En casa del padre
Las capturas al alba, el descuido de los elementos de seguridad y la presencia de niños ayudó a que no se haya hecho un solo disparo en el operativo de captura de la familia Mendoza.
Un grupo de policías entrenados se acercó sigilosamente a la casa y sortearon el portón blindado. Un par de minutos después, abrieron la puerta. En el interior se encontraban Wálter Obdulio Mendoza, su esposa Edna, la cocinera de la casa y su hijo, además de dos guardias.
“¡Es casa ajena, pero ellos mandan!”, le decía Wálter Obdulio a su cónyuge, quien en su nerviosismo llamó a su hijo Jeffrey.
Diez minutos después, uno de los policías informó: “Allá afuera hay un joven que se llama Jeffrey y dice que es hijo del señor”.
Una vez adentro del inmueble se procedió también a detenerlo. Hasta entonces, la Fiscalía no tenía idea de su paradero.
“¿Será que puedo fumar en el garaje?”, preguntó Jeffrey, ya esposado.
A escasos metros, en casa de la familia de William Mendoza, el desayuno estaba por ser servido. Al menos siete cámaras y tres elementos de seguridad vigilaban la propiedad protegida por portones blindados y una salida hacia un terreno baldío, al igual que las otras viviendas.
Los investigadores encontraron cuatro vehículos —también blindados—, media docena de armas y municiones.
Durante los cateos, refieren quienes estuvieron allí, los Mendoza hablaban en inglés entre sí.
En Petén
La casa de descanso de Wálter Obdulio se encuentra en El Chal, Petén. Está construida de madera, rodeada de vidrio, y desde cualquiera de sus balcones —en cada uno de los cuales hay un comedor— puede observarse el valle, la piscina, los terrenos donde pasta el ganado, la pista de aterrizaje y todos los accesos a la propiedad, situada en lo alto de un cerro.
Fue allí donde detuvieron a Pablo, quien se encontraba convaleciente. Su familia, aún en ropa de dormir, observó cómo lo esposaron después de haber tomado sus medicamentos.
“Un ladrón quiso entrarse a la casa”, calmó Mariana, la menor de los Mendoza a sus hijos, quienes le preguntaban por la presencia de la Policía.
“¡Te encargo a tus hermanos!”, recomendó al mayor de sus hijos, de 10 años, antes de ser llevada al autopatrulla.
Por la noche, sujetos armados rondaban en motos el pueblo y otros recogían en cajas los celulares de quienes llegaban en bus. Buscaban al soplón que entregó a los Mendoza.
Una pieza
Jorge Roberto Montano Pellegrini, prófugo, sindicado de lavado de dinero, es el empresario que en el registro de Guatecompras figura como el representante legal de Forestales Ceibal y Forestal Chaklun, las dos empresas que ahora son investigadas por la Fiscalía Especial contra la Impunidad a raíz de la captura de Wálter Mendoza, y ya tiene un proceso abierto por lavado de dinero.
Según la pesquisas, Mendoza Matta vendió a Gustavo Ramírez Ortiz fincas despojadas a campesinos que habían sido otorgadas por Fontierras. A su vez, Ramírez Ortiz las negoció con las referidas empresas.