El Departamento de Justicia de Estados Unidos asegura que Rubio Zea es cómplice de los cuatro hijos del narcotraficante mexicano Joaquín “el Chapo” Guzmán, más conocidos como “los Chapitos”, para el tráfico de fentanilo.
Además de la guatemalteca, Estados Unidos acusó a 28 integrantes más de esta estructura, a quienes también señala de experimentar el fentanilo con personas. Tal es el caso de una mujer a quien le inyectaron dosis de la droga hasta provocarle la muerte.
Rubio Zea figura como intermediaria y se le señala de hacer uso de sus conexiones para garantizar el suministro de precursores para que el cartel produjera fentanilo.
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A través de una empresa de importación, la guatemalteca adquirió los componentes químicos del fentanilo a través de empresas chinas para la fabricación de la droga que se enviaría a México, y los puso a los suministradores en contacto directo con el cartel.
Por ese motivo, a Rubio Zea se le señala de conspiración de importación de fentanilo, conspiración de tráfico de fentanilo y conspiración de lavado de dinero.
Tras su detención el 17 de marzo pasado en la ciudad de Guatemala, ahora permanece bajo custodia a la espera de su extradición a Estados Unidos, al igual que otros seis acusados.
Aunque el caso en su contra se conocía desde ese momento, fue hasta el 14 de abril que se hizo pública la vinculación y el papel de los 28 integrantes.
Inundar de fentanilo a los Estados Unidos
El Departamento de Justicia describió que Rubio Zea tenía conocimiento de que el fentanilo llegaría a distribuirse en los Estados Unidos.
“Los Chapitos” y sus colaboradores están acusados de operar y crear un sistema para abastecer de fentanilo a las “calles llenas de drogadictos” en el país norteamericano, según la expresión de Iván Archivaldo Guzmán Salazar que el Departamento de Justicia adjuntó a la acusación.
Las operaciones “extensas” cubrían el comercio del narcótico y estaban diseñadas para “bombear cantidades asombrosas” de la droga sintética.
Acusados
Estados Unidos acusa a 28 integrantes, incluidos 23 con sede en México, cuatro con sede en China y a la guatemalteca Rubio Zea.
Además de “los Chapitos”, a Gabriela Rubio Zea, como intermediaria y a los múltiples proveedores de precursores químicos chinos, también se señaló a los principales lugartenientes, fabricantes y distribuidores.
Asimismo, se expuso a los jefes del violento aparato armado de seguridad que protegía las operaciones del Cartel de Sinaloa, y a los lavadores de dinero que desviaron sus ganancias a México.
El fiscal federal, Damian Williams, declaró que los hijos “del infame líder” del Cartel de Sinaloa -“El Chapo” Guzmán-: Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Jesús Alfredo Guzmán Salazar y Ovidio Guzmán López, comandaban la operación de fabricación y tráfico de fentanilo de esa estructura del narcotráfico.
“Durante más de una década, el comercio ilícito de fentanilo ha creado una plaga de adicción, muerte y miseria para los estadounidenses y neoyorquinos de todos los ámbitos de la vida”, dijo también.
Dirigido por “los Chapitos”, el tráfico de polvo y pastillas de fentanilo fue el objetivo del cartel y su negocio más lucrativo.
La mayoría de las veces, el fentanilo del cartel ha cruzado a los Estados Unidos en los puertos a través de compartimentos secretos, escondido en equipaje en aviones, contenedores de envío, o en los cuerpos de las mulas de la droga.
El cartel también empleó a químicos calificados, o “cocineros”, que en un solo día pueden llegar a fabricar más de 100 mil píldoras, describió la justicia estadounidense.
También se señala que en algunos casos, los traficantes del cartel bajo el mandado de “los Chapitos”, probaron la pureza de su fentanilo y experimentaron con una mujer inyectándole dosis repetidas de la droga hasta que murió.
