Progresivamente la calificación de los últimos gobernantes ha caído y el índice de desaprobación en año electoral —el último de cada administración— pasó del 45 al 75% en 12 años.
En la Encuesta Libre de 2011, el 11% de los encuestados calificó la gestión de Álvaro Colom de buena. En 2015, fue un 13% el que le dio esa calificación a Otto Pérez Molina, aunque probablemente las respuestas aún no se veían influenciadas del todo por el escándalo de defraudación aduanera La Línea -en el cual resultaría señalado el mandatario, en agosto- que el Ministerio Público y la Cicig revelaron el 16 de abril, justo en el período (15 al 21 de abril) que se levantaba la encuesta.
En 2019, el porcentaje de guatemaltecos que calificaron la gestión de Jimmy Morales de buena cayó hasta ubicarse en apenas 8%. Sin embargo, para el actual mandatario dicho índice de aprobación se desplomó hasta el 3%.
Causas
El director general del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (Incep), Rubén Hidalgo, calificó el índice de aprobación de Giammattei de “apabullante” y “demoledor”, a la vez de afirmar que en estos tres años y medio se ha profundizado la problemática nacional mientras la institucionalidad pública no responde a las necesidades de la población.
Añadió que, para una democracia, la calificación al mandatario es “lapidaria” porque esta se construye sobre la percepción de confianza “y no se puede ser líder de un proyecto de nación” si esta no existe.
Para el analista, la falta de capacidad de respuesta del Gobierno está relacionada con factores como la corrupción, el narcotráfico y el crimen organizado, males que se han “corporativizado” y formado equipo para desarticular a las instituciones que deberían tener el propósito constitucional de conseguir el bien común.
Aparte, añadió Hidalgo, la ciudadanía percibe que el Gobierno no ha querido enfrentar problemas torales de la Nación, como salud, educación, desnutrición, infraestructura y seguridad. “Este gobierno es uno de los peores calificados a raíz de ese gran vacío que está dejando la institucionalidad pública”, comenta.
Respuesta
En cuanto a la evaluación, el Gobierno de la República, por solicitud de Prensa Libre, afirmó que “la popularidad no siempre es indicador de calidad”, y destacó que se han hecho esfuerzos que “han permitido consolidar la economía de Guatemala” ante calificadoras internacionales de riesgo, lo que ha permitido mejorar la calificación del país, “por el buen manejo de la economía”.
“Durante 2022 se registró una reactivación económica sin precedentes. Guatemala hoy cuenta con una economía próspera, con la mejor calificación de la historia para la atracción de inversión extranjera, con lo que se demuestra que se está entregando un país más próspero”, precisó la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia.
Asimismo, recordó que la gestión de Giammattei tuvo que enfrentar el desafío mundial de la pandemia, lo cual los obligó a tomar medidas que no son populares pero que resultaron efectivas para el bienestar del país, ya que incluso fueron reconocidas a escala internacional.
En este sentido, Hidalgo, director general del Incep, cree que la pandemia fue una oportunidad desaprovechada para que ministros y secretarios compartieran la visión de propiciar mejores condiciones de vida.
En opinión de Lucy Rodríguez, analista política independiente, Giammattei perdió una oportunidad de oro de que el Gobierno recuperara la confianza, al seguir con el patrón del abandono del Estado a la población. “Pudo ser una oportunidad para hacer lo que se tenía que hacer y tomar acciones para reconquistar a la población”, opina.
Al explicar el porqué del rechazo a la administración actual, la analista lo atribuye a varios factores como el mal manejo de la pandemia, específicamente la cuestionada compra de vacunas, el hermetismo con los medios de comunicación, la creación del Centro de Gobierno, que estuvo a cargo de uno de sus principales allegados, así como el haber nombrado a Consuelo Porras para otro período al frente del Ministerio Público.
Rodríguez también cree que la gestión de Nayib Bukele en El Salvador pudo haber afectado. “Lo peor que le puede pasar a alguien que va mal es que a la par tenga a alguien que va muy bien”, subraya.