Bravo Díaz ofrecía pagos mensuales de Q2 mil 700 a Q 3 mil por trabajos de oficina. Luego engañaba a las personas, ya que estos tenían que comprar los productos y luego venderlos, para supuestamente poder acceder al contrato laboral.
Durante los allanamientos los fiscales localizaron como evidencia agenda de contactos y registro de trabajadores, informes contables, depósitos y retiros de fuertes cantidades de dinero de la Empresa Tesoros Colección, S.A. propiedad de Bravo Díaz.
En abril pasado las agraviadas escaparon de Bravo y pidieron auxilio en el consulado de Costa Rica en Guatemala, en ese mes ingresó la denuncia a la Fiscalía que comenzó la pesquisa.
Más extranjeras
En el allanamiento en la oficina de la empresa ubicada en la zona 1, los fiscales localizaron a dos mujeres de nacionalidad venezolana que carecían de permiso de trabajo, pero tenían bajo su responsabilidad la capacitación del personal.
En el lugar también había 50 jóvenes a quienes el sindicado les ofreció supuestas plazas de trabajo.
En este caso se contó con el apoyo de la Inspectoría General de Trabajo quien les brindó asesoría en lo relativo al proceso laboral.
Se defiende
En la Unidad de Trata de la Policía Nacional Civil, Bravo Díaz conversó con Prensa Libre, en donde manifestó ser inocente de los señalamientos del MP y explicó que todo se trataba de una represalia.
“Es rencor de una gente que es indeseable para Guatemala. Somos una empresa de vendedores a la cual ellas se unieron por su propia voluntad y aceptaron sin protestar las condiciones de la empresa”, dijo el capturado.
También mencionó que las mujeres le robaron Q5 mil, así como televisores y camas que habían en la casa que él les había dado para vivir.