Algunos comerciantes comenzaron ayer una nueva jornada, con seguridad privada, y otros lo hicieron incluso con dos agentes, a pesar de que hubo patrullaje de la Policía Nacional Civil, a quien la comunidad no dejan de ver con cierta suspicacia, sobre todo a los agentes de la cercana subestación, según dicen.
Los vendedores aseguran que son extorsionados hasta por cuatro grupos. A unos les exigen Q400 semanales, además del mal llamado “bono 14”. Si un pandillero cae preso les piden más dinero, para pagar abogado.
En las últimas dos semanas, ataques armados han causado la muerte de cinco personas y dos más han sufrido heridas.
Locatarios del mercado refirieron que los pandilleros exigieron un nuevo censo para clasificar los puestos de ventas —pollerías, carnicerías, etc.—, y así determinar el monto a pagar, todo en total impunidad.
Los compradores, en su mayoría mujeres, señalan que también tienen miedo de ser atacados por los mareros.
En medio de esa zozobra, ayer por la tarde fue inhumado Pedro Tzoy, de 62 años, quien el martes último murió baleado en el negocio de golosinas que atendía.
Buscan a Dios
Para darles fuerza espiritual a los vendedores, un grupo de personas se organizó y efectuó ayer un servicio religioso.
La PNC reportó de manera preliminar, ayer por la tarde, que había capturado a cuatro supuestas responsables de los sucesos de violencia ocurridos en ese lugar. Los vecinos ya han escuchado esa historia antes.