El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, confirmó este 3 de abril que al menos 13 guatemaltecos fueron arrestados por estar implicados con grupos del crimen organizado en Chiapas, México, quienes se enfrentaron a miembros de la Guardia Nacional entre el 31 de marzo y el 1 de abril pasados.
A los guatemaltecos, según López Obrador durante su acostumbrada Mañanera, les incautaron 21 fusiles AK-47, un fusil HK G-3, ambos calibre 7.62, 149 cargadores: 138 para los AK-47 y 11 para los HK G-3, todavía no informan sobre la cantidad de municiones y dos picop de doble tracción sin reporte de robo, según las autoridades mexicanas.
El presidente López Obrador justificó en la Mañanera que estos hechos ocurren “muy cerca de la frontera, que es donde tenemos más problemas; la zona de Chiapas con Guatemala”.
La dirección de Comunicación Social del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minex) confirma que indagan al respecto, y al tener alguna información la compartirán con Prensa Libre.
De igual manera Comunicación Social del Ministerio de Gobernación (Mingob), explican que analizan la información y darán una postura más adelante.
Prensa Libre consultó con Carlos Aquino, especialista en armas y municiones y director de Táctica y Seguridad GT sobre el uso de estos fusiles y explicó que en la frontera Guatemala – México son de fácil acceso debido a que los grupos “del crimen organizado que controlan el territorio” usan este tipo de armamento.
“Todas esas armas incautadas en México no son legales en Guatemala”, confirma Aquino. Pero agrega que el fácil acceso en la zona fronteriza hace que muchas personas, la mayoría vinculada con actividad ilegales, las tenga en su poder.
“Legalmente en Guatemala lo he visto en algunos agentes del Sistema Penitenciario, pero son viejos. En Estados Unidos, el costo de estos fusiles, principalmente el AK-47, ronda entre los US$350 y US$600 dólares.
El AK-47, según el especialista, es el mayor producido en el mundo, y de mayor ilegalidad, es uno de los fusiles que son más sencillos de utilizar y son los que menos fallan por la parte mecánica. “Es un fusil muy viable, y no de un costo elevado en el mercado legal e ilegal. Además, lo usan para vencer vehículos blindados”.
El fusil soviético Kalashikov, o AK-47, fue diseñado por el militar e ingeniero ruso Mikhail Kalashnikov. En la actualidad, según el experto, se calcula que hay unos 100 millones de fusiles de este tipo en el mundo. “El AK-47 surgió en 1947, inspirado estéticamente en el Sturmgewehr 44 alemán“, cita la página especializada Defensa y Aviación.
La HK G-3, fabricado por la empresa alemana Heckler & Koch, según Aquino, goza de respeto entre los conocedores de armas de fuego. No solo en el fusil, sino también en pistolas y carabinas, que son de uso defensivo. “Es un arma cara. La plataforma es la misma que el AK-47, de calibre potente.
Según el especialista ese fusil incautado en Chiapas, “está aislado. Llegó de alguna forma a manos del crimen organizado, pero no es común”, indica el experto.
“Es una zona conflictiva, grupos altamente armados, narcotráfico, poder armamntista, y obvio para ellos, entre las fronteras, entre Guatemala y México, toman el poder del tráfico de ilícito hacia el norte, es fácil, del tráfico de personas, armas y estupefacientes”.
Para el especialista este tipo de armas es el “ideal” para este tipo de grupos armados narcotráfico. “Tienen aparatos de personas, un ejército armado a su protección y de los ilícitos. Tienen la facilidad de adquirir ese armamento”.
“Todos esos fusiles andan en México, y como estos grupos controlan casi todo en el área hacia la frontera de Estados Unidos, hay muchos fusiles de estos. Lo tiene el crimen organizado, no se ve en grupos legalmente armados del Estado, se ve uno que otro, pero ya viejos”, justifica.
Aquino exlica que el AK-47 es fusil mayor producido en todo el mundo. “Lo pueden encontrar en África, el Medio Oriente y en Latinoamérica. Está en todos lados”, argumenta.
Añade que el crimen organizado usa este calibre, y más grandes, “porque quieren perforar los blindajes de los vehículos rivales cuando se enfrentan entre carteles”.
¿Qué pasó en Chiapas?
El domingo 31 de marzo pasado en el municipio de La Concordia, Chiapas, – a unos 125 kilómetros de la frontera La Mesilla en La Democracia, Huehuetenango, y 147 de la aldea Cheguaté, Tacaná, San Marcos – se enfrentaron a balazos grupos vinculados con el narcotráfico en dos puntos.
El primero, según los reportes del gobierno mexicano, en un rancho del municipio de La Concordia, y el segundo en un área cercana a la presa La Angostura en el municipio Venustiano Carranza, Chiapas, – a unos 245 kilómetros de Cheguaté, Tacaná, San Marcos.
El 1 de abril ocurrió otro enfrentamiento en el municipio de Ocozocoautla, a unos 37 kilómetros de Tuxtla Gutiérrez, la capital del estado de Chiapas – a unos 380 kilómetros de Ayutla, San Marcos, donde también se han registrado muertes violentas asociadas al narcotráfico -.
López Obrador explica que uno de los enfrentamientos detonó porque “se metieron a un rancho que presuntamente es de un jefe de un grupo delincuencial”.
Y el otro, un día después, fue entre la Guardia Nacional y presuntos miembros de un grupo llamado Maíz, a quien se le vincula con el nuevo cartel Chiapas y Guatemala (CCYG). A este grupo también lo asocian con Los Huistas, el grupo narcotraficante que sus principales líderes fueron sancionados por Estados Unidos y se ofrece recompensa para dar con su paradero.
“Fue un enfrentamiento de dos grupos se metieron a un rancho que presuntamente es de un jefe de un grupo y se confrontaron”, indica López Obrador.
“Al día siguiente”, agrega en su tradicional Mañanera, “van refuerzos y estamos construyendo dos puentes en La Concordia y hay un campamento de la Guardia Nacional porque hostigaban mucho a los trabajadores y constructores y no dejaban que avanzaran el puente, entonces los constructores nos pidieron que pusiéramos un campamento para que trabajaran”.
Ahí, dice el mandatario, hubo un enfrentamiento con la Guardia Nacional en uno de los puentes”.
En estos combates armados el presidente de México confirma la presencia de ciudadanos guatemaltecos, quienes fueron capturados tras los hechos criminales. Medios mexicanos reportan también la muerte de cinco personas, todas ellas, guatemaltecas.
En Chiapas, México, desde el año pasado se habla de un nuevo cártel integrado por ciudadanos mexicanos y guatemaltecos. Las notas de la prensa chiapaneca les han nombrado el Cartel de Chiapas y Guatemala (CCYG).
La última vez que se supo de este grupo criminal fue el 31 de marzo. Un vídeo que circula en redes sociales, y en el que se ve a los integrantes de este Cartel con los rostros cubiertos y con fusiles y otras armas largas, lanzan un mensaje a las autoridades estatales de Chiapas.
En él niegan la presencia del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Chiapas y acusan a las autoridades de fabricar una “narrativa por motivos políticos y de seguridad”.
Aseguran que ellos han luchado en los últimos años contra el Cartel de Sinaloa (CDS), quienes se han apoderado de “la plaza de Chiapas”, desde el 2016.
