oscal Pérez fueron baleadas cuando se dirigían a su centro de estudios en la zona 1 capitalina.
Una de ellas murió horas después del ataque, la otra pereció el pasado viernes en el Hospital San Juan de Dios.
Las autoridades no han revelado el posible origen del ataque, que en principio se atribuyó a extorsiones, de acuerdo con declaraciones del presidente Otto Pérez, pero que el ministro de Gobernación, Mauricio López, no confirmó.
Por este caso fueron detenidos tres jóvenes de 16 y 19 años, quienes según investigaciones, son integrantes de la mara Salvatrucha.