Además del primer pago, en el reclusorio Preventivo para Hombres de Quiché se cobran Q50 por acceso a agua y Q200 semanales por el derecho a tres tiempos de comida al día.
“El dinero se entrega a los encargados de sector del Preventivo”, contó un abogado defensor que pidió no ser identificado, al salir del Centro Preventivo para Hombres de Huehuetenango.
Sergio Tumax, de la Unidad de Enlace del Ministerio Público en ese departamento, indicó que aunque reciben denuncias, los interesados desisten.
El gobernador Hiram Martínez aseguró que han tratado de combatir esas prácticas en las cárceles y reconoció que el problema persiste.
Añadió que algunos reos han muerto en los penales o en hospitales, por negarse a pagar la talacha. “Tratamos de establecer con inspectoría de la Policía Nacional Civil si hay algunos elementos involucrados para deducir responsabilidades”, afirmó.
Otros cobros
En la cárcel El Boquerón, Santa Rosa, los reclusos pagan una cuota de ingreso de Q2 mil, y cada semana les piden un monto para comprar tarjetas para celulares, comida o lo deben entregar en efectivo.
“Algunos sí la cancelan —talacha—, pero otros no tenemos nada. Pero nuestros familiares corren riesgo de ser golpeados o asesinados porque los presos dicen que no cumplen con las reglas de la cárcel o las que ellos imponen.
Esto se ha denunciado en muchas ocasiones al Sistema Penitenciario, pero se hacen de oídos sordos”, manifestó un familiar de un preso.
En Jalapa, la talacha comienza en Q3 mil y puede llegar a Q5 mil, según el delito señalado al reo y su capacidad de pago.
En la prisión de Retalhuleu, el pago inicial oscila entre Q1 mil y Q1 mil 500.
En ese penal aceptan depósitos bancarios o pagos en efectivo a la hora de visita. El recluso debe proporcionar el número de teléfono de algún familiar, a quien se le hará el cobro de la talacha.
Si un reo no paga la cuota que le corresponde, debe hacer la limpieza, y si la hace “de forma ineficiente”, es golpeado por otros.
“Las personas que nunca han tenido familiares detenidos califican estos pagos como corrupción. Sin embargo, para quienes han pasado por esa experiencia están dispuestos a pagar lo que sus posibilidades económicas les permitan a cambio de poder comunicarse vía telefónica con su ser querido o hacerle menos difícil su estadía”, señaló un profesional del Derecho.
Con información de Por M. Castillo, Ó. Figueroa, H. Oliva, R. Miranda y O. Cardona