“Los niños con síndrome de abandono solo cuentan con el amor y cuidados que les brindan las enfermeras y el personal médico”, expresó.
Lauri Félix, jefa del CRN, manifestó: “Necesitamos apoyo económico de instituciones, para cubrir las necesidades de estos bebés, pues la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional nos abastece de algunos insumos, pero son específicamente para los niños desnutridos, que necesitan recuperar peso”.
Tres en un mes
Carmen Roblero, vocera del hospital, informó que tres recién nacidos han sido abandonados en lo que va del mes, en barrancos o viviendas deshabitadas, en diferentes municipios de Huehuetenango.
Recordó que el caso más reciente es el de Ángel Gabriel, quien el pasado 13 de abril fue hallado dentro de una bolsa plástica, en San Gaspar Ixchil.
Desde ese día, Angelito, como cariñosamente le llaman, permanece estable en el nosocomio, por orden judicial de abrigo temporal.
“La mayoría de bebés son abandonados porque sus padres viven en extrema pobreza, las madres son menores de edad o porque se convierten
en una carga”, explicó Roblero.
Érick Villatoro, auxiliar departamental de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), manifestó que los casos de abandono representan una grave violación a los derechos de estos niños, que no tienen garantía de alguna protección por parte de sus parientes.
Deber del Estado
El funcionario explicó que el Estado es el responsable de dar atención a los menores, con efectiva protección y celeridad, para ubicarlos en una institución que les ofrezca las condiciones mínimas para su desarrollo.
Herbert Ralda, jefe del Área de Salud en Huehuetenango, afirmó que no tienen presupuesto asignado para ese rubro y crear una partida presupuestaria para los niños abandonados no es viable, debido a la crisis que afronta el Ministerio de Salud.
Agregó que son las autoridades del hospital las que deben gestionar con asociaciones e instituciones la donación de artículos para apoyar a los menores abandonados, mientras se resuelve su situación legal. “No tenemos recursos destinados específicamente para los bebés abandonados”, explicó Ralda.
Menores con futuro incierto
José Ríos, secretario del Juzgado de la Niñez de Huehuetenango, explicó que cuando se rescata a un menor, lo evalúa un médico, y posteriormente lo remite al hospital regional.
El Juzgado de la Niñez es el encargado de brindarle medidas de abrigo y protección temporal, mientras se desarrolla un proceso judicial para establecer a qué institución es enviado.
Comentó que con base en las audiencias que se programan para cada caso, el juez establece la adoptabilidad del niño, dicta la sentencia y luego certifica al Consejo Nacional de Adopciones para que continúe el proceso con la Procuraduría General de la Nación.
Agregó que se hacen publicaciones en los diarios para alertar a los padres o algún familiar; si no aparecen , se busca una familia adoptiva.
Cada proceso es diferente y puede durar años para poder ser legalizado, pues una vez se dicta la sentencia, debe pasar un año en trámites administrativos, en el juzgado, para determinar el futuro del menor.