El Ministerio Público (MP) y la Policía Nacional Civil (PNC) sostienen que el caso que ocurrió el 17 de junio en el kilómetro 339, sobre el puente Selegua, en jurisdicción de Santa Ana Huista tuvo su origen en apuestas de efectivo en dólares durante un palenque que se llevó a cabo en Nentón.
Este caso, vinculado con grupos del crimen organizado dedicados al narcotráfico y lavado de dinero en aquella región, lo ha manejado con hermetismo el MP y la PNC, no obstante, han surgido dos versiones acerca de lo que provocó la matanza.
El crimen se cobró la vida de dos personas sobre el puente Selegua, en Santa Ana Huista. Un comando armado disparó con fusiles a un picop que posteriormente lo incendiaron. En el lugar el MP reportó el hallazgo de dos cadáveres. El de Ana Leticia Villatoro Castillo, de 20 años y Sergio Otoniel Montejo Lorenzo, de 28.
El Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), reveló que la causa de muerte de ambos fue “por heridas de proyectil de arma de fuego”. En la escena del crimen hallaron más de 300 indicios balísticos y un picop todoterreno incinerado.
Mientras tanto, en el barrio El Campo, aldea (y frontera) La Mesilla del municipio de La Democracia, Huehuetenango, localizaron otros dos cadáveres. Uno de los cadáveres hallados en este lugar fue Jonathan Yordani Gómez López, de 27. El Inacif certificó que había perecido por heridas de bala.
El MP reportó el 17 de junio que el otro cuerpo sin vida “presumían” correspondía a Saúl Cano, a quien más adelante investigadores detallaron que se trataba de Donaldo Saúl Villatoro Cano, de 47.
Las teorías
Sobre las muertes de estas cuatro personas hay dos teorías. La primera se basa en que las cuatro personas participaron en un palenque aquel 17 de junio en el municipio de Nentón.
El hermano de Guayo Cano se hizo acompañar de los tres individuos, entre ellos su presunta sobrina, extremo no confirmado todavía por las autoridades. Habrían llevado a su mejor gallo y le apostaron hasta US$300 mil (unos Q2.4 millones), sin embargo, perdieron, no quisieron pagar y habrían huido.
Fue así que se desencadenó una persecución que, en primera instancia, se cobró la vida de las dos primeras personas en el puente Selegua, San Antonio Huista.
Luego, para obtener el dinero, llevaron a los otros dos sujetos, que se cree iban en otro vehículo, a la aldea La Mesilla, para que les dieran los dólares habían apostado. Los ejecutaron en el barrio El Campo.
El MP pudo procesar la escena en el puente Selegua, mientras que la PNC entrevistó a parientes de las dos víctimas de ese punto, quienes confirmaron su presencia en el palenque. Las autoridades también obtuvieron información de testigos que pudieron haber visto el crimen desde un inmueble cercano.
Las autoridades, hasta ahora, lo que no han podido explicar es el paradero del cadáver de Villatoro Cano, quien necesita de una silla de ruedas para movilizarse. El Inacif solo reportó las necropsias de tres personas, mas no la del hermano de Guayo Cano.
La información preliminar es que la familia impidió que el MP e Inacif procesara la escena en donde hallaron el cuerpo sin vida de Donaldo Saúl Villatoro Cano.
Y la otra teoría es que habían ganado en el palenque, traían el dinero, y los sujetos que apostaron y perdieron hicieron “el tumbe del efectivo”.
El hermano de Cano
Donaldo Saúl es hermano del narcotraficante Eduardo Francisco Villatoro Cano, Guayo Cano, condenado a 372 años de prisión por haber ordenado la matanza de nueve policías en la subestación de Salcajá, Quetzaltenango, el 13 de junio de 2013.
Guayo Cano fue detenido por autoridades de México el 4 de octubre del 2013 en Tuxtla, Gutiérrez, Chiapas y luego trasladado a Guatemala para enfrentar a la justicia por ese crimen contra agentes del Estado.
Aquella masacre de policías en Salcajá fue para cobrar venganza por el robo de US$740 mil que Guayo Cano aseguró eran de su propiedad. Cano hizo alianzas con Los Zetas y durante su actividad en el tráfico de drogas protagonizó más incidentes violentos con otros grupos rivales.
Durante el juicio de Guayo Cano, en diciembre de 2018, el Tribunal que lo condenó, determinó que su hermano Donaldo Saúl debía pagar una multa de Q50 mil por haber lavado más de Q3 millones.
El hijo
Eduardo Avirán Villatoro Sales, alias Junior, de 24 años, hijo de Guayo Cano, fue arrestado con fines de extradición por autoridades antinarcóticas el 14 de agosto del 2021. El 10 de febrero del año pasado lo trasladaron a una Corte Federal de Estados Unidos que lo solicitaba para enfrentar cargos por narcotráfico.