AGROIMPACT
Cafetaleros piden a Maga acelerar reglas para no dejar de vender a la Unión Europea
Aunque el sector acelera acciones como mapeos en fincas o levantado de café, demandan certificaciones, protocolos y reglamentos para ser admisibles en 2025, cuando rija el Pacto Verde.
Guatemala posee un gran músculo de producción de café pero aún debe ser más aprovechado para exportarlo hacia países clave de Europa. (Foto Prensa Libre: Juan Diego González)
El café es un grano tan versátil que permite la preparación de bebidas calientes, como un capuchino, o frías, como un iced latte. Sin embargo, para que esa bebida llegue a nuestra mesa, hay un proceso detrás de la producción del café.
Parte de ella tiene lugar en Santa Lucía Milpas Altas, Sacatepéquez, donde se encuentra Chica Bean, un centro de producción de café con más de 14 años de historia. En ese tiempo, han identificado que en Guatemala el reto para producir café es la rentabilidad, ya que la cadena de valor de este grano puede sumar hasta 12 actores en los que, poco a poco, se diluyen las ganancias.
Esta empresa guatemalteca optó por desarrollar un modelo de negocios de valor compartido, que permite simplificar la cadena de producción del café a solo tres pasos. El primero consiste en la compra directa de los granos de café a 36 mujeres productoras en distintas regiones del país. El segundo, que ocurre en Santa Lucía Milpas Altas, abarca el tueste, la molienda y el empaque del café. Este es el diferenciador que Josué Martínez, cofundador y gerente de Chica Bean, destaca, porque al ejecutar el proceso de tueste en Guatemala les permite “competir con cualquier tostador dentro de los Estados Unidos”.
El tercer paso, y último, es comercializar en línea y exportar, la mayor parte, a Estados Unidos. Sin embargo, su mercado es tan amplio que en 2023 Chica Bean colocó este café guatemalteco en 18 países, entre los que se encuentran Canadá, Francia y España.
Los apuros del Pacto Verde
El enfoque social de Chica Bean lo hace elegible para exportar a mercados de alta exigencia, como el europeo. Sin embargo, el sector está atento a las nuevas medidas que podrían entrar a regir en 2025.
La Comisión Europea planteó desde 2019 el Pacto Verde, con el fin de “cumplir con los grandes retos que presenta el cambio climático y la necesidad de evolucionar hacia un modelo productivo y de vida más sostenible”, detalla Silvia Miranda, oficial de economía y comercio para Centroamérica de la Delegación de la Unión Europea en Costa Rica.
Miranda añade que en cuanto al enfoque en la producción agrícola “hay varios criterios que tienen relación con la deforestación, la contaminación, las cadenas productivas más resilientes al cambio climático, así como la evolución de procesos productivos para que sean cada vez más amigables con el ambiente”.
Para la Asociación Nacional del Café, Anacafé, este es un tema que atienden desde hace un par de años, específicamente enfocados en la deforestación, puesto que dicho lineamiento “prohíbe la comercialización de los productos a la Unión Europea si en la producción hubo deforestación. Bajo este reglamento, el café producido en tierras deforestadas después del 31 de diciembre del 2020 no podrá ser importado a la Unión Europea”.
Para asegurar que en ninguna de las más de 305 mil hectáreas que cultivan café queden fuera de la posibilidad de ser exportado se han enfocado en el levantamiento del café, un estudio que les ha permitido identificar los “puntos en donde no se cumple con esta normativa de la Unión Europea”, los cuales corresponden, según cifras proporcionadas por González, al 2% de los terrenos en todo el país. Esta es una metodología que, con el uso de herramientas satelitales, les permite verificar los puntos en donde existen plantaciones del café en el territorio nacional.
Si bien, hay fincas en Guatemala que “ya están tratando de ponerse al nivel de las exigencias de la Unión Europea para cumplir con la reglamentación del Pacto Verde”, hay retos pendientes para alcanzar los lineamientos para la exportación, entre los que Jorge Durán, miembro de la junta directiva de Cafés Diferenciados de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), incluye “recuperar y elevar nivel de producción, así como mantener y aumentar también de lo posible los estándares de calidad”.
Otro de los retos para el sector cafetalero son la asistencia en mapeos, el refuerzo de las capacidades institucionales en el desarrollo de sistemas agroforestales y en la capacitación para los productores.
A esto, González le suma la necesidad de buscar una manera para “demostrar a nivel internacional que el café de Guatemala se produce de forma sostenible y que no es un producto vinculante a deforestación”. En este caso, es necesario el apoyo de las autoridades del gobierno, específicamente con el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (Maga).
En este contexto, desde la Delegación de la Unión Europea, Miranda identifica la necesidad de impulsar las certificaciones para la producción del café, ya que este es un respaldo” importante porque que va a ayudarles a los productores a colocar sus productos de mejor manera, dependiendo el nicho de mercado que puedan estar interesados en Europa”.
Apoyo urgente del Maga
En un documento proporcionado por el Ministerio de Agricultura a Prensa Libre, entre las acciones para una producción alimentaria sostenible en línea con los requisitos del Pacto Verde enlistan tareas como la revisión de la directiva sobre el uso sostenible de los plaguicidas y mejora de la gestión integrada de plagas, la revisión de los Reglamentos para facilitar los productos fitosanitarios que contengan sustancias activas biológicas, así como un plan de acción para la gestión integrada de los nutrientes para reducir la contaminación producida por los fertilizantes.
Otra de las acciones es la estrategia del Pacto Verde conocida como “Del campo a la mesa”, un plan que, según Miranda, “incluirá medidas para reducir significativamente el uso y el riesgo de pesticidas químicos, así como el uso de fertilizantes y antibióticos. La implementación de la estrategia será posible mediante el desarrollo de una política y un marco regulatorio para los sistemas alimentarios sostenibles”. Conforme a la información del Maga, “las autoridades competentes de nuestro país ya empiezan a generar planes de muestreos basados en riesgo para los alimentos exportados, como también para los de consumo nacional”. Sin embargo, al consultar sobre un cronograma de acciones específico de cara a 2025, no se obtuvo respuesta.
A meses de la fecha límite, Durán acentúa la importancia del rol que debe efectuar desde ya el Ministerio de Agricultura para establecer “las reglamentaciones y los protocolos para el cumplimiento de Pacto Verde, que permitan mostrar cómo vamos a generar la trazabilidad que se requiere para exportar a Europa”. Esto con el fin de tener un respaldo de la calidad del café, así como asegurar que el proceso de cosecha cumple con los estándares del cuidado del medio ambiente.
Carrera contra el tiempo
En el escenario de que Guatemala no logre cumplir con los lineamientos a 2025, existe la posibilidad de poner en la cuerda floja las exportaciones hacia Europa, las cuales durante el año cafetalero 2022-2023 registraron envíos a Bélgica (10%), Italia (5%), Alemania (4%), Países Bajos (2%), así como en Reino Unido (1%), Francia (1%) y los Países Nórdicos (1%).
Ante ello, González identifica como una de las consecuencias el desencadenamiento de “un problema de competitividad de las empresas guatemaltecas y, por lo tanto, una disminución en el empleo”. Actualmente, Anacafé registra que la actividad cafetalera provee más de 500 mil empleos anuales. Además, Guatemala se podría enfrentar a un panorama más serio que golpearía directamente al sector agrícola por la disminución de los ingresos para los caficultores.
Este impacto se puede traducir en una mayor dependencia de Estados Unidos como mercado y con ello el aumento a la vulnerabilidad a fluctuaciones económicas. “Lamentablemente, estamos contra el tiempo. Requerimos que se designen personas especiales en todas las instituciones para esto. A pesar de que hay algunos avances, vamos a requerir bastante tiempo cumplir con la reglamentación del Pacto Verde”, demanda Durán.
El café guatemalteco es un producto con fuerza exportable, ya que, según datos de Banco de Guatemala (Banguat) del 2023, este es el primer producto de exportación agroindustrial del país.
En el último año cafetalero registrado, que comprende de octubre del 2022 a septiembre del 2023, la Anacafé contabilizó US$944.37 millones en exportaciones de café guatemalteco. Durán destaca que “Guatemala está dentro de los diez primeros productores a nivel mundial. La producción durante los últimos años ha alcanzado un promedio de tres millones y medio de sacos -cada uno contiene alrededor de 132 libras de café-, eso nos da aproximadamente un 2.6% de la oferta mundial de café exportable”.
El primer destino de exportación de este grano es Estados Unidos (41%), seguido de Japón (12%) y Bélgica (10%). A pesar de que el país norteamericano es “el principal socio comercial de Guatemala, el 26% del café se exporta a la Unión Europea”, resaltaJosé Tulio González, presidente de Anacafé. En esta línea, Guatemala se enfrenta a un reto para no perder poco más de una cuarta parte de las exportaciones del café destinadas al mercado Europa a raíz de los lineamientos del Pacto Verde para el 2025.
¿Qué es el pacto verde?
El Pacto Verde es la estrategia de la Unión Europea para alcanzar la neutralidad climática en 2050. En 2019, una de las conclusiones del Consejo Europeo hacía énfasis en el abanico de oportunidades que se darían como consecuencia de alcanzar ese objetivo, “tales como el potencial de crecimiento económico, de nuevos modelos de negocio y nuevos mercados, así como de creación de empleo y desarrollo tecnológico”.
Este es un marco político que abarca una amplia gama de medidas para abordar el cambio climático y los temas de degradación ambiental. Entre las que se encuentran una agricultura sostenible en la Unión Europea, garantizar el suministro mundial de alimentos y la seguridad alimentaria, la reforma de la política agrícola común y pacto verde europeo, la estrategia “De la granja a la mesa”, el plan de acción para el desarrollo de la producción ecológica, el bienestar de los animales de granja, el etiquetado nutricional, planes estratégicos de la política agrícola común, la política de promoción agroalimentaria de la Unión Europea y el uso sostenible de los plaguicidas.
Desde el punto de vista de la Delegación de la Unión Europea en Costa Rica, el Pacto Verde “ha desencadenado la revisión de las políticas y las leyes que se establecen en el marco europeo, no solamente para producción, sino también para la exportación de productos de otros países que ingresen a la Unión Europea”.
“En Guatemala puede aplicarse en la construcción de una economía circular y sostenible con el objetivo de lograr una sociedad inclusiva, equitativa y respetuosa de los recursos naturales”, recalca González. Específicamente, el reglamento del pacto enfocado en la deforestación vincula la regulación de seis productos, tales como ganado, cacao, café, palma, caucho y soya, así como sus derivados.
Encuentre más de Guatemala No Se Detiene en nuestros canales de video de Prensa Libre y Guatevisión, un contenido en alianza enfocado en periodismo de soluciones.