Julio Rogelio Robles Palma, exadministrador de Puerto Quetzal, es el primer señalado en declarar para exponer pruebas y desvanecer la acusación del Ministerio Público.
Los acusados se están preparando, pues de 30 por lo menos 15 pasarán al estrado a declarar ante el Tribunal de Mayor Riesgo B, entre ellos los exgobernantes Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti.
En el caso de Robles Palma, en la audiencia de ayer expuso auditorías de la Contraloría General de Cuentas que se hicieron en Puerto Quetzal y no se detectaron irregularidades.
Además, hablo sobre los sistemas de importaciones que se utilizaron en el 2014 y en el 2015.
Sin hallazgos
En el 2015 se solicitó una auditoría por parte del entonces superintendente de Administración Tributaria Juan Francisco Solórzano Foppa, pero no hubo hallazgos relevantes en la operación de Puerto Quetzal.
El juicio continuará el 29 de agosto, y esa semana se espera la comparecencia de Pérez Molina y Baldetti.
Avanza el juicio
El debate oral y público comenzó el pasado 17 de enero de 2022, es decir seis años y nueve meses después de la primera aprehensión que fue el 16 de abril de 2015. Ante el jurado han sido expuestos análisis criminales, peritajes, testimonios, entre otros, a fin de fortalecer la acusación.
El 2 de agosto de 2022 testificó en favor de los acusados el agente aduanero, Raúl Palma quien aseguró que en ese entonces se estudiaba la calidad, veracidad y origen de los productos importados mediante los procedimientos establecidos en las leyes aduaneras del país.
El 20 de junio de 2022 en un lapso de cinco horas declaró el exsecretario privado de la Vicepresidencia, Juan Carlos Monzón, quien afirmó que dicha agrupación criminal pretendía traficar droga en las aduanas. No obstante, el cuestionamiento por parte del MP fue débil y no profundizó en el relato del colaborador eficaz.
El 25 de abril de 2022 un perito de MP, Héctor Medina expuso sobre los métodos de defraudación aduanera que detectaron con el funcionamiento de La Línea y la forma en que extrajo información de una computadora que fue decomisada en la Boutique Emilio, propiedad de Roberto Ramírez.
*Con información de Sara Solórzano
