Al ingresar en las cárceles, el Sistema Penitenciario (SP) identifica a los integrantes de las pandillas como activos o inactivos, indicó Rudy Esquivel, vocero de la entidad.
Según los registros del SP, hasta el sábado último había 20 mil 905 reclusos en los penales del país, y de acuerdo con las estadísticas, 679 hombres pertenecen a la pandilla del Barrio 18 y 347 a la Mara Salvatrucha (MS). Además, 286 exintegrantes del Barrio 18 están presos y 179 de la MS.
En las cárceles femeninas, el SP contabiliza un centenar de integrantes activas del Barrio 18 y otras 18 ya no forman parte de esta. La MS tiene 58 activas y 11 que están fuera, indicó Esquivel.
Alguna vez ambas pandillas trabajaron juntas, pero el control por las extorsiones y los negocios ocasionaron su ruptura, coinciden los fiscales entrevistados que han llevado durante años a juicio a un sinfín de clicas, por diversos delitos.
“Con altísimos ingresos del transporte y la venta de cocaína y crac, la violencia entre pandillas y las sangrientas disputas por territorio se han difundido y aumentaron su brutalidad”, refiere Douglas Farah, en el reportaje central America’s Gangs are all grown up, de la revista Foreign Policy.
La ruptura
En la década de 1990, cuando se formaron la Mara Salvatrucha (MS) y el Barrio 18, coexistieron de forma pacífica, tanto que fueron recluidos en la misma cárcel de Escuintla.
El 15 de agosto del 2005, hace 11 años, la MS provocó en las cárceles nueve motines que dejaron 36 muertos, lo que se conoce como “la ruptura del Sur”, un pacto de no agresión con el Barrio 18.
Hasta antes de ese 15 de agosto, las órdenes de ese consejo común, llamado la Rueda Sureña, movieron engranajes en celdas y clicas fuera de las prisiones.
Otro ataque posterior, en la Torre de Tribunales, de integrantes de la MS en contra de integrantes del Barrio 18 agravó el conflicto, recuerdan fiscales de Delitos contra la Vida y Extorsiones entrevistados.
A partir de entonces, los 18 formaron su propia rueda con representantes de zonas o barrios.
Su cúpula, integrada originalmente por 25 pandilleros, ahora es de 23. La MS formó el Consejo de los Nueve.
Después de la rueda
Las autoridades decidieron separar a los pandilleros en las cárceles. El Centro Preventivo y Fraijanes 1 reúnen al Barrio 18. A El Boquerón y a Fraijanes 2 se destinaron los miembros de la MS.
La separación en cárceles fue una medida urgente para preservar la vida y el orden entre los reclusos, opina Zoel Franco, analista del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales.
La división, sin embargo, fortaleció las estructuras de cada pandilla y aumentó el control sobre las cárceles.
El fiscal general de El Salvador, Douglas Meléndez, aseguró en julio pasado que las pandillas de su país compran armas en Guatemala y Honduras.
“No se le dio seguimiento, y el Estado de alguna forma se acomodó”, agregó Franco.