seguridad vial

Crónica: Un padre de familia, un poste y el efecto cascada de un accidente en Guatemala

Casi 9 de cada 10 fallecidos por un accidente de tránsito en carretera, son hombres, según el BID. Esto genera un efecto dominó con graves consecuencias económicas y sociales, muchas veces, por ausencia de seguridad vial.

Rafael Poveda, especialista de transporte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) alertó durante el programa de Guatemala No Se Detiene del pasado 16 de diciembre, transmitido por Guatevisión, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) evidencia que, en promedio, están muriendo en las carreteras guatemaltecas cerca de 2 mil 200 personas cada año, de esas 2 mil 200 personas, el 48% vienen de las personas que utilizan la motocicleta.

“Entonces, ¿dónde podemos comenzar? Podemos comenzar, justamente ahí, con una estrategia para mejorar la conducción de motorizados en Guatemala, una estrategia a corto mediano plazo de los motorizados” indica.

Esta es una transcripción textual del ejemplo que Poveda compartió durante la entrevista con Guatevisión:

La crónica: Un ciclo que se activa después de un accidente

Imaginémonos que un padre de familia está conduciendo un vehículo a una velocidad permitida, pero de pronto, le llega un mensaje de texto a su celular y decide contestarle. Pero, en el momento en que lo contesta, perdió la atención sobre su vehículo y en ese mismo instante ve que la carretera no tiene unas franjas de seguridad, no tiene el espacio más amplio, por lo tanto, ha sido un freno drástico. Este padre de familia pierde el control de su vehículo y se estrella en el otro lado contra un poste del servicio eléctrico. ¿Qué sucede en ese momento? Ahí el vehículo no ha tenido los sistemas de seguridad, por ejemplo, para la estabilización. El poste no debería haber estado tan cerca de ahí y, finalmente, llegan los servicios de socorro, por ejemplo, llegan la Policía, los bomberos, los servicios de salud. Todos se toman su tiempo en reaccionar y rescatan a esta persona que ha sufrido este siniestro vial, ese momento llega el siniestrado a un hospital, por ejemplo, y el hospital privado le dice: Señor, ¿tiene usted seguro? No. Entonces va al servicio público, que tiene la obligación de atenderlo, entonces todo el aparato fiscal tiene que financiar eso. Aquí en este ejemplo de alguna manera hemos visto algunos problemas: primero, que es el ser humano el que comete errores y con eso vamos a convivir siempre, entonces hay que hacer unas campañas muy potentes en lo que es educación. Segundo, la infraestructura no está adaptada, es decir, tenemos infraestructura que no es segura. Tercero, los vehículos. A veces importamos vehículos en los países que no son seguros de diferentes orígenes. Vemos ahí que los servicios de salud no están interactuando, no se está monitoreando a tiempo real y no reaccionan a tiempo para llevar a la víctima rápidamente, mientras más rápido le llevamos a la víctima a un centro de salud puede ser atendido con la puntualidad que se requiere, de esa forma mitigamos que, por ejemplo, esta persona tenga daño severo a largo plazo, que eso es lo que no queremos. Aquí hay una estadística interesante, cerca del 87% de las personas que mueren en nuestras carreteras son varones, pero ¿qué sucede con estos varones?, al final dejan hogares con las mujeres que se hacen cargo de dar manutención a su familia y cuidar a su familia, es decir, la brecha social entre hombres y mujeres también se exacerba. Entonces, tenemos que ver que las consecuencias en términos de falta de seguridad vial. Creo que tenemos una responsabilidad social de tener un seguro para atender a las víctimas, mayoritariamente. Por otro, la educación es algo que tiene que estar en nuestro ADN, volvamos al ejemplo: ¿por qué la persona, el padre de familia tomó la decisión de contestar? Porque tal vez tuvo una educación constante y ahí los medios de comunicación también colaboran para eso.

Concluye entonces Poveda que “muchas personas que son víctimas de estos siniestros que tienen múltiples causas, multi-responsables en esas causas, llegan a un servicio de salud y no son atendidos como se merecen. Creo que tenemos una responsabilidad social de tener un seguro para atender a las víctimas, mayoritariamente. Hay seguros que cubren diferentes elementos, pero si tenemos un seguro obligatorio de accidentes de tránsito que se enfoque principalmente en atender a las víctimas para que no tengan lesiones severas a largo plazo o que lleguen a la muerte, creo que ese es el segundo elemento también clave para mejorar la seguridad vial, y enfocarnos en reducir las muertes y los heridos graves en los siniestros viales, ese es el enfoque.

Propone, finalmente, que “hay una metodología que se llama International Road Assessment Programme (iRAP), que básicamente lo que hace es una evaluación de las vías existentes y las califica con estrellas, de una estrella a cinco estrellas, cinco estrellas es la carretera más segura si quieren desde el punto de vista de la infraestructura pura y su interacción que tiene con los usuarios de una carretera, una estrella donde prácticamente es mejor no me voy a pasar por ahí, porque puedo ser víctimas de un siniestro vial grande, de grandes consecuencias, eso es un tema que hay que hacerse constantemente”.  

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ESCRITO POR:

Juan Manuel Fernández C.

Periodista de Prensa Libre, especializado en storytelling de negocios con 19 años de experiencias, ganador de 4 premios de periodismo incluido el Premio Nacional de Periodismo Económico de Costa Rica y el Premio: Concurso Regional de Periodismo Investigativo: “El drama humano de la exclusión social en Centroamérica”.

Ximena Santiago

Periodista en colaboración con Prensa Libre para el proyecto Guatemala No Se Detiene, especializada en Economía