Guatemala

Exito de Pollo Campero en Houston

Desde tempranas horas una larga fila de personas esperaba que abriera el restaurante, en Texas.

Houston, EE.UU./.-En el primer día de servicio, en tan sólo tres horas, casi tres mil personas, principalmente latinos, visitaron el segundo restaurante Campero que abre en Estados Unidos.

Desde tempranas horas una larga fila de personas esperaba que abriera el restaurante. Adentro, 48 empleados estaban nerviosos y listos para cumplir con la demanda de sus clientes.

El clima frío no impidió que muchas personas esperaran por más de dos horas para ingresar. A las 10 en punto, Carlos Ortiz, presidente de Campero Houston, abrió las puertas del local, y Luis Orantes, primer cliente guatemalteco, quien esperó desde las 6 de la manaña, finalmente obtuvo un ?menú campero? y llevó piezas para su familia.

A la 1 de la tarde, tres horas después de haber abierto, habían atendido a casi tres mil comensales, en el restaurante y en el servicio para llevar en automóvil.

Gran expectativa

?Desde que comenzó la construcción estamos a la expectativa, y es un orgullo que una empresa de nuestro país abra sus puertas aquí?, expresó Orantes.

Ortiz aseguró que desde la noche del viernes llegaron clientes, por lo que vendieron pollo durante tres horas, con lo cual recaudaron unos US$3,000.

Atrás del local aguardaba un furgón de Sysco Foodservices Products, proveedor de Campero, con cajas de pollo congelado, y otros suministros, para garantizar que no escaseara el producto.

Estilo clásico

El restaurante conserva la decoración y distribución de espacios tradicionales de Campero. En el mostrador principal hay tres cajas registradoras, donde se entrega inmediatamente el pedido, sistema vigente en todos los restaurantes de autoservicio en EEUU.

Las opciones son similares a las que conocemos en Guatemala. Un menú campero cuesta US$4.99, las famosas alitas Campero de seis piezas, US$4.69, y una porción adicional de la ensalada Campero, US$1.09.

La franquicia pertenece a un grupo empresarial encabezado por el costarricense Carlos Ortiz, quien estimó la inversión en casi US$1 millón.

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