¿Cuáles son sus comentarios generales acerca de esta crisis que atraviesa Guatemala?
Toda esta inestabilidad que estamos viviendo es producto de que tenemos una cleptocracia en el poder que se niega a aceptar el resultado de las elecciones. Durante muchísimos años y siguiendo una tradición bicentenaria han estado acostumbrados a imponer un gobierno que no refleja la voluntad mayoritaria, pero a la que tramposamente han logrado de todas maneras, legalizar. Y ahora fueron sorprendidos porque de alguna manera inesperada el pueblo logró colocar a un candidato, digamos antisistema de corrupción contra todo pronóstico y contra los designios tradicionales de nuestro sistema político podrido y ellos perciben que lo que viene es un gobierno reformista, entraron en pánico y están buscando toda suerte de excusas para impedir que tome el poder ese candidato. Por otro lado, hay que decir que aquí la gente ha reaccionado en contra de los bloqueos y todas las consecuencias negativas que los bloqueos tienen, pero habría que pensar si esto hubiese ocurrido en Francia, por ejemplo, habría ardido París, porque el Gobierno lo que quiere hacer es, básicamente, robarse las elecciones.
¿Qué es lo que estos grupos temen de un gobierno de Bernardo Arévalo?
Nosotros tenemos una cultura archi conservadora que mira comunistas hasta debajo de las piedras. Eso es el reflejo de la mentalidad atrasada de nuestras élites que se niega a ver que todos los países del primer mundo a los que tanto admiran, pero cuya historia e ignoran, piensan que esos países son prósperos y pacíficos porque un sistema de irrestricta libertad económica los hizo así, y no es cierto. Todos los países del primer mundo pasaron por un proceso de creación de clases medias que implicó una serie de medidas reformistas para hacer de los sistemas que ellos tienen un capitalismo políticamente viable, pero en la mentalidad semi feudal que tienen todavía la mayoría de nuestras minorías ese ese proceso lo consideran una especie de inicio del comunismo y por esos temores que tienen están dispuesto a ponerse del lado de gobiernos mafiosos y ladrones como el que tenemos.
¿Y qué hay de la corrupción, será que no temen perder sus negocios?
Sí, pero hay que entender que esto es una alianza entre dos grupos diferentes. Por un lado, los operadores del sistema político, que son corruptos y mafiosos, y eso empezó desde de que nos declaramos independientes y se acostumbraron a tener grupos de rufianes que les hicieran el trabajo sucio de mantener los privilegios económicos a cambio de permitirles a estos rufianes que se enriquecieron con la corrupción, es el mismo sistema de hace 200 años.
Entonces ahora las élites que quieren mantener un sistema de un capitalismo primitivo y atrasado para que eso se mantenga ellos toleran a estos gobiernos de rufianes, pero en el fondo este son grupos distintos, ni siquiera se caen bien entre ellos, pero son un matrimonio de conveniencia. Entonces, lo que tenemos por un lado a los mafiosos que gobiernan y a otros grupos de nuestras élites que los toleran porque piensan que más vale un gobierno ladrón que un gobierno comunista.
¿Es una alianza con intereses distintos?
Intereses que convergen. La extrema derecha guatemalteca piensa que hay que tolerar a estos gobiernos mafiosos, tramposos, abusivos, porque no son comunistas y entonces, aunque saben que están haciendo desmanes, los toleran y los prefieren, y lo que ven es que este gobierno que ha sido electo por la mayoría del pueblo —el de Arévalo— va a acabar con ese sistema que efectivamente simboliza el anhelo de que haya reformas que hagan de este un país más moderno, un país más parecido a los países del primer mundo. Entonces, asustan con el petate del muerto que lo que representa este nuevo gobierno que viene es una especie de versión de Hugo Chávez, y no es así. El gobierno de Bernardo Arévalo va a ser reformista, pero moderado. Lo que necesitamos urgentemente en Guatemala es tener un capitalismo moderno, inclusivo y por eso políticamente viable.
¿Qué piensa de que el movimiento ha sido liderado, de una u otra forma, por organizaciones indígenas, puntualmente los 48 cantones de Totonicapán?
Es un fenómeno histórico bienvenido y crucial; sin embargo, creo que el talón de Aquiles de esta rebelión en contra del intento de desconocer la voluntad popular porque como no es completo no logra sus objetivos, distinto sería si hubiéramos tenido élites más iluminadas que se hubieran sumado al paro nacional y entonces ya habría el gobierno corrupto desistido de su intención de no soltar el poder. Entonces el bloqueo lo que está haciendo es provocar mucho sufrimiento al propio pueblo. Yo por eso creo que hay que flexibilizar el contragolpe y hay que ser más pragmático. El costo beneficio de los bloqueos es muy alto, pero por otro lado esos bloqueos han surgido como reacciones espontáneas a los abusos del Gobierno. Nadie las convocó y nadie las controla. Entonces, yo preferiría que ese esa insatisfacción popular se manifestara solo con manifestaciones y que los bloqueos se suspendieran para no crear anticuerpos innecesarios al contragolpe cívico, pero nadie les puede ordenar a los ciudadanos indignados que abandonen esa técnica de lucha.
El gobierno debe saber que no puede gobernar sin la aquiescencia de la mayoría de los gobernados eso es una regla básica de toda democracia y lo que están haciendo es tratar, una vez más, de imponer la voluntad de una pequeña minoría a todo el pueblo y el pueblo no se va a dejar.
¿A pesar de la desaprobación de la ciudadanía hacia estas autoridades y del nulo apoyo que tienen a nivel internacional, todavía ve algún riesgo de que el 14 de enero no asuma Bernardo Arévalo?
No es imposible que triunfe el golpe, pero es poco probable. Yo pienso que sí los golpistas insisten, eventualmente van a forzar al presidente electo a irse a la clandestinidad y a que el pueblo lo arrope y que identifique en las fuerzas armadas quiénes van a estar del lado de la Constitución y de la voluntad mayoritaria para, el 14 de enero, si estos insisten en imponer la voluntad de esa minoría, derrocarlos con todo el apoyo del pueblo y de la comunidad internacional, ese sería el siguiente punto. Yo estoy seguro de que, de ser así, la purga de este sistema corrupto va a ser aún más completa.
O sea, sería más inteligente de parte de ellos replantear la táctica ya que este golpe les sería contraproducente
Los golpistas tienen el tiempo en contra, no tienen el apoyo del pueblo, que los repudia, no tiene ninguna simpatía a nivel internacional, hasta ahora, las fuerzas armadas, sabiamente han permanecido al margen y la ley natural está del lado del presidente electo y de la voluntad mayoritaria. Así es que cuando llegue el 14 de enero va a haber gobierno de Bernardo Arévalo, les guste o no.
¿Cree usted que las fuerzas armadas apoyarían a las autoridades electas o al golpe?
Los golpistas están tratando de crear un clima en el que se necesite que venga un salvador a poner orden, pero cualquier oficial inteligente sabe que es una aventura muy arriesgada, y si hubiera oficiales que se pusieran del lado de los golpistas van a tener literalmente al mundo en contra, van a tener un gobierno inviable, sus aliados naturales del pasado están en contra y no les van a dar apoyo logístico, inteligencia, suministros, los sitiarían internacionalmente, aparte de que el pueblo los va a repudiar internamente. Entonces yo pienso que los oficiales inteligentes, que inclusive han sido formados desde 1985 en una doctrina de que su rol es proteger a la Constitución, si tienen dos dedos de frente no se van a poner del lado de los golpistas.
Lionel Toriello
¿Una decisión inteligente de la fiscal Consuelo Porras y de los otros operadores de justicia a los que se les pide la renuncia sería dimitir?
Ellos no renuncian porque temen con todo fundamento que cuando venga otra vez el estado de Derecho a establecer su imperio como debe ser sobre Guatemala, van a tener que entregar cuentas y muchos van a perder, no solo su modo de vida, sino sus actuales negocios y sus fortunas acumuladas. Muchos van a ir a parar a la cárcel, por eso es que están tan desesperados y están haciendo locuras para impedir que se materialice la voluntad popular. Y en eso están contando con el apoyo de estas minorías de estas élites miopes que con tal de que no venga lo que ellos creen que es un gobierno comunista, están defendiendo lo indefendible.
¿Qué piensa del papel que está jugando el sector privado organizado?
Que están divididos, la mayor parte de los empresarios que no necesariamente son los más grandes, saben que Guatemala no puede vivir con un gobierno paria como el que quieren imponer los golpistas, saben que se les cerrarían los mercados, que vendrían sanciones económicas internacionales, y persecuciones penales para algunos de los que participen y entonces la mayoría, aunque no tenga mucho entusiasmo por el gobierno Bernardo Arévalo piensa que es imprescindible respetar el los resultados de la elección. Pero hay un grupito duro que están del lado de los golpistas, y esa división interna es la que se manifiesta en esta ambigüedad de las posturas oficial.
¿En resumen, usted piensa que es muy difícil concretar el golpe?
Ojalá que podamos hacerlo, como dice nuestro himno, sin choque sangriento. Los golpistas tienen que entender que no pueden prevalecer, que no van a prevalecer y que entonces mejor que minimicen los daños y, ni modo, los que deben algo tendrán que pagar, como dice el dicho, los elotes que se comió.