David Boteo, jefe de Dipanda, explicó que varias clicas de ambas pandillas tienen pausados estos cobros, aunque no precisó cuántas, pero advirtió que hay un grave riesgo en la seguridad, ya que, durante estos meses han surgido algunos grupos paralelos a las pandillas que se autonombran como “rateados” o “revolucionarios”.
“Son pandilleros de varias clicas que nunca han podido sobresalir en la pandilla y se han salido por así decirlo de estos grupos criminales, para hacer sus nuevos grupos criminales. A la larga la forma de extorsión es similar a la que realizan los pandilleros activos, pero estos ya no pertenecen directamente al Barrio 18, que es la que más representa en extorsiones a comercios pequeños y formales”, afirmó.
Además, agregó que sus esfuerzos e investigación están concentrados en este punto, para evitar que estas organizaciones crezcan, porque tendrían “otro problema encima”, ya que, buscan generar ingresos por extorsiones.
Boteo advirtió que hasta el momento estos pandilleros que se separaron del Barrio 18 no tienen recursos logísticos y están en fase de conformación. “imagínese si empiezan ellos a cobrar rentas o extorsiones sistemáticas pueden llegar a tener la misma capacidad logística para ejecutar atentados”, afirmó.
Agregó que este grupo de pandilleros está liderado por al menos 60 privados de libertad, que están con riesgo de ser asesinados en cualquier momento porque ya no pertenecen a la pandilla.
“Ellos ya tienen orden de ser asesinados por el Barrio 18, porque en cierto momento, ya no pertenecen al grupo. Entonces, como ellos fueron pandilleros, saben como se mueven las extorsiones, como se hacen las coordinaciones criminales, pero no tienen el liderazgo, ni la logística necesaria para realizar un ataque masivo a los comercios”, refirió.
Contradicciones
El Barrio 18 surgió como una pandilla callejera en Los Ángeles, California, Estados Unidos, tomó fuerza en los años 70s y las deportaciones hicieron que se expandiera por Centroamérica y México, según una publicación del portal InSight Crime, especializado en temas y análisis de crimen organizado.
En el Salvador, el Barrio 18 tuvo una ruptura entre sus miembros, algunos recluidos en cárceles y algunos otros libres. La pandilla se dividió. Ricardo Mendoza, criminólogo, criminalista e historiador, resaltó que, el rompimiento en 2016 dio como resultado dos facciones y una se denominó “los revolucionarios” y el cual podría haber influenciado a la organización criminal de Guatemala, porque desde hace más de cuatro años, algunos líderes de clicas buscan separarse de los líderes de La Rueda.
“Este fenómeno se viene dando desde hace tiempo, ya los pandilleros soldados, ranfleros, están cansados de que sean ellos quienes más se arriesgan y no se queden con la mayor parte del dinero ilícito que perciben, porque en su mayoría es entregado a los de la Rueda del Barrio”, señaló.
Para Mendoza quien también ha sido profesor auxiliar universitario en temas de criminología e investigador privado, el supuesto rompimiento en el Barrio 18 no se ha dado y son solo rumores, porque la Rueda es muy fuerte y aunque los líderes estén presos, sus familiares se encargan de ejecutar sus órdenes en el exterior y no permitirían un ruptura en su organización, ya que, tienen claro que los pandilleros soldados les generan grandes cantidades de dinero.
“No se han separado solo son rumores que han dado pandilleros cuando los capturaron, no es nada oficial. Son ilusiones que siempre han tenido, pero nunca se han concretizado”, recalcó.
Además, advirtió que, aunque la pandilla no se ha fraccionado, hay riesgos fuertes del surgimiento de nuevas estructuras criminales de pandilleros que estén involucradas en delitos como secuestro, secuestro exprés, asalto a bancos, a vehículos blindados.
Mientras que Boteo analiza que, en futuro próximo, cuando el país tenga apertura y retorne todo a la habitualidad, estos grupos que están surgiendo se van a enfrentar contra el Barrio 18 y la Mara Salvatrucha cuando retomen la cobranza de las extorsiones, porque también buscan cobrar rentas por si mismos.
La Comisión de Asuntos de Seguridad Nacional del Congreso dictaminó favorable en marzo pasado la iniciativa de ley que envió el presidente Alejandro Giammattei en la que busca tipificar a las pandillas como terroristas. Según Giammattei, los pandilleros deberían calificarse de terroristas porque lucran con la vida de las personas.