El presidente electo asegura que tiene una ruta clara de transición, aunque todavía no terminan de integrar el gabinete de gobierno. Insistió en la lucha contra la corrupción como eje central de su gestión y en tener la mesa limpia para escuchar y alcanzar consensos con todos los sectores del país.
En esta conversación, la primera como presidente electo, Arévalo reafirma sus compromisos de campaña, reconoce el temor a la posibilidad de sufrir un atentado violento, pero también expresa su posición sobre las alianzas con varios sectores para alcanzar la gobernabilidad.
¿Qué ha pasado en las últimas 72 horas después de este triunfo en la segunda ronda electoral? ¿A qué se ha dedicado?
Empezamos a trabajar en el levantamiento del equipo de transición, empezar a prepararnos para todo este proceso que tiene distintas aristas. Hemos realizado una serie de contactos con actores que se han comunicado con nosotros, ya de cara a empezar a hablar sobre el futuro, y hemos estado recibiendo llamadas de mandatarios de otros países, felicitándonos por el logro. Hubo reuniones con las misiones de observación y con otras personalidades.
¿Cree que lo van a dejar asumir el cargo el próximo 14 de enero? ¿Tienen ustedes una estrategia legal y política ante las diferentes acciones del Ministerio Público?
Tenemos una estrategia: sencillamente estamos utilizando los recursos legales que tenemos a nuestra disposición para combatir esta persecución política que se hace de manera flagrante desde esa Fiscalía —Especial contra la Corrupción— y desde ese juzgado —Séptimo Penal—, donde hay personajes que son internacionalmente reconocidos como actores de la corrupción. Lo estamos haciendo utilizando los mecanismos usuales. Eso es lo que nos ha logrado garantizar que hubiera elecciones, que no nos eliminaran, como lo intentaron hacer después de la primera ronda.
¿Durante la candidatura y ahora que ya estamos en el período de transición, se ha sentido amenazado o intimidado en algún momento?
—Guarda silencio durante unos segundos y resopla antes de responder— Nosotros sabemos que el riesgo de seguridad aumenta, especialmente mientras se cierran los otros caminos legales para llegar a la presidencia… pero no, estamos conscientes, pero no es que temamos en el sentido de que esto condicione lo que estamos haciendo, sino que nos ocupamos de tener la protección adecuada, de asumir las medidas que necesitamos.
¿Ha recibido alguna recomendación de alguna entidad de seguridad por algún protocolo?
Es un grupo de seguridad mixto, personal nuestro con SAAS, y ahora inclusive con Policía Nacional Civil, a partir del 21 de agosto.
Ya estamos con ellos, y ellos son los que dictan los protocolos de seguridad y qué es lo que hay que hacer y cómo hay que hacerlo.
¿Ya tiene definido su gabinete de gobierno?
No. Estamos todavía trabajando.
¿Y cuándo cree que lo tendrá definido?
Estamos en conversaciones con una serie de personas. Algunos nos dicen: “miren, necesito algún tiempo para tomar alguna decisión”. Estamos haciendo algunos procesos de verificación, completando algunas cosas; la mayor parte está ya sólida, pero tenemos algunos temas que queremos tratar de ver.
Usted informó el día de la elección que recibió la llamada del presidente Alejandro Giammattei. ¿Qué sintió cuando se comunicó con él?
Fue una llamada donde él inmediatamente manifestaba el reconocimiento de la victoria y la felicitación. Indicaba que en cuanto el Tribunal Supremo Electoral confirmara los resultados se pondría en marcha, al día siguiente, el proceso de transición, que tendríamos una reunión para revisar el cronograma de transición y la propuesta que ellos tienen.
¿Piensa que el presidente Giammattei también está detrás de estas acciones en contra del Movimiento Semilla?
Pues hasta el momento las declaraciones dadas y las acciones que ha hecho parecieran indicar que él está en la línea de… pues ha reconocido los resultados, ya está empezando el proceso de transición.
¿Se bajó del barco el presidente?
No sé si estaba subido, pero lo que yo le puedo decir es que en este momento él está abriendo el proceso de transición.
¿Cuál será su prioridad en el proceso de transición?
Esta transición tiene un objetivo muy concreto y es permitirles a las autoridades entrantes tener toda la información necesaria del Estado de la situación, para poder inmediatamente empezar a implementar sus propios planes.
Este estado de la situación es por cada una de las instituciones del Estado, por cada uno de los ministerios, de las secretarías. Habrá equipos específicos que se encargan de realizar este proceso a través de información. Estamos reuniendo la información y la recopilación necesaria alrededor de estos. Además, el equipo gubernamental tiene una lista de información que ellos quieren pasar y nuestro equipo tiene una lista de información que nosotros queremos recibir.
¿Está consciente de que el Congreso podría no aprobar el presupuesto que prevén para el primer año de gobierno?
Nosotros sabemos que vamos a tener que trabajar con un presupuesto sobre el que tenemos control muy limitado y que, posiblemente, si no hay otra solución, pues con el presupuesto de ahora sabemos que tenemos planes.
Es una especulación, claro, que vamos a encontrar un Congreso con una lógica distinta, donde las viejas lealtades y alianzas se resquebrajan porque ya no existe el mismo mecanismo para sostenerlas. Eso genera un espacio de oportunidad para reconstruir y atar nuevas (…) De repente ahora nos van a apoyar, habrá algunos que sí. Ya sabemos, hay gente que se ha aproximado de otros partidos a decir que quieren trabajar con nosotros.
¿Esos intereses de alianzas abarcan a personas de otros sectores que podrían integrar los ministerios o secretarías?
Sí. Es que nosotros estamos invitando a gente de otros sectores que no son miembros del partido. Lo que sí es que debemos tener una conversación para decirle que el problema y la ventaja nuestra es que nosotros tenemos un plan de gobierno, y sabemos qué es lo que queremos hacer en los ministerios de Estado.
Entonces, la persona que acepta ser un ministro en nuestro gobierno tiene que aceptar de entrada que está de acuerdo con esa visión. No vamos a traer un ministro que puede ser muy útil para unir o lanzar una línea a otro sector, pero que tiene una posición totalmente distinta y que no está dispuesto a trabajar.
Hay algunos temas que usted mencionó durante su campaña; por ejemplo, que va a reducir su salario. ¿Ya tiene definido eso?
Estamos en ese proceso de definición, porque, mire, yo voy a reducir mi salario, ese es un hecho, ya lo anuncié, pero, en realidad, el problema no es de la reducción del salario presidencial, o sea, la diferencia que hace en el presupuesto el salario presidencial es mínima. Lo que se trata es de hacer una revisión sistemática y sistematización de los salarios de los altos funcionarios del Estado.
¿Cuánto debería ganar el presidente de Guatemala?
Bastante menos de lo que está ganando ahora, sin ninguna duda; no hay ninguna justificación. El salario del presidente ahora está cerca de los Q150 mil.
¿Cuál será el proceso que van a seguir para seleccionar a los que permanecerán en sus cargos?
Lo primero es comprobar que todo el mundo cumpla con esas funciones. Todas las personas que están contratadas. Sabemos que hay personas que han sido contratadas como parte del fenómeno de plazas fantasma o sencillamente no llegan a trabajar, o han sido contratadas para cumplir funciones para las que no tienen los requisitos necesarios.
¿Usted reformará la Constitución Política de la República?
No tenemos ninguna intención de reformarla. Primero, el Ejecutivo no puede reformar nada en la Constitución Política. Hoy puede hacer propuestas de reforma, que nosotros sí hemos mencionado, como la creación del distrito 22, para darle el voto a los ciudadanos guatemaltecos en el exterior, para que escojan a sus representantes en el Congreso. Ese es el único que tenemos contemplado en nuestro plan de trabajo.
Para aprobar leyes debe tener alianzas en el Congreso. ¿Ya tienen identificados con quiénes podrían hacerlas?
Nosotros estamos abiertos a trabajar con cualquier diputado o bancada o partido que esté de acuerdo en apoyar ciertas piezas de legislación que nosotros creemos que son necesarias para el país.
Necesitamos una ley de aguas, por ejemplo. Hagamos una coalición alrededor de la ley de aguas, que no necesariamente es la misma que debemos tener alrededor de la ley de competencia, que también la necesitamos.
Entonces, en cada espacio van a tener que irse armando esas alianzas. Lo que nosotros no vamos a hacer son alianzas de tipo transaccional con un partido donde yo te ofrezco algo si me das a mí algo, porque lo que estamos haciendo es llegar abiertos a la posibilidad de negociar con los actores que estén dispuestos a considerar las distintas leyes.
En otro tema: usted habló de despenalizar la marihuana. ¿Sigue en pie eso?
La marihuana ya está despenalizada para uso terapéutico. Lo que falta es un reglamento, y nosotros lo vamos a sacar para regular ese uso, que ya está aprobado, porque ya es legal, lo único que no está regulado, y al no estarlo es un problema.
El Parlacén retiró a la República de China en Taiwán como observador e incluye a la República Popular de China. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Un gobierno no puede revertir una decisión que es tomada colectivamente, y esa es una decisión colectiva que, además, ha sido tomada democráticamente. Lo que nosotros podemos hacer es mantener nuestros vínculos con Taiwán al mismo tiempo que desarrollamos y ampliamos los vínculos con la República Popular de China.
Nosotros creemos que somos el principal socio comercial de China en Centroamérica y creemos en el espacio para crecer y desarrollarse en esa dirección.
¿Dónde vivirá el presidente?
El presidente electo considera que la sede de gobierno debe volver a ser el Palacio Nacional, como parte del rescate de los símbolos institucionales.
“Nosotros tenemos que retomar ciertos símbolos de institucionalidad que se han ido perdiendo, y parte de eso es la utilización del Palacio Nacional como sede del Gobierno. Creo que es necesario regresar a la sede de gobierno al Palacio, no los ministerios; la Presidencia, la Vicepresidencia, las secretarías de la Presidencia”, explicó.
Arévalo también tiene la intención de ocupar la Casa Presidencial como vivienda personal, toda vez cuente con las condiciones de una residencia, luego de un proceso de remodelación en los últimos gobiernos para instalar allí oficinas.
Si las condiciones lo permiten, posiblemente, porque es más práctico, es importante tener a los funcionarios habitando los espacios públicos designados para eso. En Inglaterra, por ejemplo, el primer ministro se mueve al Downing 10 —residencia oficial—, independientemente de que tenga una casa o un castillo. Hay algo simbólico alrededor de esa dirección. Está la Casa Blanca. Tenemos que recuperar ese sentido de institucionalidad.
Pactos
El gobierno de Arévalo apuesta a cuatro pactos nacionales para que sus planes de gobierno puedan trascender los cuatro años de mandato y darle continuidad a la transformación del Estado.
“Son 10 semillas para el desarrollo. Hay nueve que son sobre distintos compromisos y objetivos en áreas sustantivas, en empleo, en carreteras, en salud, en educación, por ejemplo; pero la décima es la semilla del diálogo”, explicó.
El presidente electo reconoció que en cuatro años no podrán resolver todos los problemas del país, por lo que se deben crear mecanismos para darle continuidad a su trabajo.
“Vamos a trabajar en estos cuatro grandes pactos, un pacto nacional por la educación, uno por la salud, otro por el medio ambiente y el pacto nacional por el desarrollo. Cada uno de estos pactos tiene que reunir a los actores que están concernidos con ese tema”, añadió.