McFarland regresa para ser el segundo de abordo de la misión que en dos días recibirá a Hamilton, de quien se dice que es un diplomático que ha fungido en países donde el principal interés es la lucha contra las drogas y la corrupción, y el apoyo a la transparencia en las elecciones.
¿La llegada de Hamilton al país (quien estuvo en Perú cuando estalló el escandolo de corrupción del presidente Alberto Fujimori) es una estrategia de Estados Unidos hacia Guatemala?
Creo que definitivamente hubo la intención de enviar a Guatemala uno de los diplomáticos con más experiencia y trayectoria en este hemisferio.
La experiencia relevante de Hamilton es haber estado en otros países, donde nuestro principal interés es apoyar la democracia y derechos humanos y otros objetivos, como la lucha contra las drogas, los ilegales, negociar un acuerdo de comercio, apoyar las elecciones libres y transparentes y apoyar, si se puede, algún consenso nacional.
Vamos a ver si hay maneras de fomentar más transparencia y una mejor lucha contra la corrupción.
¿Ustedes harán algo sobre la preocupación de varios sectores acerca de que los Bonos Paz podrían fomentar delitos, entre ellos el lavado de dinero?
Reiteramos la importancia de la Ley de lavado de dinero y la necesidad de utilizarla, y controlar ese flujo de capital. No creo que tengamos mayores ni menores preocupaciones sobre los eurobonos y el flujo de capital.
En todo caso, sería muy interesante asegurar que no sean mecanismos para lavar dinero. Es muy oportuno que si se habla de una venta de eurobonos por US$700 millones, hay que encontrar mecanismos para asegurar que haya la mayor transparencia posible.
¿Estados Unidos está satisfecho con el trabajo que ha hecho Guatemala en materia de combate al narcotráfico?
Estamos preocupados. Se nota una merma importante en la incautación de drogas; tampoco ha habido arrestos de líderes de carteles en Guatemala.
Según nuestras estimaciones, el 25 por ciento de cocaína que procede del sur hacia Estados Unidos, pasa por América Central, incluyendo Guatemala.
Ha habido pocos resultados en el trabajo antidrogas en 2002. Pensamos que la narcoactividad impacta directamente en la gobernabilidad en Guatemala y afecta nuestros compromisos políticos y morales con los acuerdos de paz.
¿Qué apoyo se da para el combate al narcotráfico?
Damos ayuda anual antinarcótica por más de US$2 millones. Además, apoyamos el entrenamiento del Servicio de Análisis e Información Antinarcótica, Saia, que suple al Doan, al explorar con el Gobierno el aumento del control marítimo y más aún, de las autoridades portuarias, porque allí ha habido una baja significativa de decomisos de droga.
¿Existe la posibilidad de que Estados Unidos descertifique -califique mal- a Guatemala en materia de la lucha antidrogas?
Ese es un proceso que se lleva a cabo en Washington todos los años, y no podría adelantar la respuesta.
Ahí consideran todas las posibilidades, lo que el Gobierno se comprometió a hacer, evalúan lo que se hizo, y después hacen análisis y recomendaciones.
Usted, como diplomático, ha visto el avance en esta materia. ¿Cree que Guatemala se ganó la descertificación?
Prefiero no comentar. Washington va a hacer un análisis, y ahí veremos. Aquí no se han tomado acciones, como utilizar la Ley de lavado de dinero para procesar a narcotraficantes; hasta ahora, la Fiscalía no ha utilizado esa ley; más arrestos también serían importantes.
¿Tienen ustedes información sobre los militares vinculados al crimen organizado que serán investigados por el Ministerio Público?
Por supuesto que la embajada recoge información. En términos generales, tenemos que hacer varias cosas; una, es tratar de apoyar la lucha contra la corrupción, y para ésto la investigación que hace la Fiscalía es sumamente importante.