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De los casos que se han conocido, primero fue el de Manchón Guamuchal, Retalhuleu, lugar donde el pasado 3 de abril aterrizó una avioneta que transportaba ilícitos que fueron trasegados hacia dos picops, la acción ilegal fue grabada por cámaras de aviones del Ejército que sobrevolaron el área.
El Ejército llegó, pero tuvo que retirarse porque grupos armados impidieron el ingreso al lugar donde estaba la aeronave. La PNC no emitió reportes al respecto de esa operación.
Este 9 de mayo ocurrió un hecho muy parecido. El lugar, la aldea Siete Cerros, también un área fronteriza y muy apartada en el norte de Alta Verapaz.
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De nuevo, el Ejército detectó un movimiento anómalo en sus radares y procedieron a rastrear el lugar donde había aterrizado la aeronave; sin embargo, un grupo de hombre armados, incluso, con armas largas, posiblemente fusiles AK 47, les impidió el paso por lo cual optaron por retirarse a más de 200 metros, como dictan los protocolos.
Guiados por el humo de la avioneta que había sido incendiada, los soldados llegaron hasta donde estaba la aeronave para asegurar el área, pero estuvieron poco tiempo puesto que de nuevo, un grupo de comunitarios armados con palos y machetes los obligó a irse del lugar.
El portavoz del Ejército, coronel Óscar Pérez, precisó que el mandato y los protocolos de las fuerzas armadas es no enfrentar a nadie si no son agredidos.
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Según Pérez el Ejército no puede adoptar mayor acción puesto que su función “no es actuar en contra de la población, aunque tengan palos y machetes”, por lo cual los soldados optaron por retirarse.
En cuanto a por qué el Ejército no respondió al grupo que portaba armas largas, Pérez dijo que “si no se recibe un ataque armado nosotros no podemos tomar la iniciativa de atacar”. Añadió que desconoce por qué la PNC no llegó a tiempo al lugar antes de que la turba amenazara a los soldados.
Llevan niños al frente
El vocero de la PNC, Pablo Castillo, afirmó que los agentes policiales sí se dirigieron al lugar, pero que los pobladores no les permitieron ingresar hasta la aldea.
Añadió que no utilizaron la fuerza para despejar el camino y llegar hasta donde estaba la avioneta puesto que había “mujeres y niños” al frente de la turba “y no podemos usar la fuerza ante esa situación”.
Sin embargo, para Elvin Díaz, investigador del Instituto de Estudios comparados en Ciencias Penales, el hecho de que la Policía no haya ingresado también pudo obedecer a que conoce sus limitaciones para hacer frente al crimen organizado.
Díaz comentó que los aterrizajes en áreas de difícil acceso en Guatemala y el bloqueo de pobladores a las fuerzas de seguridad demuestra que el Estado está “muy ausente” en esas áreas, y que, al ser regiones con mucha pobreza y necesidades que no son atendidas, los grupos del narcotráfico lo aprovechan y se apoderan de esas zonas.
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“El narcotráfico se interesa en esas zonas, no solo por ser fronterizas, sino también porque hay poca presencia del estado”, subrayó el investigador.
Pérez expuso que no se sabe si los pobladores actúan por complicidad o bajo amenazas y no descartó que el crimen organizado haya cooptado a las comunidades de esas regiones, sin embargo, es un extremo que corresponde confirmar a otras autoridades, no al Ejército, precisó.
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