En una extensa jornada, Méndez trato de exculparse y casi al final de su declaración soltó en llanto, subrayando el miedo por su vida y centró su defensa en que solo fue utilizada por la estructura y siempre ignoró los fines.
“A mi solo me usaron, y me siento tan tonta, yo solo confié y peor si voy a aparecer encunetada como me dijeron”, señaló Méndez.
Méndez, después de casi 7 horas de audiencia, fue citada de nuevo a las 9 de la mañana del próximo lunes para seguir con la diligencia, mientras tanto la ex funcionaria permanecerá el fin de semana en la carceleta de la Torre de Tribunales.
Sus argumentos
“En ningún momento la rotación de personal, que fue por turnos, fue consentido por mi persona cuando fui intendente, porque no estoy administrando de forma directa allí”, manifestó la acusada.
Asimismo, hizo referencia a algunas escuchas telefónicas y se quejó que “las aduanas en Guatemala son peores que hospitales públicos sin medicina”.
Por momentos se le quebrantó la voz, como cuando dijo que proporcionó apoyo a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), entidad que, junto al Ministerio Público (MP), investigaron y desarticularon a La Línea.
Después, aseguró haber encontrado anomalías, como plazas que no estaban ocupadas, cuando asumió su puesto en la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT).
Además, dijo que la Cicig ya sabía del cambio de la persona que ha sido identificada como “W”, y que esa entidad le cuestionó en su momento sobre la existencia de personas vinculadas a una banda de defraudación aduanera.
La acusada también expresó temor por la declaración que brindó al juez Gálvez y que los indicios presentados ayer por el MP solo demuestran su inocencia.
Después de un receso, Méndez leyó una denuncia que recibió por correo electrónico, de unos gestores, acerca de abusos contra empleados de la aduana de Puerto Quetzal, que incluye una amenaza de muerte.
La denuncia destaca relación de Mynor Martínez, gerente de la aduana, con Francisco Javier Ortíz, alias Teniente Jeréz, uno de los integrantes de La Línea.
Al leer ante el juez la queja, la exfuncionaria aduanera mostró documentos en los que pidió una investigación interna por la denuncia que recibió, pero que se le respondió que no habían indicios de abusos.
Entrega documentos personales
Al insistir en su inocencia, Méndez renunció al derecho de secreto bancario, y entregó al juez estados de cuenta y otros documentos de transacciones monetarias, como cuentas de ahorro. Así también sus declaraciones patrimoniales desde 2013.
“Ya no está en juego mi libertad, es mi vida y la de mi familia la que está en juego”, expresó, visiblemente afectada.
Además, expresó que la “Claudia” que aparece en escuchas telefónicas, podría ser la hija del teniente Jeréz.
Al regresar del receso por almuerzo, Méndez continuó con su amplia declaración en la que contó cómo fue nombrada intendente con una llamada, desde la Casa Presidencial, de Juan Carlos Monzón Rojas, entonces secretario privado de Baldetti.
Esa afirmación implicaría que Baldetti y Monzón tenían influencia en el nombramiento de personas en el ente recaudador, entidad autónoma.
Después, la señalada argumentó que “una tal Claudia Méndez” que aparece en una escucha telefónica no significa que sea ella.
Méndez Asencio es señalada de los delitos de caso especial de defraudación aduanera, cohecho pasivo y asociación ilícita, los mismos por los que están en prisión preventiva Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti.
Ayer, en la primera parte de la audiencia, la exintendente de la SAT fue acusada de recibir el 5 por ciento de los sobornos de La Línea, unos Q150 mil.
Además, apareció la captura de pantalla de un chat en donde Méndez se comunicaba con Estuardo González, alias Eco, quien supuestamente se encargaba de las finanzas de la estructura criminal, y quien no tenía nada que ver con la SAT.
Méndez se defendió con que, si hubiese recibido esa cantidad de dinero, ya no estaría en el país.
El juez Gálvez deberá resolver si la liga a proceso y si la envía a prisión preventiva.