Un 23.3% percibe la falta de seguridad como otro de los problemas que se enfrentan en el día a día, y entre esta menciona los asaltos, la delincuencia común y extorsiones. Si bien la corrupción era un tema álgido en las elecciones del 2015, en la actualidad ocupa un tercer lugar, con un 16.8%, mientras que el desempleo -11.3%-, aparece en menor escala.
Los otros problemas que afectan a los entrevistados son pobreza extrema, falta de hospitales, falta de escuelas y programas de educación, y falta de agua potable.
Dos realidades
Los resultados de la encuesta muestran realidades muy distintas de Guatemala. Mientras para los habitantes del área rural la principal preocupación en su cotidianidad es que el dinero no les alcanza, a quienes viven en el área metropolitana lo que más les agobia es la inseguridad.
Eso es reflejo de una sociedad fracturada, señala el antropólogo y politólogo Ricardo Saénz de Tejada, mientras que la socióloga Ana Silvia Monzón lo ve como una ruptura que se hizo más profunda con la pandemia del covid-19.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2018, un 46% de la población en el país es rural, pues se ha dado un desplazamiento de personas del campo a la ciudad, por la falta de oportunidades y por las precariedades que persisten en esa área.
Dicha realidad explica por qué cuatro de cada 10 personas de las áreas rurales coinciden en que el alto costo de la vida es el mayor de sus problemas. La percepción está asociada, según Saénz de Tejada, a los recursos económicos, porque en lo rural la mayoría se ocupa en empleo informal y los ingresos se perciben por debajo del salario mínimo.
“Hablamos de jornaleros que ganan entre Q40 a Q60 al día cuando tienen la posibilidad de conseguir trabajo, pero a las personas mayores, incluso de 50 años, les es difícil generar ingresos. No es de extrañar, entonces, que en las zonas rurales sea la situación económica su mayor preocupación”, dice el antropólogo y politólogo.
Esa falta de recursos se enfatiza más conforme desciende el nivel socioeconómico de la población. Un 38% de los encuestados del nivel D1/D2 -bajo- refirió que su condición es limitada para suplir las necesidades básicas.
Son las mujeres quienes perciben en mayor porcentaje que el dinero no alcanza en el hogar -37.6%-. Tanto jóvenes como adultos tienen la misma sensación, que los bienes y servicios están más caros, como menciona el estudio de ProDatos.
Saénz es de la opinión de que, si bien a mayor capacidad económica el alto costo de la vida no está entre las principales preocupaciones de la población, tarde o temprano el deterioro de la situación puede golpear a las clases altas y medias.
Falta de seguridad
En el área metropolitana las dificultades económicas pasan al tercer lugar de las preocupaciones. En esta región afecta en mayor medida la inseguridad. Uno de cada tres encuestados respondió que el principal problema son los asaltos, la delincuencia y las extorsiones.
Carlos Mendoza, consultor de la organización Diálogos, indica que la mayoría de los fenómenos criminales ocurren en el ámbito urbano, aunque eso no signifique que en el rural no se registren.
El crecimiento caótico de la ciudad de Guatemala -asentamientos humanos, tráfico, comercio- no concuerdan con un diseño urbanístico que propicie la seguridad ciudadana y la convivencia, agrega, por lo que es lógico que la mayoría de los delitos ocurran en las zonas urbanas. La difusión de estos hechos a través de las redes sociales y de la prensa llevan a que la población tenga una mayor percepción de inseguridad.
Los casos de extorsiones también suman a esa sensación de riesgo de ser víctima de la delincuencia, como indica Saénz de Tejada. Agrega que es un tema que se ha salido de control y que afecta a personas particulares y comercios, y menciona lo ocurrido hace unas semanas en Villa Nueva, donde una pizzería tuvo que cerrar por ese acoso.
En cuanto a seguridad, Mendoza añade que Guatemala ha tenido un serio retroceso y señala que el país venía con una baja en las cifras de la violencia homicida, pues en el 2020 se reportaron 15.1 homicidios por cien mil habitantes y para el 2022 la cifra llegó a 17 -estadísticas de la Policía Nacional Civil (PNC) recopiladas por Diálogos-.
“Hay cierta lógica en que la gente esté percibiendo que hay un incremento en la violencia”, dice Mendoza.
Corrupción
La corrupción también preocupa a los pobladores, pero tiene mayor peso entre los de la metrópoli, donde un 24% lo considera un problema serio. El agobio es menor en el interior urbano, de 18.4%, y baja más en el área rural, con un 12.2%.
A criterio de Saénz de Tejada, esa sensación es más fuerte en la capital porque existe más información sobre funcionarios señalados de actos corruptos y del saqueo del Estado.
Esta situación también podría explicar, según el entrevistado, el comportamiento de la intención de voto que refleja la Encuesta Libre 2023, pues expresa el rechazo a las élites políticas tradicionales que “encarnan justamente la corrupción”, ya que el favoritismo se volcó hacia el presidenciable Carlos Pineda, quien participa por primera vez en las elecciones generales y logró un 23.1%, mientras que se observa un fuerte antivoto hacia candidatos como Sandra Torres, 34.8%, y Sammy Morales, 16.1%.
“La corrupción se convirtió en un tema central en el 2015 y fue lo que posibilitó la victoria del entonces candidato liberal que se presentaba como ni corrupto ni ladrón -Jimmy Morales-”, indica Sáenz de Tejada.
Los niveles de mayor poder económico enfatizan más en la corrupción. En el BC1 -alto y medio/alto-, cuatro de cada 10 personas la colocan como el principal problema. La proporción desciende a dos entre el nivel C2/C3 -medio y medio/bajo-, y el D1/D2 -bajo-, con uno de cada 10.
A los hombres -21%-, más que a las mujeres -12.5%-, les preocupa esa situación, la cual agobia más a los jóvenes.
El desempleo también está entre los principales problemas para la población. Se encuentra al final de la lista al medir la percepción por región, nivel socioeconómico, sexo y edad, ya que está por debajo del 14%.
Las carreteras son un dolor de cabeza
Ante la pregunta ¿Cuál es el principal problema que percibe en su comunidad? Cuatro de cada 10 entrevistados en el área rural exponen como el mayor de sus males el deterioro de las carreteras. La proporción se reduce a dos cuando señalan la falta de agua potable como el segundo aspecto de mayor preocupación.
Estos problemas están ligados a la falta de infraestructura. Monzón menciona que no es más que un reflejo de la ausencia del Estado y que es más marcado en el área rural, pues la mayoría de los servicios están centralizados en el departamento de Guatemala, principalmente en la capital.
De esa cuenta, no es de extrañar que un 9% de los encuestados mencionara que en el área rural existen pocas escuelas y también se quejara del mal estado en de los edificios educativos.
Ese mismo porcentaje señaló falta de centros de salud. Al respecto, datos de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa) indican que existen mil 833 puestos de salud, cuando la Organización Panamericana de la Salud (OPS) refiere que debe haber uno por cada cinco mil habitantes. Se necesitarían, entonces, unos 2 mil 800 si se toma como referencia el total de guatemaltecos que reporta el Censo de Población y Vivienda 2018.
En el área rural también hay expectativa por que se creen fuentes de trabajo, pero los encuestados también mencionan la falta de otros servicios esenciales como la energía eléctrica y drenajes, o bien el colapso de estos en las calles de las comunidades.
Con estos datos, Monzón ve una marcada desigualdad y exclusión del área rural, característica que se ha mantenido casi de manera histórica en el país. “Hay una enorme brecha entre el campo y la ciudad”, agrega.
Dicho enunciado se refuerza al conocer los principales problemas para las personas en la metrópoli, donde a seis de cada 10 encuestados les preocupan la inseguridad y las extorsiones.
Demanda de seguridad
A criterio de la socióloga es lógico que haya una mayor percepción de inseguridad en las ciudades grandes, y que esa sensación se eleve cuando hay períodos electorales, por lo que los políticos aprovechan para, en campaña, ofrecer solucionar el problema si llegan a la Presidencia.
La falta de agua es otra de las quejas que los encuestados enumeran, independientemente del área donde residan -metrópoli, interior urbano o rural-, así como también el mal estado de las carreteras, situación que ocasiona pérdidas económicas y de tiempo, además de dificultar la movilidad. Esa situación acarrea serias repercusiones en los precios de los productos de la canasta básica y de otros servicios. De ahí que la demanda sea mejorar la red vial.
Los entrevistados del área metropolitana recalcan -4%- en la falta de transporte público, pues luego de la pandemia se carece de un servicio eficiente y suficiente para que la población se pueda trasladar.
Los problemas que se observan en el interior urbano tienen mayor relación con los que se reportan en el área rural, y según Monzón se debe a que la brecha entre la ciudad de Guatemala y centros urbanizados, como las cabeceras de Quetzaltenango o Escuintla, es bastante amplia, por lo que sus necesidades son más parecidas a las de poblaciones rurales.
El llamado de los analistas a los candidatos presidenciales es que tomen en cuenta las demandas de la población y los problemas que la aquejan para plantear soluciones serias que den alivio a los guatemaltecos.