El recinto tendrá dos niveles y albergará a 40 madres. En el primer nivel habrá una cocina, una sala de estar, clínica pediátrica, comedor, lavandería, duchas para niños, un gimnasio para bebés y una sala para lactancia. En la segunda planta estarán los dormitorios.
Las habitaciones tendrán conexiones eléctricas para agua caliente y preparar pachas, y las luces no se apagarán a las 18 horas como en otras cárceles, detalló Rolando López Morán, administrador del Programa de Apoyo a la Seguridad y Justicia de la Unión Europea (Sejust).
Como toda prisión, contará con medidas especiales de seguridad.
Pequeños reos
El mayor de los cinco hijos de una madre tiene siete años. Ella está condenada por asesinato y su primogénito cumplió junto a ella parte de la condena hasta que a los cuatro años —la edad límite permitida para que un niño permanezca en el penal— fue entregado a familiares cercanos.
“El Sistema Penitenciario no considera a los niños como población, no hay alimentación ni raciones para ellos y comen de lo que sus mamás les dan, explica Virginia Garnica, gestora del Sejust.
Las madres intentan hacer papillas para alimentar a sus bebés con las raciones que reciben, agregó.
No se permite el ingreso de incaparina o leche porque se teme el ingreso de ilícitos.
Guarderías
López Morán explica que la comuna capitalina está anuente a que los pequeños que crecen en los penales asistan a las guarderías ediles, pero ha habido oposición del Sistema Penitenciario.
El ministro de Gobernación, Francisco Rivas, afirmó que “debe prevalecer el principio de interés superior del niño”, aunque aún no hay acuerdo. Carlos Sandoval, vocero edil, no respondió.